Por Berioska.
El historiador griego Herodoto situó el Reino de las Amazonas en las tierras que se encuentran entre el Mar de Azov y la cuenca del río Don.
Las mitológicas guerreras no está muy claro si de verdad
existieron. Algunos dicen que vivían en la Táurida y que estaban unidas a
los pueblos escitas, otros opinan que de esa unión nació el pueblo
sármata y para otros nunca existieron. Su
nombre ha llegado a nosotros a través de las leyendas y de la cultura
griega. El desconocimiento de las costumbres en época antigua de los
habitantes de las estepas (los escitas) todavía es muy desconocido para los
historiadores. Se han encontrado tumbas de mujeres enterradas rodeadas
de armas al igual que los hombres guerreros. «La princesa de los hielos», una de esas mujeres que hoy está bajo el estudio de los científicos, puede que tenga la respuesta a todas las incognitas.
La mitología eslava y los poemas épicos medievales (Bylini) relatan
historias de heroínas invencibles, inteligentes y poderosas.
Excepcionales guerreras instruidas en el manejo del arco, fuertes con la
espada, cabalgando incansables por las estepas sobre briosos corceles,
siempre dispuestas a defender sus hogares de enemigos de todo tipo.
Dicen que nacían en un lugar secreto de la meseta de Valdai, donde nacen el Volga, y el Dnieper. Las mismas aguas que vieron aparecer viejas ciudades y antiguos principados eslavos.
Relatos antiguos en los que se habla de la participación activa de
las esposas en los combates contra guerreros polacos y lituanos, no solo
para verter aceites o resinas y acumular flechas o piedras. Defendían
con espadas y arcos las puertas de sus casas y las murallas de sus
ciudades. Se habla de mujeres que elegían prender fuego a sus viviendas
con sus hijos y ellas dentro antes de caer en manos enemigas. Elegían
la muerte antes que una vida de esclavitud. Viejos documentos también
hablan de mujeres cosacas que estaban a la par de los hombres en la
guerra contra los turcos cuando llegaban los momentos de peligro y no
dudaban en tomar las armas para defender sus casas y a sus hijos.
En la Gran Guerra Patria
El 18 de septiembre de 1941, 4 divisiones de Infantería por su
heroísmo masivo, su valentía y su gran maestría bélica, mostrados en
combate, recibieron las primeras banderas rojas de la Guardia. Nacían así las
divisiones de élite del Ejercito Rojo. En la parte posterior de la
bandera se leía: «¡Muerte a los ocupantes alemanes!». Sus integrantes se distinguían con un emblema especial en la parte derecha del pecho que recibían tras juramento:
«Donde ataca la Guardia, el enemigo no resistirá, donde se defiende la Guardia, el enemigo no avanzara,…»
Algunos autores cifran en 800.000 las mujeres que ingresaron en el
Ejército durante los años de la Guerra Patria. Cientos de ellas formaron
parte de diferentes agrupaciones de la Guardia. Para ellas, al igual
que para sus compañeros, sólo existían 2 opciones vencer al enemigo o morir en el intento. Cumplieron su juramento. Lucharon hasta el final de la Guerra o hasta el final de sus vidas.
En 1939, poco antes del inicio de la Guerra en la Academia de las Fuerzas Blindadas y Mecanizadas, se graduó como parte de la tripulación de un T-40 la comandante Lydmila Ivanovna Kalinina.
Bajo su mando, durante la Guerra llegaron a estar tres batallones de
reparación y restauración y varias unidades involucradas en la
evacuación de vehículos blindados dañados. Después de la guerra, sirvió
en la Dirección Principal de las Fuerzas Armadas, su nombre, está
considerado entre los 200 oficiales de mayor importancia durante el
periodo de la Gran Guerra Patria.
En 1941, las mujeres soviéticas se subieron a los tanques y al igual
que las míticas amazonas cabalgaron por las estepas. Manejaban fusiles y
cañones con la misma habilidad que las hermanas Mikulishna manejaban el
arco o la espada y con la misma valentía e inteligencia de María
Morevna o Vasilisa. El espíritu de las antiguas guerreras escitas
resurgió en ellas y se unieron a los hombres para defender sus hogares y
ciudades. El 2 de agosto de 1944 se concedió a título póstumo a la
Sargento de la 26ª Brigada del 2º Cuerpo de Tanques de la Guardia María Vasilievna Oktiábrskaya el título de Héroe de la Unión Soviética.
En la propuesta de condecoración puede leerse;
«En el transcurso de las operaciones de combate y en el período de
formación de la brigada, la camarada Oktiábrskaya cuidó su máquina de
guerra. Su tanque nunca tuvo paradas forzosas o averías. La camarada
Oktiábrskaya se vengó de los fascistas por la muerte de su marido con el
tanque adquirido por cuenta propia. La camarada Oktiábrskaya ha sido
una guerrera audaz e intrépida.».
María había nacido en la Táurida (Crimea) y falleció en Smolensk a orillas del Dnieper. Cabalgó en las estepas sobre un tanque T-34 al que bautizó como la «Compañera de Frente». A
sus 36 años había sido rechazada para el Ejército por enfermedad. Lejos
de desanimarse se dedicó con su hermana a realizar labores de bordado
que vendieron al igual que todos sus objetos de valor. Envió al
mismísimo Stalin una carta con los 50.000 rublos reunidos.
«¡Querido Iosif Vissariónovich! Mi marido, el comisario de regimiento Oktiábrskiy Ilyá Fedótovich, ha muerto en los combates por la Patria. Por su muerte, por la muerte de todos los soviéticos torturados por la barbarie fascista, deseo vengarme de los perros fascistas para lo cual ingreso en el banco público todos mis ahorros personales (50.000 rublos) para la fabricación de un tanque. Solicito que el tanque se llame «Compañera de Frente» y yo sea destinada como su conductora. Tengo formación de conductora, manejo de forma excelente la ametralladora y he sido nombrada Tiradora de Voroshílov. Le mando un cálido saludo y le deseo salud por muchos, muchos años, para mayor terror de nuestros enemigos y mayor gloria de nuestra Patria.
Oktiábrskaya, María Vasílievna.»
El 18 de enero de 1944, aplastó con su tanque tres nidos de
ametralladora y 20 soldados y oficiales enemigos. Un proyectil destrozó
la rueda de transmisión delantera izquierda del «Compañera de Frente». La conductora Oktiábrskaya procedió a la reparación bajo fuego enemigo pero el fragmento de una mina que explotó en sus proximidades la hirió en un ojo.
Murió en el hospital 2 meses más tarde después de diversas operaciones
en un intento de extraer la metralla que se alojaba en su cerebro.
Sus compañeros mantuvieron en su honor el nombre del tanque y con él siguieron combatiendo. Enviado
a reparar tras la liberación de Minsk fue sustituido y con el mismo
nombre este segundo tanque fue abatido en Kaliningrado. La
memoria de María persistió entre sus compañeros tanquistas. Un
colectivo de mujeres de la fábrica de pasta y pan de Sverdlovsk compró
con sus ahorros un nuevo T -34 , de nuevo con el nombre «Compañera de Frente».
Las mujeres entregaron su tanque en la explanada de la fábrica al
teniente K. I. Bayda de la 93ª Brigada de Tanques con las palabras: «Golpead al denostado enemigo».
Tras la guerra, el espíritu de María se mantuvo en la tradición. En la
torreta de los tanques que aparece en los emblemas del 68º Regimiento de Tanques de la Guardia aparece el nombre del «Compañera de Frente».
Más de 20 mujeres formaron parte de las
tripulaciones de T-34 o T-60 en diversas agrupaciones de la Guardia.
Modernas amazonas que como conductoras, tiradoras o comandantes de carro
lucharon contra el invasor alemán con el mismo ahínco que sus
compañeros demostrando el valor y coraje necesarios en combate para
formar parte de las unidades de la Guardia.
Durante el cerco de Leningrado, las unidades de artillería estuvieron formadas casi exclusivamente por mujeres debido a que el personal masculino había sido llamado a filas al comienzo de la guerra. En algunos casos el personal femenino fue el 80% de las unidades.
El 1077º Regimiento Antiaéreo bajo el mando del coronel Raiynin, fue una unidad del Distrito Militar de Stalingrado. El regimiento, al igual que muchas de las unidades de artillería antiaérea estaba compuesto en su totalidad por mujeres.
El 23 de agosto de 1942, el 6º ejército alemán lanzó su ofensiva contra Stalingrado. La 16ª División Panzer avanzó hasta llegar al aeropuerto de Gumrak. Ante el inesperado ataque y sin apoyo de infanteria, las mujeres pusieron sus cañones en la elevación más baja y respondieron al ataque de los tanques. Durante dos días el regimiento defendió su posición, en ese tiempo destruyó 83 tanques y 15 vehículos que transportaban infantería, dispersó tres batallones de infantería de asalto y derribó 14 aviones.
En los informes de la 16ª División Panzer con fecha 25 de agosto puede leerse «hasta la tarde tuvimos que luchar ‘tiro a tiro’ contra 37 posiciones antiaéreas tripuladas por tenaces mujeres, hasta que todas fueron destruidas».
El 42% de los puestos de la asistencia médica fueron cubiertos por mujeres. Médicos destinadas a primera línea de frente donde atendían y operaban en condiciones inimaginables. En trincheras o en pequeños puestos protegidos del fuego enemigo por tanques o artillería anticarro operaban hasta 60 heridos diarios antes de trasladarlos a los hospitales de retaguardia. Algunas perdieron la vista por operar bajo la luz de las lámparas de queroseno y jamás pudieron volver a ejercer la cirugía. Otras, muertas o heridas mientras intentaban salvar la vida de los soldados. Descansaban escasos minutos mientras se limpiaba y cambiaba al paciente de la rudimentaria mesa de operaciones.
Sanitarias y enfermeras que se arrastraban por el barro y la nieve con la intención de cargar con los heridos hasta un lugar más seguro. Muchas veces ese lugar era el cráter de un proyectil cercano donde trabajaban con cuidado de no elevar demasiado la cabeza para no ofrecer un blanco fácil, otras veces era necesario trabajar a escasos metros del enemigo amparadas por el silencio y la oscuridad de la noche, siempre con su fusil dispuestas a disparar.
Heroínas de la Unión Soviética
En 1942, una de las mujeres que servía bajo las ordenes de la Comandante Marina Raskova en el 125 Regimiento de bombardeos pesados solicitó el traslado a las unidades de Inteligencia del NKVD.
Había adquirido amplia experiencia militar desde que se alistara en el
Ejército rojo durante la guerra civil rusa, y conocimientos de español
por haberse casado con un marino español que había quedado inmovilizado
junto a otros compatriotas en el puerto de Odessa durante
el conflicto. Experiencia y conocimientos que la llevaron destinada a
la España de 1936 como agente del NKVD. Entre otras cosas se
especializó en la formación de las milicias republicanas. Con 40 años y
apodada «la española» María Fortus, fue adscrita a la 4.ª Compañía Española del OMSBOM,
unidad guerrillera dependiente del NKVD y compuesta por republicanos
españoles. Estas unidades fueron destinados a realizar acciones de
sabotaje en la retaguardia alemana. Volaron puentes y cientos de
kilómetros de líneas férreas y carreteras. Sabotearon cuarteles,
interceptaron valiosos informes, inutilizaron armamento alemán y muchas
misiones más cuyos informes todavía permanecen cerrados. Después de la
guerra, María, se dedicó a «cazar nazis» para llevarlos a los
tribunales. El 14 de abril de 1970, una película soviética donde se
refleja la vida de esta mujer, titulada «Saliut María» se estrenó en el Festival de cine de Moscú.
En los primeros meses de la Guerra los instructores de tiro detectaron en las mujeres una especial habilidad para el disparo con carabina. Muchas de ellas fueron derivadas a las escuelas de francotiradores donde fueron entrenadas unas 2.000 mujeres. Algunas de estas mujeres que podían trabajar en solitario o por parejas, dependiendo de la misión encomendada, acabaron con más de 250 oficiales y soldados alemanes. Su alta eficacia llevó a la creación el 21 de mayo de 1943, de la «Escuela Central de Entrenamiento de mujeres francotiradoras». En 1945, más de 1.050 francotiradoras y 407 instructoras habían salido de esta escuela, aunque sólo 500 de ellas sobrevivieron. Las tropas alemanas tenían órdenes precisas de ejecutar de inmediato a cualquier francotirador que cayera en sus manos. Muchas cayeron heridas o muertas al atravesar campos minados para acercarse a los blancos siempre cercanos a puestos de mando enemigos o zonas de especial vigilancia.
Tatiana Nikoláyevna Baramziná prestó su servicio en el 3er Frente Bielorruso en el marco de la «Operación Bagration.» Eliminó a 16 oficiales enemigos con su rifle de francotirador, pero pronto empezó a tener problemas de visión. Se negó a ser retirada del combate y se capacitó como operadora telefónica. El 23 de junio bajo fuego de artillería pesada reparó 14 veces la línea telefónica. El 5 de julio de 1944, el 3°Batallón del 252° Regimiento de fusileros fue enviado a la retaguardia para capturar un cruce de carreteras y mantenerlo hasta la llegada de las fuerzas principales. El batallón se encontró con fuerzas enemigas muy superiores. Tatiana trasladó y ayudó a los heridos a buscar refugio en el bosque cercano. Fue capturada y torturada durante 30 días, sus compañeros tuvieron que identificar sus restos por el cabello y su uniforme. Herida con una bayoneta de manera no mortal en el estómago, heridas de cuchillo en piernas y brazos para debilitarla desangrado su cuerpo, cortados sus pechos y sacados los ojos antes de morir al dispararla con un arma antitanque en la cara. Ella no rebeló ninguno de los códigos. Propuesta por sus compañeros a los que salvó la vida, le fue otorgada la estrella dorada a titulo póstumo con fecha 24 de marzo de 1945.
Incluso en esos años algunas mujeres tuvieron que recurrir al engaño para conseguir un puesto en el frente. Alexandra Mitrofanovna Rashchupkina fue rechazada por el ejército por su juventud y su habilidad con el tractor. Meses después y aprovechando un error en sus documentos se alistó como Alexandr Mitrofanov Rashchupkin, asignado como conductor a un T-34 en el 62º Ejército del general Chuikov en Stalingrado. Sus compañeros durante meses nunca sospecharon que fuera una mujer hasta que en 1945, ya en tierras de Polonia su tanque fue alcanzado por el fuego enemigo. Cuando sacaron inconsciente al conductor, al retirar el uniforme en llamas vieron que bajo el alegre y siempre sonriente rostro de Shashka se escondía una mujer.
Estas heroínas solo han sido una pequeña muestra del esfuerzo aportado por las mujeres en el camino de la Gran Victoria. Representan con distintas armas, diferentes rangos, responsabilidades variadas, y en todas ellas ejemplos de valor y heroísmo. Cuando la guerra terminó, el sector femenino quedó definitivamente asentado en el ejército y ya no hubo vuelta atrás. En cuanto al país la fuerza de trabajo de la mujer en 1950 representaba el 47% del total.
¡Hum! Yo no sé si las míticas amazonas existieron en la antigüedad, pero no dudo de su existencia cabalgando sobre las llanuras sármatas y escitas como bien las situó Herodoto, tuvo lugar en 1941. Si tienen alguna duda sobre las «damas de las estepas» pregunten a los secuaces de Hitler que deben encontrarse en las profundidades del infierno donde ellas los enviaron.
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