4 de mayo de 2020

La evolución política y la lucha ideológica en la URSS de 1936 a 1953 (1)


ÍNDICE.-

UNA SOCIEDAD NUEVA


El “Congreso de los victoriosos” y la situación general.

La nueva Constitución de 1936.

  • Los antecedentes.
  • Las razones.
  • La creación colectiva.
  • Los contenidos.
SE AGUDIZA LA LUCHA DE CLASES

El trabajo clandestino de toda la oposición unificada.

Los intentos de golpe de Estado y los juicios de Moscú.

Las llamadas grandes purgas. La relación entre las causas internas y las externas.
UN PAÍS EN GUERRA

En guerra desde 1939 hasta 1945.

Mando único y propaganda patriótica.

La reconstrucción.
LOS ÚLTIMOS AÑOS DE DIRECCIÓN DE LA LÍNEA PROLETARIA
Intentos de fortalecer el Partido, los soviets y la vía socialista.

El primer intento de convocatoria del XIX Congreso del Partido.

La muerte de Zhdanov.

El XIX Congreso.

La lucha en el frente ideológico en la segunda mitad de los años 40.

La muerte de Stalin y la lucha por el poder.
 
UNA SOCIEDAD NUEVA
 
El “Congreso de los victoriosos” y la situación general.


Después de los éxitos conseguidos en el Primer Plan Quinquenal se abría una nueva sociedad que se encaminaba a liquidar la propiedad privada sobre los medios de producción. En este momento se celebra en enero-febrero de 1934 el XVII Congreso del Partido Comunista.

Este Congreso se desarrolla sobre la base de un entusiasmo generalizado, tanto dentro del Partido, como en el conjunto de la clase obrera y el campesinado. El entusiasmo en la construcción del socialismo que se expresaba en el Congreso se basaba en diversas cuestiones:
  1. Se habían conseguido los objetivos de la colectivización y casi se había completado la liquidación de los kulaks como clase;
  2. La industrialización llevaba un ritmo extraordinario que generaba un acelerado crecimiento y aseguraba el suministro de maquinaria al campo;
  3. Los éxitos en la colectivización y en la industrialización provocaban la transformación de las relaciones sociales;
  4. Tan grande era el cambio en tan poco tiempo que se había conseguido decretar el fin del racionamiento;
  5. En el plano partidario, la mayoría de los opositores a la política del partido de los años anteriores se habían reincorporado a sus filas después de autocriticarse por sus desviaciones: Bujarin, Rykov, Tomski, Zinoviev, Kamenev, Piatakov, Radek, Preobrazevsky, Iván Smirnov, Lominadze,…, o sea, la mayoría de los dirigentes de las oposiciones de derecha y de izquierda estaban presentes en el Congreso.
El entusiasmo general permitía seguir construyendo más unidos que nunca el camino al socialismo.

Uno de los momentos fundamentales del Congreso fue la llamada de atención de la dirección del Partido, a través del Informe de Stalin, sobre la necesidad de redoblar la lucha contra el burocratismo, que fue una constante en todo el período de dirección con Stalin a la cabeza. Para ello, se planteó la necesidad de redefinir el sistema electoral haciéndolo universal, directo y secreto como “arma contra la burocratización”. Se veía la burocratización como un problema interno del Partido y se explicaba  porque los dirigentes, a todos los niveles, llevaban un excesivo control sobre la economía sin los conocimientos técnicos necesarios, provocando así la burocracia. Separar las funciones del Partido de las de la dirección de la economía y el Estado, parecía una solución para acabar con la burocracia.

En opinión de Stalin y la dirección, el Partido debía regresar a sus funciones de propaganda del Comunismo, ganando a los cuadros de la sociedad para el mismo, volviendo al trabajo con las masas y deteniendo la degeneración partidaria. Pero al mismo tiempo, se tomaban medidas para afianzar la dirección unipersonal de las empresas y de los sectores productivos.

La nueva Constitución de 1936.

En febrero de 1935 se celebra el VII Congreso de los Soviets, en donde se promueve la creación de una comisión para la redacción de una nueva Constitución de la URSS, donde se planteasen las necesidades de la nueva sociedad que estaba surgiendo sin clases explotadoras.
  • Los antecedentes.
Hasta ese momento, estaba en vigor la Constitución de 1924 en donde se definió el proceso de unión federal de repúblicas en la URSS y las funciones de sus organismos federales. Esta Constitución no daba directrices sobre el régimen electoral, pero tampoco modificaba el de la Constitución de 1918. A niveles de base, las instituciones soviéticas eran elegidas por constituciones o decretos de las repúblicas.

Por lo general, antes de la Constitución de 1936, a niveles de base había soviets rurales y soviets urbanos que se elegían a nivel territorial y de sector productivo (fábricas, haciendas rurales, etc.) y combinando ambos. Estos soviets de base enviaban delegados revocables de forma indirecta a los consejos de distrito, de cantón, provinciales, regionales, federados,…, de manera ascendente.

En los soviets y consejos de base el voto no valía lo mismo, tenían preponderancia los sectores obreros y las granjas colectivas frente al resto de los sectores locales. Por ejemplo, los delegados de fábrica o de koljós tenían más porcentaje de voto en la toma de decisiones que los empleados o los campesinos individuales. Este sistema estaba concebido para consolidar el poder obrero y la dictadura del proletariado.

De todas formas, en los años 30 este sistema había perdido mucha fuerza y se había convertido en habitual en las elecciones de delegados a los soviets, igual que en la elección de cargos del Partido, la cooptación en lugar de la elección por las masas. En esta forma de actuar irregular, los secretarios del Partido tenían mucho que ver y estaban alcanzando un poder excesivo.
  • Las razones.
La lucha contra el burocratismo era una de las razones principales para afrontar la realización de la nueva Constitución. Así lo expresaba Molotov en el Congreso de los Soviets: “Este sistema (se refiere al nuevo sistema electoral que implantaría la Constitución) no puede sino golpear a aquellos que han caído en el burocratismo”.

Había también un motivo necesario de poner al estado en consonancia con la realidad social de desarrollo del socialismo, o sea, dar valor legal a las nuevas realidades sociales. Estaba ya consolidada dentro del Partido la idea de que en la URSS se había conseguido la eliminación de la lucha de clases con elementos antagónicos.
  • La creación colectiva.
La redacción y la promoción de la nueva Constitución causaron una gran ilusión en el pueblo soviético que provocó una creación colectiva: la Constitución de todas las personas soviéticas.

El 12 de Junio de 1936 se abrió el debate a toda la sociedad. Los periódicos centrales del Partido (Pravda), de los soviets (Izvestia) o de los sindicatos (Trud), recibían y publicaban cientos de artículos con opiniones diversas, incluso enfrentadas, sobre la nueva Constitución.

La Constitución fue debatida en 411.000 reuniones de trabajadores y 48.000 plenos de soviets de toda la Unión Soviética. Millones de personas participaron en los debates y en las reuniones. Llegó la euforia hasta tal punto que, en algunos lugares, se celebraron elecciones con el nuevo sistema antes de que se aprobase la nueva normativa legal, eligiendo a nuevos activistas y expulsando a burócratas de los soviets.

El 5 de Diciembre de 1936 la nueva Constitución de la Unión Soviética fue aprobada por el VIII Congreso Extraordinario de los Soviets.
  • Los contenidos.
Una primera visión sobre la Constitución Soviética de 1936 no puede dejar de observar que la ley base consagra los derechos fundamentales, no existen derechos de primera y derechos de segunda, tal como existen por ejemplo en la Constitución española o en cualquier constitución burguesa. Los derechos fundamentales tienen una categoría igual, todos tienen que ser cumplidos y todos ellos están expuestos con garantías, incluso judiciales, para su cumplimiento.

Los órganos de gobierno a todos los niveles se elegirán por sufragio universal, directo y secreto. Para ello, las agrupaciones electorales serán solamente territoriales. Y todos los ciudadanos tienen derecho a voto, a no ser que estén inhabilitados por decisión judicial. 

El nuevo sistema es de “una persona un voto”.

Algunas de las premisas que hasta 1936 eran básicas en el funcionamiento de la dictadura del proletariado, con la nueva Constitución quedan derogadas. Nos referimos, entre otras, a la realización de elecciones por sectores productivos, al mayor valor del voto de la clase obrera, a la restricción de derechos de las clases explotadoras, etc. Pero hay que tener en cuenta que habían sido derrotadas las clases explotadoras y que los obreros, los campesinos y los empleados tenían una misma sintonía en la construcción del socialismo. Existía una convicción dentro del Partido de que las medidas restrictivas ya no eran necesarias y que el Estado de la dictadura del proletariado estaba consolidado.

La democracia se ampliaba a todo el pueblo tanto en el debate de las leyes fundamentales, en las elecciones a cargos, como en la revocabilidad de todos los cargos, incluso con la elección de los jurados populares. La posibilidad de presentación de candidatos se ampliaba a todas las organizaciones sociales. Además de las organizaciones del Partido, podían presentar candidatos las organizaciones sociales, los sindicatos, las cooperativas, las organizaciones juveniles, las sociedades culturales, etc.

SE AGUDIZA LA LUCHA DE CLASES

El trabajo clandestino de toda la oposición unificada.

A la vez que se celebraban todos estos acontecimientos y poco después de que los antiguos oposicionistas rectificasen, prometiesen fidelidad al Partido y lanzasen en el XVII Congreso loas a la política del Partido, el dirigente bolchevique de Leningrado y del Politburó, Sergei Kirov, era asesinado.

Las oposiciones habían seguido trabajando en la clandestinidad y se habían unificado bajo el programa de la Plataforma Riutin en 1932. Una Plataforma que abogaba por el asesinato de dirigentes del Partido, por la toma del poder por la fuerza, por el terrorismo y el sabotaje… Todo ello bajo un programa de derecha de vuelta al capitalismo. Realmente era el programa de la oposición de derecha que habían asimilado los grupos llamados de izquierda. 

Las bases de este programa eran: dar marcha atrás en la economía, hacer concesiones a los capitalistas extranjeros, devolver las tierras a los kulaks, disolver los sovjós por no ser rentables. Ya no eran solamente Bujarin o Rykov quienes planteaban frenar el desarrollo socialista, en este tiempo con las negociaciones clandestinas, se habían unido a estos planteamientos los líderes de otros grupos de oposición que tenían un maquillaje de izquierda. Preobrazhevsky, Rakovski, Kamenev, Lominadze y el mismo Trotski se pronunciaron en escritos clandestinos o cartas dirigidas a las distintas fracciones por la consigna de dar marcha atrás a la economía y por preparar la destitución de los dirigentes del Partido, incluso por la fuerza.

Tal como diría posteriormente Stalin:
Ante las conquistas grandiosas, los adversarios de la línea general de nuestro Partido, esas diversas corrientes ‘izquierdistas’ y ‘derechistas, toda esa ralea de degenerados trotskistas-piatakovistas y bujarinistas-rykovistas, se vieron obligados a encogerse en un ovillo, a ocultar sus ‘plataformas’ trilladas y pasar a la clandestinidad. Careciendo de valentía para someterse a la voluntad del pueblo, prefirieron fusionarse con los mencheviques, los socialrevolucionarios y los fascistas, ponerse al servicio del espionaje extranjero, venderse como espías y comprometerse a ayudar a los enemigos de la Unión Soviética para desmembrar nuestro país y restaurar en él la esclavitud capitalista[1]

Los intentos de golpe de Estado y los juicios de Moscú.

En las negociaciones entre los líderes opositores se crearon varios centros clandestinos y se abogó, a propuesta de Trotski, por el terrorismo y el sabotaje. Negociaron con potencias extranjeras el apoyo en caso de guerra a cambio de concesiones territoriales.

Incluso se planteó realizar un golpe de Estado. Más bien se tiene constancia de que se intentaron planear más de un golpe de estado en diversos momentos. El más conocido de ellos fue el preparado por altos cargos militares, principalmente Tujachevski y Yakir, que habían ya negociado con los alemanes. Según algunos historiadores, en este golpe también estaban involucrados algunos dirigentes del Estado simpatizantes de la derecha, entre ellos, Yagoda (Jefe de la Seguridad del Estado), Yenukidze (Jefe del Kremlin) y Paterson (Jefe de la Guardia del Kremlin).

Los llamados Juicios de Moscú  fueron consecuencia de la actuación por parte del Estado soviético de desmantelamiento de las conspiraciones antisoviéticas.

Según todos los últimos estudios de historiadores honrados, las acusaciones en los tres juicios públicos y en el que fue a puerta cerrada (la conspiración militar) son verdaderas. De hecho fueron reconocidas por los propios acusados, por representantes extranjeros y por testigos, muchos de ellos ingenieros norteamericanos o alemanes que trabajaban en la industria soviética.

El mismo biógrafo de Trotski, Pierre Broué encontró en los archivos del primero pruebas sobradas para afirmar que había un centro unificado clandestino de las oposiciones con el objetivo de derrotar a la dirección del Partido por la fuerza[2].

Las llamadas grandes purgas.

Dejando fuera las grandes mentiras anticomunistas de burgueses, trotskistas y otros revisionistas, el análisis veraz de las represiones de finales de los años 30 es un problema porque seguro que se mezclan las represiones con motivo y las represiones a muchos inocentes.

Después del Pleno del Comité Central de junio de 1937, coincidente con el juicio de la conspiración de Tujachevski y compañía, se dieron facultades a los secretarios regionales para dirigir la represión. Parece que se entró en un estado de indefensión y de nerviosismo colectivo dentro del Partido en la búsqueda de conspiradores. La realidad es que había motivos suficientes para sospechar que todavía quedaban muchos conspiradores libres después de los Juicios de Moscú, incluso dentro de la dirección del Partido y del Estado, hecho demostrado posteriormente.

La dirección del Partido estableció límites de detenciones en cada región. Los Secretarios regionales solicitaron carta blanca para limpiar el Partido y el Estado de conspiradores, pero la dirección aprobó poner límites a esta represión. Dirigentes regionales como Eikhe, Postishev, Evdokimov o Jruschov ejecutaron en sus zonas a miles de personas.

Ya en el siguiente Pleno del Comité Central, de octubre de 1937, se oyeron las primeras críticas a la represión masiva, por parte del dirigente regional Peskarov. En enero de 1938, los dirigentes del Partido Kaganovich, Zhdanov y Malenkov critican la represión, y el Comité Central comienza a tomar medidas, da instrucciones para detener la represión masiva, aparta de los cargos a dirigentes regionales que después serían juzgados, como a Postishev, dirigente de Ucrania. 

La resolución del Comité Central de enero de 1938 dice:
A pesar de las directrices y de las advertencias repetidas del Comité Central, las organizaciones del Partido adoptan, en numerosos casos, unas decisiones completamente erróneas, expulsan a comunistas partidarios con una ligereza criminal”. Y continúa diciendo que está en contra de los carreristas, de las falsas denuncias, de las expulsiones de comunistas honestos y de los que se aprovechan y “pretenden golpear a nuestros cuadros bolcheviques y crear una atmósfera enrarecida de sospechas en nuestras filas[3].

A la vez  nombra durante los siguientes meses a nuevos secretarios para acabar con la injustificada represión masiva. Por ejemplo, P. Ponomarenko fue nombrado por la dirección del Partido como Secretario del Partido en Bielorrusia específicamente para acabar con la represión. Según cuenta él mismo Ponomarenko, Stalin le dijo, hablando de Bielorrusia: “¿pero qué pretenden allí? ¿qué necesitan? Allí está sufriendo tanta gente, y la represión continúa. Ya ha habido un pleno del CC del partido sobre la cuestión (se trata del pleno de enero de 1938). Pero no lo dejan. Vaya, ponga las cosas en su sitio, detenga la represión[4]. También Schervakov fue nombrado Primer Secretario del Partido en Moscú sustituyendo a Jruschov en 1938 con la orden de detener las purgas.

En septiembre de 1938, se destituye al máximo responsable de las represiones de inocentes, Yezhov. Y en noviembre de 1938, se nombra a Beria nuevo Jefe de Seguridad del Estado en sustitución de Yezhov, con la orden concreta de acabar con la represión masiva. Se acusa a Yezhov y muchos dirigentes del partido a nivel regional y local por detener y ejecutar a inocentes. El mismo Yezhov reconoce sus crímenes en el juicio alegando que los organizaba por objetivos de conspiración privados. Beria consigue que cesen las ejecuciones y pone en libertad a 100.000 prisioneros.

La relación entre las causas internas y las externas.

No es sencillo el análisis de las purgas masivas. Cuantos más documentos se desclasifican en Rusia, más se averigua que algunos dirigentes regionales del Partido y el mismo Yezhov, aprovecharon el nerviosismo general provocado por el descubrimiento de las conspiraciones de los opositores de derecha e izquierda y de los militares; aprovecharon la apertura por parte del Comité Central de la lucha contra los enemigos del socialismo, para reprimir a inocentes y a dirigentes del Partido y de los soviets válidos por dos motivos:
  1. Para poner al pueblo en contra de los dirigentes del partido y de su política de desarrollo socialista. Esta ya era la idea de los trotskistas y derechistas cuando promovían el sabotaje y el terrorismo;
  2. Para esconder sus propias conspiraciones dentro del grupo de derecha, pues se demostró posteriormente que muchos de los represores eran afines a los bujarinistas, como el mismo Yezhov.
En el XVIII Congreso del Partido Comunista se prohibieron las represiones masivas. Por parte de Zhdanov se planteó que las purgas habían sido gestadas por “elementos hostiles” para “perseguir a arruinar a las personas honestas”[5]

Por otro lado, habría que valorar el porqué de todos estos procesos de conspiración y oposición. El Partido a partir de 1936 lo valoró principalmente por la incidencia de la política imperialista, o sea, las causas exteriores eran determinantes e influían sobre las conciencias débiles y sobre viejos intelectuales que no habían asumido nuevas funciones en el poder soviético. Pero no se debe olvidar que las causas exteriores actúan a través de los problemas reales interiores, a través de las causas materiales internas. 

Así lo había valorado el mismo Stalin en 1934:
“Al Partido no se le puede considerar como algo desligado de la gente que le rodea. Vive y actúa en el medio que le circunda. Así no tiene nada de extraño que no pocas veces penetren en él tendencias malsanas. Y es indudable que el terreno de esas tendencias existe en nuestro país, aunque sea sólo porque hay todavía algunas capas intermedias de la población, tanto en la ciudad como en el campo, que constituyen el medio propicio para su desarrollo[6].

Notas:

[1] Stalin: “Informe ante el XVIII Congreso del partido sobre la labor del CC del PC 8b) de la URSS”. Obras tomo 15.
[2] Pierre Broué: “Los trotskistas en la URSS (1929-1938)”. https://www.marxists.org/espanol/broue/1980/trotskistas_en_la_urss.htm
[3] Referenciado por Ludo Martens en “Otra mirada sobre Stalin”.
[4] Según se cuenta en “Conversations about Stalin”, Sergeev y Glushik, 2006.
[5] Informe al Decimoctavo Congreso del PCUS (b). Ed. De Lenguas Extranjeras. Moscú.
[6] Stalin, “Informe ante del XVII Congreso del Partido acerca de la actividad del CC del PC (b) de la URSS”. Enero 1934. Obras tomo XIII, p. 134.Ed. Lenguas Extranjeras, Moscú 1953.

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