6 de noviembre de 2020

LOS BOLCHEVIQUES, LIDERADOS POR LENIN, CONQUISTAN EL PODER.

Revolución soviética de Octubre

 

 

 

Por Esteban Zúñiga.


“La insurrección para poder triunfar no debe apoyarse en un una conjura, en un partido, sino en la clase de vanguardia. Esto en primer lugar. En segundo lugar, debe apoyarse en el “entusiasmo revolucionario del pueblo”
 
Y, en tercer lugar, debe apoyarse en el “momento crítico” de la historia de la creciente revolución en que sea mayor la actividad de la vanguardia del pueblo, en que sean mayores “las vacilaciones” en las filas de los enemigos y “en las filas de los amigos débiles, inconsecuentes e indecisos de la revolución.  Estas tres condiciones al plantear el problema de la insurrección son precisamente las que diferencian “el marxismo y el blanquismo”.
 
Pero, si se dan estas condiciones, negarse a considerar que la insurrección es “un arte” significa traicionar al marxismo y traicionar a la revolución.
 
Para demostrar por qué precisamente en el momento actual es “obligatorio” para el Partido reconocer que la “insurrección” ha sido puesta en el orden del día por la marcha de los acontecimientos y considerarla un arte. (…)”. (V. I. Lenin. “El marxismo y la insurrección (Carta al Comité Central del POSD (b) de Rusia”. Escrito el 26-27 (13-14) de septiembre de 1917; y publicado por primera vez en el nº 2 de “Proletárskata Revoliutsia”, en 1921).
 
Eran unos momentos en que la situación política y social en Rusia estaría en una completa descomposición desde que la Revolución de Febrero de 1917 había conseguido derrocar al régimen zarista; conformándose la existencia de dos poderes en Rusia: por un lado el Gobierno Provisional encabezado por el príncipe Lvov y el Soviet de trabajadores y soldados.
 
La derrota del golpe de Estado encabezado por el general Lavr Kornilov del 9-14 de septiembre (27 de agosto-1 de septiembre) de 1917, en la que los bolcheviques jugarían un papel primordial, haría que se acrecentara en éstos tanto su autoconfianza como su iniciativa y audacia por un lado, y la simpatía de los trabajadores. Lo que unido a un contexto político, económico y social marcado por la opción del Gobierno Provisional de continuar la guerra y las penurias que sufrían tanto los trabajadores de los centros urbanos como el campesinado conformarían un “cóctel” revolucionario que harían que las distancias entre el pueblo ruso y el Gobierno Provisional, donde los social-revolucionarios y los mencheviques se negaban a romper u coalición con los constitucionalistas, los terratenientes y la burguesía, se fuera acrecentando.
 
Situación que llevaría a Lenin a decir que era imposible la realización de la revolución de un “modo pacífico”, y que ya no existían caminos intermedios, y a lo que se encaminaba Rusia era una dictadura burguesa bonapartistas o la toma del poder por parte de los trabajadores y por los Soviets, ayudados por el campesinado. 
 
Así , el 25 de septiembre de 1917 Lenin escribiría una carta al Comité Central y los comités de Petrogrado y Moscú del POSD (B) de Rusia, bajo el título de “Los bolcheviques deben tomar el poder”, en el que afirmaría:
“Después de haber conquistado la mayoría en los Soviets de diputados obreros y soldados de ambas capitales, los bolcheviques pueden y deben tomar en sus manos el poder del Estado.
 
Pueden, pues la mayoría activa de los elementos revolucionarios del pueblo de ambas capitales es suficiente para llevar tras de sí a las masas, vencerla resistencia del enemigo, derrotarlo, conquistar el poder y sostenerse en él; pueden, pues al proponer en el acto la paz democrática, entregar en el acto la tierra a los campesinos y restablecer las instituciones y libertades democráticas, aplastadas y destrozadas por Kerenski, los bolcheviques formarán un gobierno que “nadie” podrá derrocar.”
 
No obstante, Lenin encontraría una fuerte oposición en el seno de la dirección del partido bolchevique, encabezada por Lev Kámenev y Grigori Zinóviev y otros dirigentes que acusarían a Lenin de aventurerismo y blanquismo por lo que pedían que se atrasara la puesta en marcha de la insurrección pues consideraban que la situación no estaba aún madura, que la situación de la economía rusa imposibilitaba la construcción de un Estado obrero, que los enemigos de la revolución eran aún muy poderosos, que el apoyo del campesinado era aún muy endeble, … Circunstancias que hacían conveniente atravesar un paso intermedio de desarrollo capitalista y de democracia burguesa, lo que les llevaba a concluir que la situación no estaba lo suficientemente madura.
 
En un principio Lenin se quedaría en minoría dentro del Comité Central, pero eso no haría que se conformara y con una fuerte determinación actuaría consecuentemente, como lo había hecho cuando se había quedado en minoría cuando había presentado sus “Tesis de Abril”, afirmando:
“Me veo obligado a pedir mi salida del Comité Central, y así lo hago, y a reservar mi libertad de agitación en la base y el congreso del partido.”
 
Sin embargo, no haría pública su dimisión, e iniciaría una campaña entre los cuadros medios y los militantes del partido bolchevique contra el aparato central del partido.
 
Finalmente, en la noche del día 23 de octubre de 1917 se reunirían, en el domicilio de Galina Flakserman, una maestra y veterana bolchevique, 12 de los 21 miembros del Comité Central del Partido bolchevique, que tras un enconado debate decidiría lanzarse a la insurrección armada y a la conquista del poder, Lenin había conseguido la mayoría para llamar y organizar la insurrección. Decisión que sólo contaría con la oposición de Grigori Zinóviev y Lev Kámenev.
 
Sin embargo, éstos últimos no aceptarían la decisión, y así Lev Kámenev publicaría una carta en un periódico no bolchevique, en el que advertía:
“No sólo Zinóviev y yo, sino una porción de compañeros, estimamos que sería un acto inadmisible, funesto para el partido y la revolución, tomar la iniciativa de la insurrección armada en el momento presente.”
 
Situación que pondría a prueba a Lenin, que lejos de amedrentarse pasaría por encima de las dudas, vacilaciones y temores ante una posible derrota de sus camaradas, basado en su firme confianza en la capacidad revolucionaria de las capas explotadas por la burguesía y en que sí existía un aparato capaz de reemplazar al Gobierno Provisional: los Sóviets.
 
La insurrección estaría en un principio prevista para el 28 (15) de octubre, pero sería aplazada para diez días después, haciéndola coincidir con el inicio del II Congreso de los Soviets.
 
El día 6 de noviembre los Guardias Rojos lograrían hacerse con el poder de todos los puentes de Petrogrado y rechazarían los intentos de los oficiales cadetes para aislar a los distritos obreros del centro de la ciudad. Las tropas revolucionarias ocuparían, de inmediato, varios puntos estratégicos como la central de telégrafos, las estaciones de ferrocarriles, las oficinas postales, los bancos, las agencias de prensa, la estación del Báltico (Finlandia) y del Palacio Táuride. Asimismo, desde los puertos de Kronstadt y Helsingfors zarparían algunos buques de la flota del Báltico para apoyar a los revolucionarios de Petrogrado. La insurrección era ya un hecho.
 
Al anochecer Lenin abandonaría su escondite, para dirigirse al cuartel general de la insurrección, intensificándose las acciones del Comité contra el gobierno provisional de Kérenski y acelerándose así la revuelta. Durante la noche del 6 al 7 y en la mañana del día 7 las tropas revolucionarias conseguirían ocupar completamente la central de teléfonos, algunas estaciones de ferrocarril y el banco estatal. Petrogrado, la capital de Rusia había caído en el poder del pueblo armado.
 
 
Partido Comunista de México - La Revolución de Octubre, nuestro camino

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
En la mañana del 7 de noviembre Lenin anunciaría a toda Rusia la toma del poder por parte del Comité Militar Revolucionario, mediante una hoja impresa distribuida inmediatamente por todas las calles de Petrogrado:
 
“¡A LOS CIUDADANOS DE RUSIA:
 
El Gobierno Provisional ha sido depuesto. El poder estatal ha pasado a manos del órgano del Sóviet de Obreros y Soldados de Petrogrado, el Comité Militar Revolucionario, que dirige al proletariado y a la guarnición de Petrogrado.
 
La causa por la que el pueblo ha luchado –la oferta inmediata de una paz democrática, la abolición de la propiedad de la tierra por los terratenientes, el control obrero de la industria y la creación de un Gobierno de los sóviets- ha quedado asegurada.
 
¡Viva la revolución de los trabajadores, soldados y campesinos!
 
Comité Militar Revolucionario del Sóviet de Obreros y Soldados de Petrogrado.
25 de octubre de 1917, 10:00 de la mañana”.
 
(Rusia aún utilizaba el calendario juliano, con lo que el 7 de noviembre según nuestro calendario correspondería al 25 de octubre juliano, por lo que algunas fuentes y textos citan esta última fecha).
 
Las llamadas del comité central del Partido Social-Revolucionario a las unidades militares que parecían afines al gobierno de Kérenski fracasarían. Porque las bases del partido en la capital, trabajadores y soldados esencialmente, no estarían ya dispuestas a defender al gobierno de coalición con los partidos burgueses.
 
Durante todo el día 7 de noviembre se sucederían, en el Instituto Smolni, reuniones de grupos y facciones del congreso de los Soviets. 
 
En el primer congreso el porcentaje de los bolcheviques sólo había llegado al 10%, mientras que en el segundo llegaría al 52%. Al Segundo Congreso de los Sóviets habían acudido 649 delegados electos, de los cuales los bolcheviques contaban con 390 delegados, frente a los 80 mencheviques y los 180 social revolucionarios (de los cuales 3/5 partes pertenecián a su ala izquierda). Los bolcheviques habían logrado atraer a sus posiciones a un importante grupo de socialistas revolucionarios de izquierda, que no habían asistido al primer Congreso Panruso de los Sóviets. Los mencheviques y socialistas de derechas, que habían sido mayoritarios en el primer Congreso de los Soviets, solamente contarían con el apoyo de 26% de los delegados en el segundo Congreso.
 
Dentro del edificio había representantes llegados de todos los rincones de Rusia: de los centros industriales, de las zonas agrícolas, de los territorios nacionales, de las regiones de los cosacos y de todos los frentes de guerra y guarniciones del interior. En fin era una asamblea representativa de toda Rusia, que decidiría el curso de la futura Revolución.
 
El Congreso de los Soviéts, el 8 de noviembre, nombraría un nuevo gobierno revolucionario llamado “Consejo de Comisarios del Pueblo” (Sovnarkom) a la espera de que se estableciera una asamblea constituyente, y presidido por Lenin, y cuyos 15 miembros eran todos del Partido bolchevique, pues el resto de fuerzas y facciones de izquierda se negarían a formar parte de él por desacuerdos y discrepancias, creando un nuevo comité, llamado “Comité de Salvación de la Patria y de la Revolución”, y abandonando el II Congreso de los Soviets.
 
Conformación del Consejo de Comisarios del Pueblo, que sería el primer embrión de un nuevo gobierno soviético, y que sería justificado, al día siguiente, por Lenin ante el representante de la guarnición de Petrogrado con las siguientes palabras: 
“No es nuestra responsabilidad si los social revolucionarios y los mencheviques han abandonado el congreso. Nosotros les habíamos propuesto compartir el poder (…) Hemos invitado a todo el mundo a participar en el gobierno”. 
 
Una vez tomados los principales edificios gubernamentales, la Guardia Roja se dispondría a lanzar el asalto definitivo sobre el Palacio de Invierno en la noche del 7 al 8 de noviembre, que estaba defendido por unos 400 cadetes, algunos cosacos, un pelotón de inválidos de guerra, otro de ciclistas y un batallón de mujeres. El asalto, dirigido por V. A. Ovseyénko, sería lanzado a las 21:45 horas, inmediatamente a que el acorazado “Aurora” disparara una salva de batería contra el Palacio, iniciándose el asalto al emblemático edificio blanco y verde. Siendo tomado el palacio hacia las 2:00 del día 8 de noviembre, no propiamente un asalto pues la noticia de que el Jefe del Gobierno Provisional, Alexander Kerenski , había huido los defensores abdicaron de su tarea.
 
Tras el triunfo en Petrogrado, la revolución se extendería rápidamente por toda Rusia. Los Sóviets triunfarían en Moscú, después de violentos combates por el poder que durarían 5 días y que según Bujarin, costaría alrededor de cinco mil víctimas, y que terminarían el 16 de noviembre con la victoria total de los Sóviets. En 3 meses la Revolución Socialista triunfaría en la inmensa Rusia.
 
El Día de la libertad del Proletariado.
 
En sus comienzos la Revolución socialista Rusa conseguiría unos resultados que no había logrado la Comuna de París. Se establecería una nueva administración, formaría su congreso Panruso de los Sóviets, uniría a 2 millones de trabajadores, resolvería los problemas de la paz en el campo y ofrecería a todos los pueblos de Rusia su autodeterminación .
 
El proceso revolucionario que se había en el Imperio zarista en 1905 y llegaría a su culminación en noviembre de 1917, sería uno de los fenómenos más importantes del siglo XX, siendo su impacto muy palpable tanto en América como en Europa y aunque la Revolución rusa no conseguiría hacer que se expandiera el comunismo con un efecto inmediato, les daría a otros países convulsos del tercer mundo un ejemplo a seguir. 
 
Así se produciría la victoria de la Revolución Bolchevique, que cambiaría la faz del mundo y tendría una influencia decisiva en el destino de la humanidad. Dando nacimiento a la praxis, que determinaría un proceso histórico sin igual en Rusia…, un cambio político y social impulsado por los sectores más pobres y postergados del mundo.
 
La transformación revolucionaria sería grandiosa. Un imperio colosal y gobernado por un autócrata se transformaría en una república federal y socialista; una sociedad de pobres campesinos que trocaría en una gran potencia industrial.
 
¡Recordemos hoy las enseñanzas de la Revolución de Octubre! 

 
Enlaces sugeridos:
 
http://rusopedia.rt.com/historia/issue_276.html

1 comentario:

  1. La Revolución Socialista de Octubre abre en la historia de la Humanidad una nueva era, la era de las revoluciones proletarias. Del libro, Comité Central del P.C. (B) de la URSS

    Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS.

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