25 de julio de 2021

Crítica de los comunistas albaneses a la experiencia soviética (2)

II

PROCESO DE DETERIORO DE LAS RELACIONES CON LA URSS (1956-1961)

En febrero de 1956 se celebra el XX Congreso del PCUS. Previamente, desde la muerte de Stalin en 1953, tuvo lugar un período de preparación enmarcado en una indudable lucha de líneas dentro del partido. Hubo toda una modificación de los acuerdos del XIX Congreso del Partido: reducción a la mitad de los miembros del Presidium, modificaciones en los acuerdos y los objetivos de la planificación económica,… La lucha dentro del Partido llevó al arresto y fusilamiento de Beria y sus seguidores, a la dimisión de Malenkov como jefe del gobierno y a la consolidación de las posiciones políticas e ideológicas de Jruschov.

El XX Congreso tuvo una enorme trascendencia tanto en el interior de la URSS, como en los partidos comunistas de todo el mundo y, también, en la lucha revolucionaria mundial. En el Informe principal se sitúan unas bases de modificación de la política del PCUS y de todo el movimiento comunista internacional, que rompen con la línea revolucionaria mantenida por los comunistas y revisan concepciones ideológicas del marxismo-leninismo: se revisa la concepción revolucionaria de la coexistencia pacífica transformándola en una teoría del equilibrio al estilo bujarinista y, consecuencia de esta premisa, se pone en primer plano la ‘vía pacífica’ al socialismo que convierte en inocua la lucha de la clase obrera consciente y a los partidos comunistas. Con buen criterio, se debe definir esta política como revisionista de derecha.

Por otro lado, el llamado ‘Informe secreto’, según sus creadores, un informe para luchar contra el ‘culto a la personalidad’ y contra el ‘dogmatismo stalinista’, lo que hace realmente es revisar completamente la historia de la lucha de clases revolucionaria en la Unión Soviética y de su desarrollo socialista a base de tergiversaciones y mentiras sobre Stalin[1], en realidad, tergiversaciones sobre el Partido Bolchevique destinadas a transformar la política marxista-leninista en política revisionista.

El ‘golpe’ dado por Jruschov en el XX Congreso no acabó con la lucha dentro del PCUS ni tampoco en el movimiento comunista internacional, pero provocó la división de este último. En un primer momento, condujo a los cambios de política de los partidos comunistas, la condena de lo que llamaban ‘stalinismo’, la condena de muchos dirigentes de diversos partidos, la rehabilitación de Yugoslavia con su ‘vía nacional’, el ‘policentrismo’ que posteriormente condujo al eurocomunismo,… En definitiva, fueron los primeros pasos de la vía revisionista, que en un largo proceso, provocó la caída del socialismo en la mayoría de los países a finales de los años ’80 del siglo XX.

La resistencia internacional, dentro de los países socialistas, la protagonizaron el Partido Comunista de China y el Partido del Trabajo de Albania. Con diversos procesos, comprendieron la deriva revisionista y ayudaron a muchos comunistas del mundo a entender la misma. El Partido del Trabajo de Albania, hasta llegar a desarrollar la crítica a las nuevas posiciones del PCUS, tuvo que pasar por un proceso: desde el apoyo a las posiciones del XX Congreso hasta la crítica general, pasando por un período de crítica que se explicaba en la lucha concreta que estaba librando el PTA contra las posiciones de los yugoslavos. En este proceso muy probablemente tuvo que ver el conocimiento de las críticas de los comunistas chinos. En este capítulo veremos este proceso de entendimiento del significado revisionista de la nueva línea a través de la crítica que hacen en diferentes fases de las posiciones soviéticas.

RelatandoHistoria on Twitter: "La dictadura albanesa de Enver Hoxha mantuvo  una buena relación en su primer periodo con la URSS hasta que falleció  Stalin. Con el ascenso de Nikita Jrushchov las relaciones


 

 

EL XX Congreso del PCUS (1956)

Podemos situar un primer período, dentro de las posiciones del PTA en relación a las posturas emanadas del XX Congreso del PCUS, que puede definirse como de acuerdo con las nuevas posiciones, tanto sobre el tema del ‘culto a la personalidad’, como de la cuestión de la coexistencia pacífica y el apoyo a las decisiones del PCUS como líder del movimiento comunista internacional. Así podemos ver como los comunistas albaneses condenan el ‘culto a la personalidad’ de Stalin, el cual se situó “por encima del Partido y del pueblo” y causó un gran daño al socialismo.

 “El PCUS condenó con razón el culto a la personalidad generado hacia J. V. Stalin durante los últimos años de su vida; culto que causó un gran daño a la Unión Soviética […]. Debería decirse que Stalin, tras conseguir que el Partido Comunista de la Unión Soviética y el pueblo soviético obtuviesen grandes victorias que llevaron al triunfo del socialismo, se comenzó a situar por encima del Partido y del pueblo, abandonando así a las masas y siendo esto un error que fue muy costoso para el pueblo soviético y el socialismo”[2].

De todas formas, valoran la ‘cuestión Stalin’ de una manera distinta a como lo expuso Jruschov en su ‘Informe secreto’. Los comunistas albaneses dividen el período de Stalin en dos fases, la segunda de ellas es la crítica, en la cual se situó por encima de todo, “abandonando a las masas”. Pero esto sucedió, según dicen, tras conseguir el “triunfo del socialismo”, o sea, valoran una primera fase de la vida de Stalin como de entrega al socialismo (cosa que no hace Jruschov). Aunque en seguida se desmarcan de todo el remolino que se está formando por los cambios en la URSS diciendo que no es cosa de los comunistas albaneses, sino un problema de la URSS, como vemos en la siguiente cita:

 “Nosotros estimamos, por ejemplo, que hemos dicho al Partido y al pueblo todo lo que debían saber sobre la cuestión Stalin y seguiremos diciéndolo. En cuanto a la manera como se han desarrollado los acontecimientos en la URSS y sus consecuencias, éstas son cuestiones que interesan exclusivamente al Partido Comunista de la Unión Soviética y al pueblo soviético y no a nosotros”[3].

En estos momentos, los comunistas albaneses todavía se mantienen de acuerdo con la política de coexistencia pacífica tal como se planeaba en el XX Congreso del PCUS que aparentemente reducía la tensión internacional y podría acabar con las guerras.

 “El III Congreso de nuestro Partido se reúne en un momento en que, gracias a la política pacífica de la Unión Soviética y de los demás países del campo socialista, gracias al poderoso movimiento de los pueblos contra la guerra y en defensa de la paz, la guerra ha cesado en esos países y se vislumbra una reducción de la tensión internacional”[4].

Y alababa esta política, en términos y argumentos muy parecidos a los expuestos por Jruschov[5].

 “La política leninista de paz y de amistad entre los pueblos, la política de coexistencia pacífica seguida con perseverancia por los países del campo socialista, corresponde a los intereses vitales de todos los pueblos. Ha encontrado el apoyo de los Estados y de las fuerzas amantes de la paz, contra la guerra. Ha ejercido una influencia decisiva en la lucha de los pueblos por la paz, contra la guerra, contra la carrera armamentística, contra los bloques militares agresivos, contra la política belicista de los imperialistas, por el desarme, por la seguridad colectiva y por la cooperación internacional”[6].

Incluso, se muestran convencidos que la URSS apoya a los pueblos independientes en la lucha por el socialismo, opinión que después de la ruptura con los soviéticos se convertirá en la contraria: “La resistencia de los pueblos independientes afro-asiáticos al imperialismo cuenta con el respaldo de la Unión Soviética, de China y de todos los países del campo socialista […]”[7]. Lo único particular de esta declaración es la mención que hace de China como nombre propio, ya a principios de 1957, detrás de la Unión Soviética, que probablemente es síntoma de su peso dentro del movimiento comunista internacional, aunque no sabemos si los comunistas albaneses empezaban a conocer las críticas de los chinos al XX Congreso del PCUS.

Los acontecimientos en Polonia y el intento contrarrevolucionario de Hungría, en octubre-noviembre de 1956, causó gran preocupación en el PTA, criticando estos acontecimientos como una ofensiva del imperialismo, con el apoyo de los revisionistas, contra el socialismo como consecuencia del XX Congreso; criticando la actitud conciliadora de la dirección soviética hacia las direcciones de los partidos húngaro y polaco; y criticando, a su vez, y principalmente, la actitud conciliadora de los soviéticos hacia Yugoslavia que lo situaban como participante en los complots como agente del imperialismo en Europa del Este. De todas formas, a pesar de las quejas, el PTA llega a la conclusión acertada de proclamar la intervención en Hungría del Pacto de Varsovia como un acto de internacionalismo proletario:

“Respondiendo al llamamiento del Gobierno de los obreros y campesinos húngaros. La Unión Soviética ayudó al pueblo húngaro a aniquilar a sus enemigos, a salvar su libertad, su independencia, el poder popular y el socialismo. Apoyando al pueblo húngaro en su lucha contra los enemigos imperialistas y los enemigos del interior, la Unión Soviética cumplió un noble deber internacionalista e hizo al mismo tiempo un inapreciable servicio a la causa del socialismo, a todo el movimiento comunista internacional”[8].

A mediados de 1957 los comunistas albaneses todavía estaban convencidos de lo acertadas de las posiciones del XX Congreso pues las había confirmado “la vida misma”, apoyando la expulsión del ‘grupo antipartido’. Según el PTA, la política definida en el XX Congreso era marxista-leninista, al menos la política interna, la internacional y la económica, conservando la “genuinidad”[9] marxista-leninista.

 “Cuando el grupo antipartido[10] fue expulsado del Partido soviético a finales de junio, el Partido albanés apoyó con presteza esta acción de Jruschov y sus secuaces. El 4 de julio se adoptó una resolución del Comité Central albanés, que condenaba la actitud fraccional del grupo Malenkov-Kaganovich-Molotov y expresaba su total solidaridad con el PCUS y su decisión. Un comentario albanés en julio afirmaba que ‘la vida misma ha confirmado, sin duda alguna, la genuinidad y la prudencia de la política marxista-leninista definida en el XX Congreso del PCUS, tanto en torno al desarrollo futuro de las fuerzas productivas de la URSS como sobre la situación internacional’”[11].

En esta época, sabemos que el PTA tenía discrepancias con los soviéticos en la valoración sobre Stalin, en las consecuencias internacionales del ‘Informe secreto’ (ataque imperialista contra el socialismo, vías nacionales al socialismo, manifestaciones ‘antisoviéticas’ de dirigentes comunistas como Togliatti o Gomulka,…) y en la conciliación con el revisionismo yugoslavo. Pero, en general, se alineaba con la política soviética, no relacionaba aún el modelo de coexistencia pacífica de Jruschov, la primacía de la vía pacífica, los cambios económicos en la URSS, la eliminación del ‘grupo antipartido’, etc., con las consecuencias, ni tampoco el ‘ataque a Stalin’ como un ataque al marxismo-leninismo, o sea, no veía aún la esencia de los fenómenos: la línea revisionista del PCUS.

Los desacuerdos se acentúan por la cuestión yugoslava

Como decíamos, la crítica de los comunistas albaneses se centra en las consecuencias del XX Congreso y, principalmente, en la conciliación y concesiones a los revisionistas yugoslavos. Como decíamos más arriba, la URSS de Jruschov derogó arbitrariamente las resoluciones del Kominform sobre Yugoslavia, pidió disculpas a Tito en Belgrado y reestableció las relaciones. Estos hechos no gustaron nada a los comunistas albaneses que protestaron ante ellos, menos aún después de la visita de Tito a Moscú en junio de 1956, donde se ampliaron las relaciones económicas e internacionales entre los dos países. El PTA nunca estuvo de acuerdo con este restablecimiento de relaciones. Ellos se habían mantenido fieles en todo momento al movimiento comunista internacional y a la URSS como su principal baluarte; habían luchado en primera línea contra el revisionismo yugoslavo; cambió de posición en las relaciones con Yugoslavia de acuerdo con la Kominform; acusaban a los yugoslavos de inmiscuirse continuamente en los asuntos internos de Albania y el PTA, queriendo hacer de Albania una colonia; de preparar complots contra su dirección y su línea política; y, además, estaba sobre la mesa el asunto del tratamiento represivo hacia los albaneses que vivían en Yugoslavia.

La conciliación y las concesiones por parte de la URSS hacia Yugoslavia, minusvaloraba las posiciones mantenidas por el PTA, que se vio obligado a restablecer las relaciones diplomáticas, aunque no lo hizo con las relaciones entre los partidos. Los acontecimientos de Polonia y Hungría, generan nuevos argumentos para afianzar las posiciones albanesas e intentar girar de nuevo la política hacia Yugoslavia a la mantenida tras las resoluciones del Kominform. En noviembre de 1956, Hoxha hace una primera dura crítica al PCUS pero sólo en relación a su actitud “oportunista” en el tema de las concesiones a Yugoslavia, sobre todo después de haber comprobado sus acciones y declaraciones sobre los hechos de Polonia y sobre la intervención militar en Hungría.

“…soy de la opinión de que no debemos hacer concesiones del género de las que intenta hacer la dirección del PCUS, porque suponen una actitud acentuadamente oportunista. A mi parecer, en esta grave situación vienen desempeñando un papel extremadamente importante las intrigas titoístas cuyo objetivo es crear conflictos entre nuestros dos partidos y entre los demás partidos comunistas y obreros que defienden el marxismo-leninismo […].

“Este esclarecimiento[12] es igualmente necesario por el hecho de que debemos exponer abiertamente nuestras opiniones a la dirección del PCUS, como lo hicimos para demostrar nuestro desacuerdo por el viaje que Jruschov hizo a Yugoslavia y con la apreciación que hizo de Tito. Hemos manifestado nuestros puntos de vista y los hemos transmitido al CC del PCUS, por eso podemos reiterarlos también ahora. Pero en la práctica debemos tener en cuenta que yendo a la Unión Soviética podremos encontrarnos frente a cosas sobre las cuales no podremos hacer ninguna concesión de principios. Puede ser incluso que las cosas lleguen a un punto en que nos veamos obligados a decir a la dirección soviética: ’Ustedes se equivocan, nos oponemos a las concesiones que hacen’. Esto se producirá si los camaradas soviéticos, y de ello hay una probabilidad entre mil, no se dan cuenta de las concesiones que han hecho y no rectifican su posición […]. “Independientemente de que no estamos de acuerdo con la Unión Soviética, debemos criticar a la dirección soviética afirmando que no compartimos sus actitudes oportunistas en la cuestión yugoslava […]”.

Hoxha advierte que la actuación de Yugoslavia está destinada a dividir al movimiento comunista internacional, se basa en las declaraciones en contra de la intervención militar del Pacto de Varsovia en Hungría, acusando a la URSS de colonialista, también en los acuerdos con la dirección polaca que planteaba una vía nacional al socialismo y, por ejemplo, en el acogimiento de Imre Nagy[13] en la embajada yugoslava en Budapest. Hoxha le echaba la culpa a Yugoslavia de generar inestabilidad en los países socialistas y no perdona a la URSS que, a pesar de los acontecimientos en Hungría, siguiese manteniendo relaciones con Yugoslavia. El texto sigue en el plano crítico-acusatorio:

“…la lucha contra el titoísmo es una de las cuestiones de principios más importantes. El titoísmo debe ser desenmascarado. Respecto a ello, la actitud de los camaradas soviéticos después del XX Congreso es de tal naturaleza que tiende a subestimar el peligro del titoísmo, a no apreciarlo en su justo valor. Se cubre con tupido velo la ideología titoísta, su actividad de espionaje y sus intrigas. Se nos dice que es sólo cuestión de táctica (¡ojalá lo sea!), pero incluso considerándola como táctica nos parece sospechosa y errónea. Nuestro Partido no ha actuado así, se atiene siempre a los principios del marxismo-leninismo, estamos por la amistad con Yugoslavia, pero no por ello violaremos los principios.

“Los camaradas soviéticos han subestimado no solamente el peligro titoísta, sino también la justa actitud de nuestro Partido […]. Pero, al parecer, han considerado nuestros puntos de vista y nuestras actitudes como pequeñas cuestiones locales […]”.

Aquí la crítica ya se plantea en el plano ideológico, contraponiendo el marxismo-leninismo con el ‘titoísmo’, siendo una cuestión de principios la lucha contra el revisionismo. Es lo que podemos entender de la crítica. Pero resulta un poco problemático comprender a qué se refiere exactamente con la referencia a la violación de los principios porque no sabemos si se refiere a las relaciones con Yugoslavia, a la táctica (con la que están en desacuerdo), a las concesiones o a la lucha ideológica, pues habría que valorarlos de manera distinta y de manera dialéctica según las diversas interrelaciones. Si se está de acuerdo con las relaciones con Yugoslavia y, a la vez, se está en contra de la táctica, cuando parece ser que en ese momento la táctica soviética eran las relaciones con Yugoslavia, debería explicarse en qué se violan los principios del marxismo-leninismo.

 “Tomemos la cuestión del llamado culto a la personalidad de Stalin. El imperialismo se aprovechó de ello y comenzó a desarrollar una terrible actividad para denigrar a la Unión Soviética y a todo nuestro campo. El imperialismo es el principal organizador de la lucha contra la Unión Soviética en relación con el ‘culto a la personalidad de Stalin’, pero somos de la opinión de que Tito es el brazo derecho y tiende a destruir el campo socialista.

“Puede ser que los camaradas soviéticos revisen su actitud hacia Tito, esto es lo que deseamos, pero la situación creada por los titoístas se ha embrollado de tal manera que los soviéticos ahora no saben cómo salir de este enredo. No podemos concebir que viejos camaradas bolcheviques observen una actitud oportunista hacia los titoístas”[14].

Todo parece indicar que los comunistas albaneses consideran a los yugoslavos como agentes del imperialismo y que trabajan para “destruir el campo socialista”, por tanto, creen que los soviéticos no pueden tener una actitud complaciente con ellos. Teniendo esto en cuenta, se podría hablar de mantener una política errónea, incluso, si se quiere, peligrosa, pero no tiene por qué ser violadora de los principios del marxismo-leninismo (ideas fundamentales del marxismo-leninismo). Más adelante hablaremos sobre la cuestión de los principios[15]. Lo que está claro es que los comunistas albaneses empezaban a ver los peligros del revisionismo ‘titoísta’ amparados por su propia experiencia ‘nacional’.

Durante los meses posteriores a la contrarrevolución en Hungría, se produjo una escalada de la lucha ideológica a nivel internacional. Los imperialistas acusaban a la Unión Soviética de querer colonizar al resto de los países socialistas y llamaban a estos a independizarse de los soviéticos. Yugoslavia, aunque continuaba con las relaciones con los países socialistas, también utilizaba los mismos argumentos que los imperialistas, así lo expresaban los soviéticos, “Bulganin sostenía que los dirigentes yugoslavos ‘no diferían de los imperialistas en su valoración de los sucesos húngaros’”[16]. Los dirigentes albaneses, después de su visita a Moscú, donde presentaron sus quejas y preocupaciones, defendieron de manera justa a la Unión Soviética y al socialismo de los ataques imperialistas y revisionistas, pero hasta tal punto que no valoraron acertadamente entonces la lucha de líneas que se producía en la Unión Soviética y apoyaron a Jruschov frente al llamado ‘grupo antipartido’, como ya dijimos más arriba.

El documento que más nos interesa en este sentido es el Informe presentado por Hoxha al III Pleno del CC del PTA, en el cual realiza esta defensa de la Unión Soviética y los países socialistas, poniendo el XX Congreso como lanzadera de la ofensiva imperialista y revisionista, o sea, insinuando que en ese Congreso algo no había sido correcto.

“Después del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, las fuerzas reaccionarias, los elementos derechistas y oportunistas bajo las consignas demagógicas de la lucha contra el ‘culto de Stalin’ y el ‘burocratismo’, por la ‘democratización del sistema socialista’, por ‘una nueva vía polaca’, por ‘la igualdad’, por ‘la no injerencia en sus propios asuntos internos’, por ‘la soberanía y la independencia en lo que respecta a la Unión Soviética’ y otras, desataron una feroz ofensiva para denigrar a la Unión Soviética, al Partido Obrero Unificado Polaco y al poder popular en Polonia”[17]. Reclama la “… consolidación de nuestro campo con la Unión Soviética al frente”[18]

“Después del XX Congreso, cuando los imperialistas y todos los enemigos del socialismo intentaron sacar provecho de las críticas formuladas contra Stalin para lanzar ataques contra el marxismo-leninismo y los partidos comunistas…”[19]. Reclama, “El papel dirigente de la Unión Soviética en todo el movimiento comunista está determinado por condiciones históricas”[20].

Todas esas calificaciones entrecomilladas son las que proclamaban los revisionistas de las ‘vías nacionales’ como Gomulka y Cyrankievicz en Polonia, Nagy en Hungría, Tito y Popovich en Yugoslavia o Togliatti en Italia, las cuales repetían los imperialistas para dividir el movimiento comunista internacional.

“Los imperialistas y los revisionistas del marxismo-leninismo han desencadenado una desenfrenada campaña de calumnias contra los vínculos de los países socialistas y de los partidos comunistas con la Unión Soviética. Tanto los imperialistas como los elementos oportunistas han acusado a la Unión Soviética de haber establecido con los países socialistas relaciones, supuestamente, injustas, de haber esclavizado a estos países y, en consecuencia, de haberle hecho perder su independencia. Han atizado sistemáticamente sentimientos nacionalistas y antisoviéticos en dichos países. Han lanzado consignas demagógicas, exhortando a que cada país reconquistara la ‘independencia’ frente a la Unión Soviética, instaurara la ‘soberanía’ de su propio país, etc.”[21].

Hoxha niega que las relaciones de los países socialistas con la Unión Soviética sean injustas y que quiera someter y esclavizar al resto de países, y califica estos comportamientos como nacionalistas y antisoviéticos.

“Inmediatamente después del XX Congreso del PCUS, los enemigos inflaron desmedidamente los ‘errores’ de Stalin y los pregonaron a los cuatro vientos a fin de desacreditar a los Estados socialistas, a los partidos comunistas y a sus dirigentes, para sembrar el desorden ideológico y la discordia en el movimiento comunista internacional. Bajo la presión de esta campaña, los elementos oportunistas y vacilantes levantaron cabeza y comenzaron a atacar frenéticamente a los partidos revolucionarios valiéndose de consignas falsas y antimarxistas (tales como ‘democratización’, ‘desestalinización’, ‘independencia’, ‘bienestar del pueblo’ y otras por el estilo). […].

En la cita del discurso inmediatamente anterior, empieza a situar la causa por la cual el imperialismo y los revisionistas atacan a los estados socialistas y a los partidos comunistas: en el XX Congreso se proclamaron los ‘errores’ de Stalin, aunque no responsabiliza aún a los dirigentes soviéticos, sino a los “enemigos” del socialismo por inflarlos. Tampoco niega los ‘errores’, aunque sí es verdad que al ponerlos entre comillas, al menos, parece que los cuestiona. En los párrafos siguientes, si bien no niega los errores, ensalza muy acertadamente los aciertos de Stalin y su figura como “gran marxista”, además de indicar que “en las cuestiones esenciales […] jamás cometió errores”.

“No estamos de acuerdo con todos aquellos que niegan la actividad revolucionaria de Stalin en conjunto y que ven en ella sólo el lado negativo. Estimamos que Stalin debe ser correctamente apreciado. J. V. Stalin, como se sabe, fue un gran marxista, porque, después de Lenin, defendió el marxismo-leninismo de todos los enemigos y revisionistas e hizo una valiosa contribución al desarrollo de esta ciencia. Él tiene grandes méritos en la preparación  y el desarrollo de la Revolución de Octubre, en la edificación del primer Estado socialista, en la victoria histórica sobre los invasores fascistas, en el avance del movimiento comunista y obrero internacional. Por todas estas razones, Stalin gozaba de una gran autoridad no solamente en la Unión Soviética, sino también en el mundo entero. En las cuestiones esenciales, como es la defensa de los intereses de la clase obrera y de la teoría marxista-leninista, la lucha contra el imperialismo y otros enemigos del socialismo, jamás cometió errores, ha sido y será, en cambio siempre un ejemplo. […]

“La bandera de la lucha contra el ‘stalinismo’ con la cual se disfrazan los dirigentes yugoslavos y todos los revisionistas, les sirve para arreglar las cuentas a todos sus adversarios. Veamos como proceden: califican las justas tesis marxista-leninistas de ‘dogmatismo stalinista’, a los partidos comunistas y a sus dirigentes que son fieles al marxismo-leninismo de ‘stalinistas’, nuestros sistemas estatales y económicos de ‘burocratismo stalinista’, y todo lo que es ’stalinista’ debe ser liquidado y sustituido por aquello que es ‘antistalinista’. La división de los partidos y de los comunistas en ‘stalinistas’ y ‘antistalinistas’, y la guerra a los ‘stalinistas’ tal como la llevan a cabo los dirigentes yugoslavos, sólo sirve para escindir el movimiento obrero”.[22]

Estas posiciones y análisis son muy acertados, pero aún no acusa a los dirigentes soviéticos de revisionistas, sino que pone a los yugoslavos como cabecillas de estas maniobras.

Después en este discurso explica las relaciones con Yugoslavia desde el Pleno de Berat[23] en 1944 hasta el encuentro PCUS-LCY de 1957, pasando por el intento de Federación Balcánica, y la Declaración de Belgrado de 1955. Acaba hablando de los albaneses de Kosovo y Metohia, acusando de que “… la dirección yugoslava sigue allí una política de exterminio”[24]. En el encuentro en Moscú entre el PTA y el PCUS, el PTA manifiesta que aceptó “el mejoramiento de nuestras relaciones de Estado a Estado”, pero, “sin embargo, los yugoslavos han continuado por el mismo camino, organizando un complot contra nuestro Estado y nuestro Partido”. Asegurando  que “a los camaradas soviéticos les hablamos igualmente de la cuestión de Kosovo. Les dijimos que la población albanesa es bastante grande: […] nuestro Partido ha observado una actitud internacionalista, dando muestras de paciencia y sangre fría, porque la dirección yugoslava anti-marxista, nacionalista y chovinista sigue con los albaneses de Kosovo una política más brutal que la que practicaban los reyes serbios”[25].

Como vemos, la crítica principal que realizan a los soviéticos no es que su línea del XX Congreso sea revisionista, tampoco que sean responsables de las consecuencias de este Congreso relatadas anteriormente, sino de seguir manteniendo relaciones con los dirigentes yugoslavos que son los dirigentes del revisionismo, anti-marxistas y anti-albaneses[26], y son los que promueven junto con los imperialistas la campaña contra la Unión Soviética, los países socialistas y los partidos comunistas.

En consecuencia, en 1957, los comunistas albaneses comprendían las consecuencias del XX Congreso y veían la causa en las exageraciones en las críticas a Stalin, pero todavía no comprendían la línea revisionista de los dirigentes del PCUS y, de momento, se limitaban a criticar a estos por sus relaciones con los revisionistas yugoslavos.

 El discurso en la Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros de 1960.

Es importante señalar, aunque sea muy breve y sintéticamente, una serie de acontecimientos que posibilitaron el cambio de posición, el nuevo posicionamiento de los comunistas albaneses o, si se prefiere, la comprensión por ellos del revisionismo soviético y sus contenidos. De esta manera, sobre la realidad del momento, podremos valorar con algo más de precisión los contenidos de la crítica que realizan a partir de 1960 de la experiencia soviética.

1.- Las relaciones entre la Unión Soviética y Yugoslavia siguen un proceso de altos y bajos, de unidad y lucha, en donde en cada período toma más protagonismo el acercamiento o el conflicto. Los momentos de acercamiento son los que provocan las críticas de los comunistas albaneses. Así podemos observar que hay dos acontecimientos que provocan mayores tensiones entre la URSS y Albania: en primer lugar, la reunión en Rumanía, de agosto de 1957, de las delegaciones soviética y yugoslava, encabezadas por Jruschov y Tito, en la cual alcanzan una voluntad de reforzar la colaboración y manifiestan el acuerdo que existe sobre la política internacional; y, en segundo lugar, la visita de Jruschov a Tirana en la cual el mandatario soviético presiona a Albania para mejorar las relaciones con Yugoslavia. Por otro lado, el alejamiento de Belgrado y Moscú (y de todos los países socialistas), se produce principalmente en abril de 1958 con ocasión del programa revisionista aprobado y las intervenciones de sus líderes criticando a la URSS y al campo socialista en el VII Congreso del partido yugoslavo celebrado en Ljubljana.

2.- La Conferencia de representantes de Partidos Comunistas y Obreros de los países socialistas, celebrada en noviembre de 1957, fue un escenario en el que se enfrentaron moderadamente las posiciones encabezadas, una por el PCUS y la otra por el Partido Comunista de China (PCCh). En la resolución se ensalzaba el XX Congreso del PCUS como iniciador de una “nueva etapa en el movimiento comunista internacional”[27], la política principal de coexistencia pacífica y las diversas vías al socialismo; pero no se renunciaba a la lucha de clases, se situaba al revisionismo como el enemigo principal[28] y se comenzaba a hablar del ‘revisionismo contemporáneo’.

3.- A finales de 1957, Albania  ya tenía unas relaciones comerciales fluidas con China, que fue aumentando paulatinamente en los siguientes años. En la Conferencia del ’57 muy probablemente empezó a conocer las posiciones chinas sobre el ‘revisionismo moderno’. Y ya  a principios del año 1960, es conocido que los comunistas chinos y albaneses compartían opiniones sobre el revisionismo soviético, la estrategia internacional y la opinión negativa sobre la ‘desestalinización’. La influencia de los comunistas chinos pudo ser clave para reconocer el revisionismo soviético.

4.- Las relaciones de Albania con la URSS estaban muy relacionadas con la ayuda soviética al desarrollo de Albania: ayuda económica, préstamos ventajosos, condonación de deuda, ayudas de técnicos, especialistas, asesores, formación en la URSS de técnicos y profesionales, ayuda militar, etc. Pero este período también estuvo marcado por las presiones: primero por la decisión a finales de 1958 del COMECON de realizar una división socialista internacional del trabajo; y, segundo para mejorar las relaciones con Yugoslavia. Ninguna de las dos cuestiones eran compartidas por los albaneses: la primera, porque limitaría su desarrollo industrial; y, la segunda, por ‘cuestiones de principios’, según exponían.

5.- En junio de 1960, Jruschov viaja a Grecia, y allí hace unas declaraciones en las cuales  no niega, sino que concilia, las pretensiones griegas sobre un territorio albanés, saliéndose de esta manera de lo aprobado en la Conferencia de 1957 y causando una grave afrenta a los comunistas albaneses.

6.- Poco después, en el mismo mes de 1960, durante el Congreso del partido rumano, se celebra un contacto preliminar de partidos para preparar la Conferencia internacional de 1960. Jruschov y la delegación soviética presentan una declaración de condena a China, para que los demás partidos la firmen en el acto. Nuevamente los soviéticos actúan de manera arbitraria y los comunistas albaneses, que ya tenían una buena amistad con los comunistas chinos, se niegan en rotundo a esta maniobra: primero, porque la reunión era solamente para poner fecha a la Conferencia internacional; segundo, porque consideran que las divergencias entre partidos deben primero intentar solucionarse en conversaciones amistosas, tal como ponía la declaración de 1957; y, tercero, porque no se puede condenar sin oír a la otra parte.

7.- Ante esta negativa de los albaneses, los soviéticos efectúan una presión económica con retrasos en la entrega de equipos industriales y del ejército, y retrasos en la entrega de grano cuando en Albania había habido una mala cosecha. Por otro lado, los comunistas albaneses acusan a los soviéticos de intentar una maniobra para derrocar a la dirección albanesa: se expulsa del partido a los miembros de la dirección pro-soviéticos y se les condena a muerte.

En este marco se celebra la Conferencia de Partidos Comunistas y Obreros de noviembre de 1960 en Moscú, llamada la ‘Conferencia de los 81 partidos’. Aquí los comunistas albaneses ya estaban convencidos del revisionismo de los dirigentes soviéticos y en el discurso[29] de Enver Hoxha realizan la primera crítica de manera global, en términos muy duros, a su política.

 “El imperialismo no depondrá las armas por su propia voluntad. Creer en semejante cosa significa engañarse a sí mismo y engañar a los demás […]

“Las tácticas y los compromisos de principios de nuestra parte, para ser admisibles, deben ayudar a nuestra causa y no a la del enemigo…”. Llegando a la premisa de que el imperialismo no ha cambiado, sigue siendo agresivo y que solamente el triunfo del socialismo contra el imperialismo es garantía para acabar con las guerras.

Afirma con pleno acierto que “…no podrá haber comunista verdadero que esté contra la coexistencia pacífica, contra la paz. El gran Lenin ha establecido, por primera vez, el principio de coexistencia pacífica de los países con diferentes sistemas sociales como una necesidad objetiva, mientras existan a la par en el mundo países socialistas y países capitalistas.

“Coexistencia pacífica entre dos sistemas opuestos no quiere decir, como pretenden los revisionistas contemporáneos, que tengamos que renunciar a la lucha de clases. Por el contrario, la lucha de clases ha de proseguir, y debe fortalecerse cada vez más la lucha política e ideológica contra el imperialismo, contra la ideología burguesa y la revisionista. A la vez que se lucha consecuentemente para establecer la coexistencia pacífica leninista sin hacer ninguna concesión de principios al imperialismo, se ha de desarrollar en mayor medida la lucha de clases en los países capitalistas, así como en el movimiento de liberación nacional de los pueblos de los países coloniales y dependientes”.

Como vemos, empieza realizando una crítica a la concepción de la coexistencia pacífica de los dirigentes soviéticos. Una crítica muy acertada porque el planteamiento de Hoxha es el mantenido por los comunistas soviéticos antes de la llegada de Jruschov al poder. Éste desvirtúa la concepción que se mantenía de la coexistencia pacífica. Si echamos la vista unos pocos años antes, en concreto nos vamos a 1952, podemos comprobar cómo la posición planteada por los dirigentes soviéticos en el XX Congreso ya era criticada por Stalin. Así se expresaba en la lucha de líneas que había entonces:

“Algunos camaradas afirman que, debido al desarrollo de nuevas condiciones internacionales después de la segunda guerra mundial, las guerras entre los países capitalistas han dejado de ser inevitables. Consideran esos camaradas que las contradicciones entre el campo del socialismo y el campo del capitalismo son más fuertes que las contradicciones entre los países capitalistas; que los Estados Unidos dominan lo bastante a los demás países capitalistas para no dejarles combatir entre sí y debilitarse mutuamente. […] Estos camaradas se equivocan. Ven los fenómenos exteriores, que aparecen en la superficie, pero no advierten las fuerzas de fondo que, si por el momento actúan imperceptiblemente, serán, en fin de cuentas, las que determinen el desarrollo de los acontecimientos. […] Se dice que la tesis de Lenin relativa a que el imperialismo engendra inevitablemente las guerras debe considerarse caducada, por cuanto en el presente han surgido poderosas fuerzas populares que actúan en defensa de la paz, contra una nueva guerra mundial. Eso no es cierto. […] Para eliminar la inevitabilidad de las guerras hay que destruir el imperialismo”[30].

Así se plantea correctamente el problema de la “inevitabilidad de las guerras” y la necesidad de la lucha contra el imperialismo. Si bien es cierto que la URSS en el período de Stalin planteaba que “la política exterior soviética parte del hecho de la coexistencia durante un período largo, entre los dos sistemas”, mantenía que “el objetivo principal del campo imperialista es el fortalecimiento del imperialismo, la preparación de una nueva guerra imperialista, la lucha contra el socialismo y la democracia, y el apoyo a los regímenes y movimientos reaccionarios profascistas del mundo”, tal como señalaba Zdhanov en el Informe a la 1ª Conferencia de la Kominform[31] de 1947. 

También Malenkov hace un planteamiento parecido en el Informe al XIX Congreso del PCUS, de 1952, aunque añade que durante la coexistencia pacífica “el sistema de economía socialista demostrará notablemente […] su superioridad”[32]. Pero, de ninguna manera, se consideraba como un principio inmutable, sino como la política exterior del momento, aunque ni siquiera en ese período que exigía esa política se renunciaba a la lucha de clases. La política planteada por Jruschov en el XX Congreso sobre la coexistencia pacífica generaba una ruptura con la línea política revolucionaria, poniendo en primer plano la coexistencia pacífica como una base fundamental del marxismo-leninismo (en lugar de un principio político práctico). 

Los dirigentes revisionistas soviéticos recogían la teoría mecanicista del equilibrio, planteada en la Unión Soviética por Bujarin, sobre la posibilidad de convivencia pacífica en paralelo entre el socialismo y el capitalismo que, a través de la emulación pacífica, acabará el capitalismo integrándose en el socialismo. 

Jruschov recoge la línea política de la oposición de derecha de finales de los años ’20 y le marca un sentido internacional.

A continuación manifiesta Hoxha en su discurso que los partidos comunistas de los países imperialistas deben luchar para que su país establezca la coexistencia pacífica con los países socialistas, pero también tienen la obligación “en alianza con todo el proletariado mundial, deben hacerle la vida imposible al imperialismo” y luchar por la toma del poder. Luego se pregunta si eso puede hacerse por la violencia o por la vía pacífica y parlamentaria, diciendo que: “Esta cuestión estaba clara, el camarada Jruschov la embrolló en balde en el vigésimo Congreso y lo hizo hasta el punto de llegar a agradar a los oportunistas”. Acaba llegando a la acertada conclusión siguiente: “… nuestro Partido opina que debemos prepararnos para los dos caminos y hacerlo bien, fundamentalmente para la toma del poder mediante la violencia, ya que si nos preparamos bien en este sentido también la otra posibilidad tiene mayor probabilidad de éxito”.

De nuevo, la crítica es perfectamente correcta. Ya Lenin planteaba que pensar que los capitalistas se iban a someter pacíficamente a la voluntad de la mayoría de los explotados era “una estupidez pequeñoburguesa”[33]. Pero en la lucha de clases política, siempre surgen situaciones excepcionales, y podría surgir una situación concreta en la que el acto de toma del poder pudiese realizarse pacíficamente[34], pero inmediatamente el sostenimiento del poder tendría que hacerse de manera violenta.

Después de un relato larguísimo sobre las afrentas que la URSS ha realizado a Albania, críticas y acusaciones muy razonables en muchos casos y, en otros, no sabemos si exageradas o al menos fuera de tono, manifiesta una posición que sí es de principios, hablando sobre el derecho de crítica: “Es el marxismo-leninismo el que nos ha dado el derecho a exponer nuestras ideas y nadie nos lo puede quitar, ni con presiones políticas o económicas ni con amenazas o los epítetos que puedan aplicarnos”.

Después de una nueva larguísima disquisición sobre Yugoslavia, entra en el terreno de la defensa de Stalin, que en realidad significaba defender la experiencia socialista soviética.

 “El PTA se encontraba ante un gran dilema. No estaba, como por lo demás no estará jamás, convencido de la razón por la que se condenó al camarada Stalin de la manera y en la forma como lo hizo el camarada Jruschov. Si, en general, nuestro Partido adoptó las formulaciones del XX Congreso sobre esta cuestión, no se ajustó estrictamente a las limitaciones fijadas por él, ni cedió frente a los chantajes e intimidaciones que se le hacían desde el exterior.

“El PTA se mostraba realista sobre la cuestión de Stalin, se mostraba justo y agradecido para con este glorioso marxista a quien, mientras vivió, nadie tuvo la ‘valentía’ de criticar y a quien, después de muerto, se le cubre de barro. Así se ha creado una situación intolerable. Toda una época gloriosa […] quedó privada de cabeza, de guía.

“El PTA considera que no es justo, normal ni marxista que el nombre y la gran obra de Stalin sean borrados de toda esa época, como se está haciendo. La obra inmortal de Stalin nos incumbe a todos defenderla. Quien no la defienda es un oportunista y un cobarde”.

Y acaba insistiendo en que sólo se han visto los errores de Stalin y: “Desde luego, había que superar el culto a la personalidad de Stalin, pero ¿acaso se puede decir, como se dijo, que Stalin era el artífice mismo de ese culto a la personalidad?”.

Este discurso en la Conferencia de 1960, marca un momento clave en la lucha contra el ‘revisionismo moderno’, pues es la primera vez que públicamente se manifiestan las críticas contra esta línea dirigidas a la URSS directamente[35] y en defensa del marxismo-leninismo, porque los comunistas chinos todavía no habían sacado a la luz todas estas discrepancias que empezaron a manifestar desde 1956. De todas formas, la influencia china es evidente, con la diferencia que los comunistas chinos dieron a sus críticas un nivel teórico en la defensa del marxismo-leninismo más profundo, mientras que los albaneses lo evidencian con una base mucho más práctica, de experiencia propia para defender la construcción del socialismo en su país.

Enver Hoxha - Wikipedia, la enciclopedia libre


 

 

 

 

 

 

 

La ruptura y el XXII Congreso del PCUS

El discurso de Hoxha crea una gran conmoción y conduce a la ruptura de relaciones de la URSS con Albania. En 1961, la Unión Soviética retira los especialistas de Albania, concluye el acuerdo comercial, retira al embajador y a los militares, cancela las becas a estudiantes, los programas de ayuda y, en diciembre, rompe relaciones diplomáticas. En octubre de 1961 se celebra el XXII Congreso del PCUS, en él, Jruschov, arremete contra los dirigentes albaneses:

“Los hechos prueban que en estos últimos tiempos los dirigentes albaneses, contrariando sus aseveraciones anteriores y las decisiones del Congreso de su Partido, han cambiado bruscamente sin motivo, su orientación política: se han puesto a envenenar fuertemente las relaciones con nuestro Partido y con la Unión Soviética. Han comenzado a separarse de la Línea General aprobada por todo el movimiento comunista mundial sobre los grandes problemas de nuestro tiempo, […].

“Aparentemente, los dirigentes albaneses no estaban de acuerdo en su fuero interno con las conclusiones de las Conferencias de los Partidos hermanos de 1957 y 1960; como se sabe, estos aprobaron las decisiones del XX Congreso y la orientación de nuestro partido en vistas a superar las consecuencias dañinas del culto a la personalidad. Esta posición de los dirigentes albaneses es debida a que, con gran pena por nuestra parte, han vuelto a adoptar los mismos métodos que tuvimos en nuestro país en el período del culto a la personalidad […]”.

“La orientación elaborada por el XX Congreso de nuestro partido, es una orientación leninista, y no podemos ceder en una cuestión de principios ante los dirigentes albaneses ni ante ningún otro”[36].

En cierta medida, Jruschov tiene razón en cuanto a que los comunistas albaneses se apartan de la Línea General llevada a cabo por el movimiento comunista internacional y de algunas de las conclusiones de las Conferencias. También es cierto que los albaneses cambiaron de posición y que aquellas Conferencias aprobaron las decisiones del XX Congreso. Pero Jruschov, evidentemente, este cambio de posición lo señala como una desviación de los principios del leninismo, cuando en realidad la ruptura con su posición anterior les hace recuperar preceptos del marxismo-leninismo. Lo que posiblemente no sea tan positivo, es haberse quedado fuera del entramado del movimiento comunista internacional, con lo cual había muchas menos posibilidades de influir ideológicamente en los partidos hermanos y muchas menos posibilidades de ayudar a los marxistas-leninistas de esos partidos, además de tener que desarrollar el socialismo con muchas más dificultades y mucho más aislado. Quizás faltó un conocimiento de la maniobra política, que es perfectamente legítima en los comunistas, y una valoración de las posibilidades de ganar la batalla, como explicaba Lenin: “Aceptar el combate cuando es ventajoso a todas luces para el enemigo, y no para nosotros, constituye un crimen”[37]. Más adelante hablaremos sobre los compromisos.

Después de las palabras de Jruschov, Chu En-Lai manifiesta que las discrepancias hay que resolverlas con paciencia, con igualdad de derechos y en el espíritu del internacionalismo proletario: “Es imposible considerar como una actitud marxista-leninista seria, el hecho de exponer, abiertamente ante el enemigo las discusiones que tienen lugar entre partidos hermanos y países hermanos. Esta actitud no puede más que alejar a los amigos y aglutinar a los enemigos”[38]

Cierto es que en las declaraciones de las Conferencias de los Partidos Comunistas afirman que las discrepancias deberían resolverse tal como plantea Chu En-Lai, pero creemos que, tal como enseña el leninismo, la solución de las discrepancias fundamentales, no pueden limitarse a un debate de dirigentes, sino que deben convertirse en aprendizaje también para todos los comunistas y el proletariado.

En la clausura del Congreso, Jruschov insiste en el ataque contra los albaneses: “Sin duda esperan preparar de esta forma el terreno para merecer el derecho de limosnas de los imperialistas. Los imperialistas están siempre dispuestos a pagar las treinta monedas a aquel que siembra la escisión en las filas comunistas, pero el recibir estas monedas nunca han aportado a nadie más que la vergüenza y el deshonor”[39]. Jruschov utiliza aquí unas formas despreciables en su acusación sin objetividad ni demostración alguna, que embarran mucho más la posible existencia de alguna posibilidad de compromiso.

Ante este sinsentido de acusaciones, el CC del PTA responde a través de una resolución con plena razón: “[…] N. Jruschov, de hecho, ha atacado abiertamente la unidad del movimiento comunista y obrero internacional y la unidad del campo socialista. N. Jruschov tiene sobre sí la responsabilidad de esta actuación antimarxista y de todas las consecuencias que se puedan derivar de esto”[40]

Y, en efecto, el movimiento comunista internacional quedó roto y la responsabilidad cae fundamentalmente en los dirigentes soviéticos. Todavía hoy vivimos las consecuencias.

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[1] Merece la pena leer el libro de Grover Furr, “Kruschev mintió”, editado en español por Documentos Comunistas o en Vadell Hermanos Editores.

[2] Enver Hoxha: “El marxismo-leninismo nos enseña que es el pueblo el creador de la historia”, 14/04/1956. Tomo XIII de las Obras Completas. Mencionado por Bitácora Marxista-Leninista: http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2019/09/el-pce-m-l-y-la-cuestion-albanesa.html

[3] E. Hoxha: “No relajemos jamás nuestra vigilancia y las tentativas, esfuerzos y métodos sutiles del enemigo”. 26/04/1956. Obras Escogidas, tomo II, págs. 495-496. Ed. 8 Nentori. Tirana 1975.

[4] E. Hoxha: “Informe presentado ante el III Congreso del PTA ‘Sobre la actividad del Comité Central del PTA’”. 25/05/1956. O. Escogidas, tomo II, pág. 502.

[5] Nos referimos a que se plantea como una continuidad de la política leninista sin ver todavía la ruptura que produjo la concepción sobre la coexistencia pacífica de Jruschov con la política de paz de Lenin y la de coexistencia pacífica seguida por la URSS después de la Guerra Mundial durante el período de Stalin.

[6] E. Hoxha: “Sobre la situación internacional y las tareas del Partido” (Informe al III Pleno del CC del PTA, 13/02/1957). O. E., tomo II, pág. 678.

[7] Id. pág. 684.

[8] Id. pág. 690.

[9] Autenticidad.

[10] El llamado por Jruschov “grupo antipartido” era la mayoría del Presidium del Comité Central del PCUS, que en mayo de 1957 ante las reformas económicas jruschovianas, en una votación de 7 a 4, consiguieron la destitución de Jruschov como Secretario General para sustituirlo por Bulganin. En una rápida maniobra, Jruschov convocó de urgencia al Comité Central y allí ganó la votación, entonces fueron destituidos Malenkov, Molotov, Kaganovich y Shepilov; y, al poco tiempo, Bulganin, Saburov y Pervujin.

[11] Mencionado en http://bitacoramarxistaleninista.blogspot.com/2019/09/el-pce-m-l-y-la-cuestion-albanesa.html, y sacado de “CIA; Relaciones soviético-albanesas 1940-1960” (de 1962), a cuyo enlace original actualmente no se tiene acceso.

[12] Se refiere a la incomprensión de algunas cuestiones de las que hace la URSS, sobre todo en el tema yugoslavo.

[13] Líder del partido húngaro que dirigió las reformas revisionistas en este país. Tras intervenir el Pacto de Varsovia, Yugoslavia le protegió en su embajada. Después fue deportado a Rumanía. Más tarde fue juzgado y condenado a muerte.

[14] E. Hoxha: “De ninguna manera debemos transigir con los principios”. 13/11/1956. O. E., tomo II, págs. 644-648. Las citas anteriores son de este texto.

[15] Desde esta época hasta la actualidad se van repitiendo muy a menudo las aseveraciones sobre los principios del marxismo-leninismo a muchas actuaciones políticas tácticas solamente por no compartirlas, sin ver la flexibilidad táctica teniendo en cuenta la realidad concreta que exige el marxismo-leninismo.

[16] Leandro Rubio García: “Actualidad del ‘revisionismo’ yugoslavo”. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2494907.pdf

[17] E. Hoxha: “Sobre la situación…”. Pág. 694.

[18] Id. pág. 697.

[19] Id. pág. 699.

[20] Id. pág. 702.

[21] Id. pág. 705.

[22] Id. págs. 713-716.

[23] Es el Pleno del CC del Partido Comunista de Albania donde se aprueba una línea pro-yugoslava. Después de la condena a Yugoslavia por el Kominform, los albaneses condenaron también la línea aprobada en Berat y a varios de los principales dirigentes del partido.

[24] Id. pág. 740.

[25] E. Hoxha: “Preservemos sólida nuestra unidad porque es vital”. Informe al Buró Político sobre las conversaciones de Moscú entre PTA y PCUS. 3/01/1957. O. E. tomo II, págs. 660-661.

[26] Aunque en este discurso Hoxha no utiliza este término, en la “Historia del Partido del Trabajo de Albania” se utiliza con frecuencia, en muchas ocasiones ligado a ‘anti-marxista’.

[27] https://obtienearchivo.bcn.cl/obtienearchivo?id=documentos/10221.1/12937/1/197916.pdf, pág. 29.

[28] En realidad hacía un equilibrio entre el peligro revisionista y el dogmatismo y dejaba a criterio de cada partido decidir cuál era el principal: “… el peligro principal lo constituye el revisionismo, es decir, el oportunismo de derecha, como manifestación de la ideología burguesa que paraliza la energía revolucionaria de la clase obrera y exige el mantenimiento o la restauración del capitalismo. Sin embargo, el dogmatismo y el sectarismo pueden constituir el peligro principal en distintas etapas del desarrollo de uno u otro partido. Cada partido comunista determina qué peligro es el mayor para él en cada momento”. Id. pág. 23.

[29] E. Hoxha: “Discurso pronunciado en la Conferencia de los 81 partidos comunistas y obreros celebrada en Moscú”. 16/11/1960. O. E., tomo II, págs. 825-903.

[30] Stalin: “Los problemas económicos del socialismo en la URSS”. https://www.eroj.org/biblio/stalin/economic/problema.pdf, págs. 19-21.

[31] https://es.scribd.com/doc/309570132/Andrei-Zhdanov-Sobre-la-situacion-internacional-1947-pdf, pág. 15.

[32] https://docs.google.com/file/d/0ByP565N0sPRSaHc3ZjI1bmpRQ2M/edit

[33] Lenin: “Tesis sobre las tareas fundamentales del segundo congreso de la Internacional Comunista”. OC., Ed. Progreso, 1986, tomo 41, pág. 192.

[34] En el texto “Acerca de los compromisos”, Lenin plantea esta posibilidad de la siguiente manera: “Sólo en nombre de ese desarrollo pacífico de la revolución –posibilidad extraordinariamente rara en la historia y extraordinariamente valiosa, excepcionalmente insólita…”. https://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/oe12/lenin-obrasescogidas07-12.pdf

[35] En abril de 1960, el PCCh sacó un artículo titulado “Viva el Leninismo”, en el que se hace la primera denuncia pública del revisionismo contemporáneo, pero sin mencionar a la URSS.

[36] Jean Baby: “Los orígenes de la controversia chino-soviética”. Ed. Emiliano Escolar, págs. 61-62.

[37] Lenin: “La enfermedad infantil del ‘izquierdismo’ en el comunismo”. O. C., tomo 41, pág. 64.

[38] Id. pág. 63.

[39] Id. pág. 64.

[40] Id. pág. 64.

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