Por Iván P. Checa
Normandía tuvo su importancia por la participación, (¡por fin después de tres años!), de los EEUU e Inglaterra en la apertura de un segundo frente de guerra, pero no obtuvieron los objetivos previstos, al quedar encajonados en las localidades francesas cercanas a las playas de desembarco. Los líderes occidentales pidieron al Consejo Estatal de Defensa Soviético que les ayudara con alguna ofensiva.
La Operación Bagratión por el contrario, si fue un punto clave para entender la derrota de la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, aunque ladinamente el imperialismo no ha difundido sus hechos entre la población y se desconozca entre la mayoría. Supuso la total destrucción de 17 divisiones del Grupo de Ejércitos Centro y más de 50 quedaron gravemente dañadas. Fue la mayor derrota de las fuerzas alemanas de tierra durante la Gran Guerra Patria, y la Wehrmacht perdió unos 409.000 soldados, muchos más hombres y material que en la bolsa de Stalingrado, ocurrida 16 meses antes.
Cuando tuvo lugar el desembarco de Normandía, no fueron trasladadas al oeste ninguna de la divisiones de la más potente fuerza de combate nazi en el Frente del Este, el Grupo de Ejércitos Centro.
Esta potente concentración de fuerzas fue destrozada por la ofensiva del Ejército Rojo, entre el 22 de junio hasta mediados de agosto de 1944. También supuso el avance por los Países Bálticos y Ucrania. En definitiva, las tropas soviéticas consiguieron recuperar el terreno que aún permanecía bajo la ocupación del Tercer Reich desde 1941.
Para hacernos una idea de la magnitud de la Operación Bagration, y para compararla con el Desembarco de Normandía, conviene señalar que el Ejército Rojo, comandado por el Mariscal Zhukov, desplegó 10 veces más soldados que las fuerzas aliadas en el Día D, y frente a ellos la Wehrmacht tenía el triple de hombres de los que tenía defendiendo el célebre Muro Atlántico. Max Hastings en su libro Armaggedon, señala:
“La contienda entre el Ejército Rojo y la Wehrmacht hizo parecer ridícula la campaña occidental en escala, intensidad y ferocidad”.
¿Como el Ejército Rojo logró esta hazaña?
En principio tras las batallas del 43, quedó demostrado que tras el paso del Dnieper, el Ejército Rojo sabía organizar grandes operaciones con una capacidad de dirección muy moderna. Antes de esta batalla, a fin de despistar completamente a los nazis, el Consejo de Defensa utilizó el "engaño militar" en ruso "maskirovka". El tráfico de vehículos soviéticos fue intencionalmente reducido en la zona central de Bielorrusia e intensificando en el sector noroccidental de Ucrania, para que así el mando alemán no sospechara de que el verdadero golpe se asestaría al norte de los pantanos del río Prípiat.
El movimiento de tropas soviéticas de reserva se realizó en medio del mayor secreto, transmitiéndose órdenes muy anticipadas, exigiendo que los estados mayores de cada Ejército soviético emitieran sólo órdenes verbales (y nunca escritas) y evitando los aparatos de telecomunicación. Las tropas se transportaron solamente de noche y sin encender las luces de los camiones, con normas muy severas de marchar a una misma velocidad de convoyes a fin de evitar accidentes.
Ataque en el Centro
La sorpresa ocasionada a las fuerzas alemanas por el avance en la liberación de Bielorrusia, llevó a las fuerzas soviéticas del 1.er Frente Bielorruso y del 2.º Frente Bielorruso a las órdenes del Mariscal Konstantín Rokosovski a expulsar a los nazis de Mogilev, Vitebsk y Babruisk.
En Minsk se encontraba el Cuartel General del Grupo de Ejércitos Centro, y se había convertido en el punto de reunión de todas las tropas alemanas que retrocedían desde los alrededores de Mogilev y Vítebsk, así como de la guarnición alemana de la ciudad de Babruisk que había podido huir. Pese a la tenaz resistencia de los alemanes, Minsk fue tomada por los soviéticos el 3 de julio tras una feroz batalla defensiva, capturándose a 50.000 soldados alemanes en una nueva bolsa, incluso pequeños grupos de soldados alemanes que se habían replegado en puestos más avanzados quedaron apresados.
El empuje de las tropas soviéticas continuó, alcanzando las zonas más occidentales de Bielorrusia, lanzando sólidos ataques para tomar Grodno, Bialystok, y junto a las fuerzas guerrilleras alcanzar Vilnius, capital de la Lituania Soviética.
Diez días después de la toma de Minsk, el Ejército Rojo alcanzó la frontera prebélica, deteniendose para reponer fuerzas, cuando las líneas de suministro soviéticas comenzaron a correr riesgo de no alcanzar a su vanguardia, tal había sido su éxito. Mientras los alemanes se empezaron a reorganizar con nuevas divisiones y fundiendo las que habían quedado destrozadas.
Ataque en el Norte
El mariscal soviético Iván Bagramián responsable del Primer Frente Báltico, lanzó la gran ofensiva el 5 de julio (disponía del 43° Ejército, del 4° Ejército de Choque y el 6° Ejército de Guardias) para tomar completamente Lituania, teniendo como objetivo las ciudades de Siauliai y Kaunas. Siauliai fue tomada el 27 de Julio, llegando el 31 al golfo de Riga, cercando a las fuerzas germanas de Letonia y Estonia. De hecho, la mayor parte del Grupo de Ejércitos Norte Nazi estaba concentrada a lo largo de la costa báltica desde Narva a Riga. Solamente un fuerte contraataque alemán (tanto desde el sur como de las fuerzas cercadas) pudo restablecer posteriormente la conexión terrestre con Prusia y salvar algunas fuerzas.
Desenlace
Esta fue con mucho la mayor victoria en términos numéricos del Ejército Soviético. Además reconquistaron una vastísima extensión de territorio en dos meses, recuperando casi todas las zonas controladas por la URSS antes de la invasión alemana.
El Ejército Nazi ya no se repuso de las pérdidas de material y soldados sufridas durante esta ofensiva, pues perdieron al final de la Operación Bagratión casi una cuarta parte de todas las tropas activas que mantenían en el Frente del Este. Les causó un número de bajas mucho mayor en apenas 58 días, que en la batalla de Stalingrado en 155 días. Aisló al Grupo de Ejércitos Norte del Grupo de Ejércitos Sur alemanes, obligando a este último a retirarse prontamente del territorio soviético situado en los límites entre Ucrania y Rumanía, a fin de evitar un cerco masivo. Este hecho causó, indirectamente, que los gobiernos rumano y búlgaro abandonaran su alianza con el Reich en agosto y septiembre de 1944, respectivamente.
Para comparar esta batalla con el Desembarco en Normandía y la Invasión de Italia, todos los Aliados se enfrentaron a sólo un 25% de la fuerza total de unidades de la Wehrmacht disponibles, el 75 % restante de las fuerzas germanas se encontraba combatiendo al Ejército Rojo en algún lugar del Frente Oriental.
Cuando en agosto terminó la operación, estuvo claro que las fuerzas del Ejército Rojo eran la verdadera amenaza para terminar la guerra y llegar a Berlín.
Bibliografía consultada:
* Muñoz Lorente, Antonio (2020). Operación Bagration, 1944; La gran ofensiva de Stalin en el este. España: HRM ediciones. ISBN 9788417859008.
* Max Hastings (2005). Armageddon. La derrota de Alemania, 1944-1945. Barcelona: Crítica. ISBN 978-84-9892-055-0.
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