PUESTO
que este año 2020 no podemos salir a las calles el 14 de abril, para conmemorar
el feliz aniversario de la proclamación de la II República Española, confinados
en los hogares, los hospitales o las prisiones a causa de ese virus con nombre
monárquico, el coronavirus, celebraremos esa fecha histórica recordando cada
día un poema escrito en su homenaje.
El primero debe ser el Canto rural a la República Española, compuesto por Óscar Esplá con letra
del poeta Manuel Machado. Fue estrenado el domingo 26 de abril de 1931 a las
seis y media de la tarde, en el Ateneo Científico, Artístico y Literario de
Madrid, por la Banda Republicana, nuevo nombre adoptado por la hasta entonces
conocida como Banda del Cuerpo de Alabarderos, bajo la dirección del maestro
Vega.
Según escribió un anónimo redactor del
diario El Sol, en crónica publicada
en la cuarta página del ejemplar correspondiente al martes 28, “El salón de
actos era insuficiente para la extraordinaria concurrencia, que se apiñaba en
los pasillos y aun formó cola en la calle en espera de tener acceso al local
donde se ejecutaba el concierto. A falta de ello, el público pudo oírlo porque
se radió y se dispusieron en la calle potentes altavoces”. El entusiasmo popular
por el nuevo régimen se desbordó con ese grato motivo.
La llegada del presidente del Ateneo y
ministro de la Guerra en el Gobierno provisional, Manuel Azaña, “fue acogida
con una ovación extraordinaria”, según el cronista. Se interpretaron obras de
Albéniz, Falla, Chapí, y del propio director de la Banda, para terminar con el
estreno más esperado, el Canto rural a la
República Española. Dice la crónica que “entonó el canto con briosa
entonación la señorita Laura Nieto, quien tuvo que repetirlo hasta tres veces”.
Como final del acto, la Banda interpretó La
Marsellesa, coreada por todos los asistentes puestos en pie.
Un poema de encargo
Manuel Machado compuso el poema por encargo en
una semana, y no se acierta a comprender qué tiene de rural. Los escritos
compuestos por encargo no suelen resultar muy inspirados, y este caso lo
confirma. Se había pretendido que el Canto
fuese el himno oficial de la República, pero la letra no convencía a
quienes lo escuchaban, por lo que se desechó la idea, y Esplá, enfadado,
prohibió que se interpretara. A los republicanos les gustaba más el Himno de Riego, que por ello quedó
considerado el himno popular de la República, y todavía hoy lo cantamos como
tal en las reuniones. El poema dice así:
Es el sol de
una mañana
de gloria y
vida, paz y amor.
Libertad
florece y grana
en el milagro
de su ardor.
¡Libertad!
España brilla a
tu fulgor
como una rosa
de Verdad
y Amor.
Gloria de
escuchar
por tierra y
mar
--Fe y
Esperanza—
cantar
España avanza.
Gloria del
cantar
del campo y
mar, con la armonía
sin par,
España mía.
Luz de hogar
encantadora
a quien con fe
la ve lucir.
Fiero incendio
que devora
al que lo
quiere combatir.
¡Libertad!
El mundo brilla
a tu fulgor
como una gema
de Verdad
y Amor.
Algunas veces se ha publicado que el autor del poema fue Antonio Machado,
debido a que permaneció siempre fiel a la República, hasta morir al mismo
tiempo que ella en el exilio de Colliure, mientras que Manuel se puso al
servicio de los militares sublevados, les dedicó poemas, fue premiado por
ellos, designado ilegalmente numerario de la Real Academia en 1938, y tras la
caída de Madrid dirigió la Hemeroteca y el Museo Municipal. Le regalaron además
la edición de un volumen con sus Opera
omnia lyrica, impreso en Barcelona en 1940 por cuenta de la Delegación
Nacional de Prensa y Propaganda de la FET de las JONS, siglas del partido
fascista cómplice de los militares sublevados. En 1942 la Editora Nacional del
sistema hizo una segunda edición. Esos ejemplares fueron enviados a todos los
organismos oficiales, por tratarse del poeta oficial del régimen, y al
transformarse la dictadura en monarquía se vendieron en librerías de viejo, por
lo que es fácil encontrarlos.
Ideología de Manuel Machado
Esta disparidad de opiniones políticas entre
los dos hermanos puede entenderse al saber que Manuel y su esposa Eulalia se
encontraban casualmente el 18 de julio de 1936 en Burgos, apodada desde ese día
Capital del Alzamiento, y otros títulos fascistas. Allí se instaló la llamada
Junta de Defensa Nacional de España, integrada por los principales militares
sublevados, y un decreto de la Presidencia firmado el 29 de setiembre proclamó allí
al más traidor de todos ellos jefe del Gobierno del Estado Español, lo que le
convirtió en dictadorísimo hasta el día de su muerte en 1975.
La represión de los sublevados contra las
personas consideradas de izquierdas fue un verdadero genocidio, prolongado
hasta el 27 de setiembre de 1975, con sus últimos crímenes perpetrados en
Burgos, Barcelona y Hoyo de Manzanares (Madrid). Los sublevados dictaron e
interpretaron las leyes a su gusto. El autor de la letra del Canto rural a la República Española era,
por ese simple dato, un elemento peligroso para los militares golpistas. Estuvo
detenido dos días, aunque no existe documentación al respecto. Es comprensible
que sintiera miedo por su vida y la de su mujer.
Esta circunstancia fatal explica que
aceptara ponerse a las órdenes de la Junta de Defensa, y que dedicase poemas en
alabanza de sus victorias. Es cierto que se le autorizó en febrero de 1939 a
trasladarse a Francia, con su esposa, para asistir su madre y su hermano
Antonio enfermos. Llegaron a Colliure después
de sus entierros y regresaron a Burgos. Hubieran podido quedarse exiliados en
Francia, y no lo hicieron.
De no
haberse hallado en Burgos aquel fatídico día, es posible que la biografía de
Manuel Machado fuese muy diferente de la que conocemos. Para intentar entender
su comportamiento hay que tener en cuenta las circunstancias del terrible
momento histórico. Su familia paterna era liberal, de ideología krausista, por
lo que Manuel y Antonio se educaron en la Institución Libre de Enseñanza al
trasladarse a vivir en Madrid. En el “Retrato” que antepuso Antonio a su
poemario Campos de Castilla declaró:
“Hay en mis venas gotas de sangre jacobina”, la misma que corría por las de Manuel.
Los dos hermanos, con la misma familia y la misma educación, hubieran debido
mostrar el mismo comportamiento político. Pero a Manuel le cogió la sublevación
militar en Burgos, y sintió amenazada su vida y la de su mujer, con motivos
sobrados. Todo lo que escribió desde entonces carece de valor ni siquiera circunstancial.
ARTURO DEL VILLAR
PRESIDENTE DEL COLECTIVO REPUBLICANO TERCER MILENIO
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