4 de febrero de 2020

No permitiremos olvidar la historia del increible pueblo soviético

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Por Yuri Stoliaróv, publicado en "El leninismo es nuestra bandera", traducido por N. G.

En el asediado Leningrado. 
“SANGRE PARA EL FRENTE, SANGRE PARA LA VICTORIA”

Piensen en los números: durante el bloqueo, los hambrientos y cansados ​​leningradenses donaron 144 toneladas de sangre, más de medio millón de dosis. La sangre fue empaquetada en cajas isotérmicas especiales, que fueron enviadas al frente. Estas cajas en número de 40 mil, se llevaron en 150 vagones de ferrocarril, en 5 convoyes. Una quinta parte de todas las transfusiones de sangre era de Leningrado ...

Habiendo trabajado un turno en la máquina, en los tejados tras la vigilancia nocturna, el pueblo iba a donar sangre. Bajo bombardeos y privaciones. Enfrentados con el hambre, y la constante amenaza de muerte, los habitantes agotados y sin saber si sobrevivirían por la mañana, seguían siendo personas, en condiciones inhumanas.


Sabemos que la vida de Leningrado durante el bloqueo no se detuvo, muchas instituciones continuaron trabajando, fabricando armas, tanques..., los cuerpos de bomberos luchaban contra las consecuencias del bombardeo alemán, proseguían las transmisiones radiofónicas, incluso la inmortal sinfonía de Shostakovich se interpretó, el día que los alemanes estaban planeando celebrar la caída de la capital del norte. Renacía cada día, la sociedad soviética en la ciudad asediada.

Continuó sin descanso, los trabajos del Instituto de Transfusión de Sangre (LIPK), fundado por el cirujano y profesor, especialista en Transfusiones, Erik Románovich Gesse. Su personal no evacuó la ciudad, trabajó desde el primero hasta el último día del bloqueo, y aún después. Pero ya el 22 de junio, habían tenido la experiencia de las donaciones masivas de sangre, durante la guerra finlandesa. Entonces se aseguró que la sangre del 1º grupo (de tipo cero negativo) era la mejor para todos los grupos, pues es universal.

Con el fin de garantizar las reservas de esta valiosa sangre, el personal del instituto hizo un gran trabajo antes de la guerra: el personal invitó a los que tenían sangre del "Primer grupo" a donar una vez cada 6 meses, y se lanzó una llamada especial, para darles una tarjeta exclusiva durante un año, con una serie de beneficios. En los primeros días de la invasión, esa inciativa permitió atraer a más de mil personas para donar ese tipo de sangre. Por supuesto, también se realizó el trabajo de transfusión de otros grupos sanguíneos.

Un día, en el invierno de 42, una chica de 12 años vino al instituto, y exigió que le extrajeran sangre. La enfermera se negó, porque los niños no donaban sangre. La chica insistió, uno de los profesores apareció, preguntando qué estaba pasando, la pequeña argumentó "... el apellido de mi familia es brudkovskaia. Mi mamá era donante. Fue asesinada por una bala fascista cuando iba a donar sangre".

El profesor conocía a su madre, como una donante con el grupo universal, del primer grupo. "... extrae mi sangre insitía la chica. No parezco tan pequeña. Soy fuerte. Estoy en el hospital todas las noches de servicio", la enfermera ya no argumentó. El nombre de la niña era Katya. El profesor ordenó alimentarla con una ración "especial" para donantes y beber té dulce.

Las primeras bombas de metralla cayeron en el LIPK en el primer día del bloqueo, el 8 de septiembre, que hicieron grandes huecos al edificio. Después de este bombardeo, en el sótano del instituto fue adaptado para las transfusiones, pues el sonido de las bombas y las balas causaban terror en la población, que producían espamos en los vasos sanguíneos, por lo que era imposible tomar sangre, pero en el sótano relativamente tranquilo, era factible este pausado trabajo. Así este área del instituo funcionaba regularmente.

Dispuestos a ayudar al frente por la ciudad asediada, el personal del instituto pudo permitirse seleccionar sólo "donantes universales", y a partir de noviembre del 41, decidieron recoger sólo, salvo excepciones, transfusiones del primer grupo. Así el montante de la sangre recolectada durante la guerra superó el 95 % del primer grupo, de toda la sangre donada.

El hambre y las condiciones de vida afectaron a la salud e higiene de las personas. Alrededor del 20 % de los donantes no pudían donar, pues la incidencia de la tuberculosis aumentó, y muchas tenían síntomas de agotamiento. Como resultado, las personas fueron exentas de donar, después de una serie de pruebas, y así la tasa de pérdidas por salud disminuyó constantemente.



Así por la salud de la población, hambrienta, en aquellos fríos días, no se permitió que el donante aportara las mismas cantidades que antes del bloqueo, por lo que hubo un límite de 170 ml a la vez, pero de hecho era menos.

Con el fin de paliar la situación, el personal del LIPK solicitó al mando de Leningrado, para solucionar este problema alimenticio, proporcionar a los donantes unas raciones reforzadas. Como resultado, el 20 de diciembre del 41, los donantes comenzaron a recibir comidas especiales según la norma:

Pan blanco 200 g;
Carne 40 g;
Pescado 25 g;
Azúcar 30 g;
Productos de panadería 25 g;
Cereales 30 gr;
Aceite 30 g;
Huevo 0,5 piezas.

Esta comida no era diaria, las raciones se entregaban cada diez días,  individulamente, solamente cuando donaban. Por cierto, intente al menos una semana vivir con tal dieta...

Además de las raciones, se esperaba que los donantes recibieran una recompensa en efectivo de 30 rublos, pero ellos lo rechazaron, transfiriendo el efectivo al Fondo de Defensa. En marzo de 43, un telegrama se envió del Instituto de Leningrado de Transfusión de sangre:
 "... Por favor transmitan que los donantes de Leningrado, del Instituto de Transfusión de sangre, han recaudado 390 mil rublos, más adicionalmente otros 120 mil rublos para la construcción de un avión"
Al Leningrado donante "... mis saludos fraternales y gratitud del Ejército Rojo. Stalin". No se limitáron estas ayudas a un avión, sino a tanques y otras armas.

Las condiciones del bloqueo de Leninrgrado se convirtieron en el campo más importante para la investigación, y la primera conferencia científica celebrada en la ciudad asediada fue organizada por el LIPK, y su tema principal fue el trabajo del instituto. Durante el bloqueo, los científicos protegieron  a 10 candidatos por sus tesis doctorales, realizándose 120 obras científicas, 61 reuniones del consejo científico, y una gran cantidad de datos recopilados.

El Instituto estuvo involucrado no sólo en investigación, preparación y envío al frente de la sangre, sino que también realizó trabajos educativos: conferencias de radio, se hizo un cortometraje, y se publicaron carteles por toda la ciudad. Estas medidas ayudaron a evitar la pérdida de sangre recolectada debido a la evacuación de residentes y a las tasas de entrega reducidas: en el 41, se registraron 35.856 personas donantes; en el 42 se registraron 56.959 personas; en el 43  y el 44, 34.000 personas.

En general, se sistematizó el trabajo de recolección de sangre para el frente, realizandose transfusiones a tres mil personas a través del LIPK, todos los días. Sólo una vez, en septiembre del 41, debido a una alarma aérea que duró más de 18 horas, nadie vino, por ello los donantes fueron los mismos empleados del propio instituto, fueron 150 las transfusiones ese día.

Más tarde la amenaza de muerte se volvió habitual, y el único documento civil que permitió al pueblo moverse durante el bombardeo (a pesar del miedo y a riesgo de perecer) cuando el tráfico en la ciudad estaba cerrado, era la identificación como donante.


Los planes alemanes para la destrucción de Leningrado no estaban destinados a hacerse realidad, la ciudad luchó: por su existencia, por su memoria, por todo el país. Por el bloqueo, según el cálculo más "optimista", murieron alrededor de 600  mil vidas, por efecto de las bombas solamente el 3% de la población, el resto de las muertes lo fueron por hambre.

El frente Leningrado contuvo a un enorme grupo de ejércitos de Hitler y sus aliados europeos, sin permitir que este ejército fuera trasladado a a Moscú, destruyendo los planes de la Blitzkrieg. La importancia de Leningrado para la victoria desde hace muchos años no ha sido discutida y es evidente que solamente hoy en día, algunos jóvenes se atreven a decir: "¿No hubiese sido mejor rendir la ciudad?"...

P.D. Katya Brudkovskaia cuando cumplió los 18 años se convirtió en donante de sangre.

No permitiremos que se olvide la gran historia de nuestro pueblo.

Enlace original en ruso:
https://www.facebook.com/groups/1871144779765326/permalink/2569538793259251/

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