9 de septiembre de 2019

Las atrocidades cometidas por los verdugos de los nazis, la legión SS Letona en Bielorrusia y Rusia

Por Iliá Polonski, publicado en la revista Bditelnost (Vigilancia). Traducción N. G.

La tarea principal de Occidente es presentar a la Unión Soviética y Rusia como un enemigo histórico, y para esto piensan que el blanqueamiento de los sangrientos verdugos y sádicos también funcionará.

En la Letonia moderna, los antiguos legionarios de las SS de Letonia son considerados héroes nacionales. Son reconocidos como tales no solo por las organizaciones radicales de derecha, sino también por el propio poder estatal. Están tratando de exponer a los legionarios de las SS como combatientes contra la "ocupación soviética", y prefieren silenciar las atrocidades que cometieron contra la población civil en los territorios ocupados por los nazis. Mientras tanto, ha sobrevivido una gran cantidad de evidencia documental sobre las verdaderas "hazañas" de los verdugos de la legión de voluntarios SS de Letonia. Los monstruosos crímenes de guerra de los legionarios contra la población civil son confirmados no solo por fuentes soviéticas, sino también por testigos del lado opuesto.


Los asesinos de civiles de la Legión SS letona en la Letonia actual y en Occidente son considerados héroes ...

El 26 de mayo de 1944, fue analizado por el coronel Pozdnyakov, que entonces tenía como responsabilidad la logística del Ejército de Liberación de Rusia (ROA) en la ciudad de Riga, un informe del teniente Valdis Baltins, letón de nacionalidad, que es muy interesante.
En ese momento, ocupaba el cargo de Oficial de Información del Grupo Especial, para la investigación de los sucesos sucedidos en Bielorrusia, en cuyo territorio actuaron las unidades de la Legión de Voluntarios SS de Letonia.

Por supuesto, este teniente de ROA difícilmente se le puede llamar una persona inmaculada, pues también fue golpeado por los horrores, pues comprobó personalmente las acciones realizadas las aldeas donde "trabajaban" los legionarios letones. Hubieron transcurrido más de diez años desde el final de la Segunda Guerra Mundial, cuando en 1956 se publicó un artículo del ex teniente del ROA Baltins, quien tuvo la suerte de sobrevivir a la represión nazi, permaneciendo fuera de su país en Rusia, donde escribió como otros emigrados, sus memorias en el diario histórico militar
«Часовой»-"Chasovoi". El artículo se titulaba "No me atrevo a callar" y fue escrito justo después del informe al coronel Pozdnyakov. En él, el autor describió lo que le impresionó durante uno de sus viajes a Bielorrusia.

En diciembre de 1943, Baltins llegó a las aldeas de Knyazevo, Barsuki, Rosalino, en la región de Vitebsk. Primero, los soldados alemanes se alojaron aquí y, debo decir, se comportaron bastante tolerantes con la población local. Luego, las tropas alemanas fueron reemplazadas por los legionarios letones, que a los aldeanos les parecían verdaderos demonios con carne. Los civiles se vieron obligados a esconderse en los bosques por la noche, envolviéndose en sábanas para camuflarse en la nieve.

Lo primero que llamó la atención de Baltins fue la abundancia de cadáveres de mujeres, ancianos y niños que estaban literalmente dispersos por las aldeas y en los campos mismos. Eran cientos de cadáveres con rastros de atrocidades. Lo que vio dejó anonadado al antiguo teniente del traidor Vlasov y, siendo letón, decidió hablar con sus coetáneos nazis de la Legión SS. Pero la respuesta de los legionarios no lo sorprendió menos. Los hombres de las SS de Letonia afirmaron que mataron a ancianos, mujeres y niños con el único propósito de destruir a la mayor cantidad posible de rusos.

"No recuerdo el nombre del pueblo, en el que una nube de moscas volaban sobre un barril de madera que atrajo mi atención. Al mirar dentro del barril, vi innumerables cabezas cortadas masculinas en él. Algunas llevaban bigote y barba. Alrededor del pueblo encontramos muchos cadáveres de campesinos ejecutados. Después de hablar con los residentes sobrevivientes, no teníamos dudas de que las SS de Letonia también operaron aquí, mostrando su envilecimiento y valentía, en las represalias contra la población indefensa", dijo el teniente Baltins.

Solo en el área de la aldea de Kobylniki, el teniente y sus compañeros descubrieron unos tres mil cadáveres. Campesinos ejecutados, en su mayoría mujeres, ancianos y niños. Los pocos aldeanos sobrevivientes le dijeron a Baltins que los verdugos eran seres que parecían personas con distintivos SS, que entendían ruso. Llevaban banderas rojas, blancas y rojas como un signo distintivo. El teniente del ROA no tuvo que preguntar más pues sabía quienes eran: entendió muy bien que tipo de soldados de las SS estuvieron ejecutando a los residentes locales.

Al concluir el informe, el teniente Baltins le pidió al coronel Pozdnyakov que tomara medidas para proteger a la población rusa de la repetición de esas monstruosas masacres por parte de los legionarios letones. Por supuesto, se tomaron medidas, gracias a ello las fuerzas letonas de liberación fueron deteniendo a los verdugos SS, impidiendo su ocultamiento, a partir de las informaciones del comando del ROA.

Pero, ¿de dónde vinieron los hombres de las SS de Letonia en el territorio de la Bielorrusia ocupada? Para empezar, en 1941-1942, Adolf Hitler rechazó por completo la idea de formar unidades armadas independientes, con ciudadanos profascistas de los pueblos bálticos. Sin embargo, la derrota en Stalingrado y las crecientes pérdidas de las tropas de la Wehrmacht y las SS, obligaron a los líderes del Tercer Reich a cambiar sus puntos de vista sobre este tema.


Legión voluntaria SS de Letonia, en un desfile en la Riga ocupada por los nazis

El 10 de febrero de 1943, Adolf Hitler ordenó la formación de las unidades letonas dentro de las fuerzas de las SS. Oficialmente, la formación de la Legión de Letonia como parte de las Waffen SS comenzó el 27 de febrero de 1943. El general de división y brigadier de las SS Rudolf Bangerski (Bangerskis en la versión letona) fue nombrado para el puesto de inspector general de la legión.

Durante su vida, Bangerski logró servir en cuatro ejércitos completamente diferentes. Y el primero de ellos fue el ruso. Hijo de un granjero letón, se graduó de la Escuela de Infantería de San Petersburgo en 1901 y fue asignado al ejército ruso como segundo teniente.

Conoció el estallido de la Primera Guerra Mundial como capitán del cuartel general, comandante de la décima compañía del 36° Regimiento de Infantería Oriol, de la 9° División de Infantería, y terminó la guerra como coronel, comandante del 17° Regimiento de Rifles Siberianos, dentro de la 5° División de Rifles Siberianos del 2° Cuerpo de Ejército Siberiano. Durante la Guerra Civil participó en el Movimiento Blanco, comandó divisiones en Kolchak y Semenov, y del primero recibió el rango de Mayor General, y del segundo, Teniente General.

Habiendo emigrado después de la derrota de los blancos, llegó a Letonia, donde continuó su servicio militar en el tercer ejército, en las fuerzas armadas de la República de Letonia. Hubo un tiempo en que incluso fue Ministro de Defensa de Letonia. Luego renunció cuando llegó al límite de edad, se dedicó a sus negocios, después de que Letonia se uniera a la URSS, prefirió "ocultarse" en una granja de parientes, dedicarse a la agricultura, y tan pronto como llegaron los nazis, estaba en las filas de los colaboradores.


Brigadenfuhrer SS Rudolph Bangerski

Bangerski hizo todo lo posible para atraer la mayor cantidad posible de jóvenes letones a la Legión SS. Y así, estos últimos, se aprovechaban sirviendo para sus apetitos: tenían una sensación de poder, comida tolerable, uniformes y armas. Sin embargo, a pesar del celo de los legionarios letones, el Mando alemán no confiaba particularmente en ellos. Los oficiales alemanes aún ocupaban los puestos de mando más altos en la legión, y el escalafón medio estaba compuesto por ex oficiales del antiguo ejército letón. La Legión incluía dos divisiones: la 15ª División de Granaderos de las SS (1ª División Letona) y la 19ª División de Granaderos de las SS (2ª Letona).

Los legionarios letones participaron no solo en batallas, sino también en operaciones punitivas contra ciudadanos soviéticos pacíficos. Fueron enviados a los territorios de las regiones de la República Socialista Soviética de Letonia, Pskov, Novgorod y Leningrado de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia (RSFSR), a Bielorrusia, y a Polonia. Allí, fue donde el teniente Baltins escribió sobre las atrocidades, repitiéndose en varias regiones de la URSS y Polonia.

El 6 de agosto de 1944, los legionarios del 43º Regimiento de fusileros de la 19 División de las SS letonas, torturaron y mataron brutalmente a las tropas soviéticas capturadas en el área de la aldea de Bobryni (en el territorio de la República Socialista Sovietica de Letonia). El incidente fue informado a los máximos órganos superiores, por el responsable superior del departamento de contrainteligencia del Ejército, en el del Segundo Frente Báltico. Citamos un extracto más impresionante del informe:

“Grabaron con estrellas las frente de los tenientes Kaganovich y Kosmin, rompieron sus piernas y les arrancaron los dientes con las botas. A la instructora médica Sujanova A.A. y otras tres enfermeras les cortaron los senos, destrozaron las piernas y los brazos, e infligieron muchas puñaladas".

En la aldea de Zalia-Gora, región de Novgorod, una compañía de gendarmes de la 19ª división de las SS disparó contra 250 ciudadanos soviéticos civiles. Esto sucedió el 18 de diciembre de 1943 y el 21 de enero de 1944, en el pueblo de Glújaya, los gendarmes dispararon a 200 civiles con ametralladoras, en un granero donde previamente habían sido encerrados. En total, desde diciembre de 1943 hasta abril de 1944, los legionarios de la 19 División de Granaderos de las SS asesinaron al menos 1.300 ciudadanos soviéticos, y quemaron 23 aldeas. Y esto fue parte de un plan ominoso aprobado por los principales líderes del Tercer Reich, e implementado por los fieles perros de Hitler: los legionarios letones.

Como parte de la operación "Invierno mágico", se llevó a cabo en los territorios ocupados de la RSFSR y la RSSB (República Socialista Soviética de Bielorrusia), del exterminio masivo de civiles para crear la llamada "zona de exclusión", para que no hubiese habitantes que pudieran ayudar al movimiento clandestino soviético.

Cientos de aldeas fueron quemadas, al menos 12.000 civiles fueron fusilados o asesinados brutalmente, incluidos 2.000 niños menores de 12 años. Otras 15 mil personas fueron capturadas y servían como esclavas, enviandolas a trabajar en Alemania. Los autores de estas atrocidades fueron siete batallones SS, que hicieron de gendarmes letones.

Por supuesto, ahora se guarda silencio sobre tales "hazañas". Además, los defensores de los legionarios los nacionalistas letones y los liberales locales, argumentan que todos estos crímenes son propaganda ficticia rusa. Pero, ¿qué pasa con los numerosos testimonios de los testigos presenciales, de aquellos a los que era difícil culpar por un estado de ánimo pro-soviético (el mismo teniente Baltins, letón de nacionalidad).


Tiroteo de civiles realizado por las SS. 
Foto del libro: Dyukov A., Operación "Invierno mágico": política de exterminio nazi y colaboracionismo letón. - M .: Fundación "Memoria histórica", 2011.

Es interesante que tan pronto como la revista "Chasovoi" publicó un artículo del ex teniente Baltins, también apareció del ex inspector general de la Legión SS letona Rudolf Bangerski. Después de la guerra, el SS gruppenführer vivía tranquilamente en Alemania Occidental. Y bueno, parecía que silencioso pasaba sus días, pero no, participaba activamente en las acciones de la organización nacionalista "Halcones de Daugava". Por eso, el artículo de Baltins indignó tanto a los nazis que escaparon de la justicia soviética.

El Gruppenführer Bangerski escribió una respuesta a la revista "Sentry", en la que argumentó en cuatro párrafos que los legionarios letones, "supuestamente no estaban involucrados en las atrocidades cometidas". Bangerski escribió que los legionarios y la policía letona no podían haber cometer tales atrocidades. Además, Bangerski se preguntó cómo Baltins podría incluso llegar a aquellos lugares, donde hubieron ocurrido tales terribles represalias.

En 1958, dos años después de la publicación del artículo en la revista, el ex gruppenführer de las SS Rudolf Bangerski se estrelló en un accidente automovilístico. En el momento de su muerte, tenía 79 años. Sobrevivió a pacíficos seres desafortunados, que fueron brutalmente destruidos por sus subordinados en las aldeas rusas y bielorrusas.

¿Por qué, 74 años después de la victoria en la Gran Guerra Patria, volvemos a plantear el tema de la participación de los legionarios letones, es que nos alegramos de las historias de sus atrocidades? 


Lo más terrible del caso es que hoy están rehabilitados en Letonia. Por ejemplo, el mismo Rudolf Bangerski fue enterrado solemnemente en 1995 en el cementerio Bratskoye en Riga, en el monumento a la Madre Letonia. Luego, hace 24 años, el gobierno letón todavía estaba tratando de disimular, confundiendo a los habitantes, cuando prohibió formalmente al Ministerio de Defensa letón que organizara el entierro de un nazi de alto rango. Pero la ceremonia contó con la presencia no solo de nacionalistas y de ex legionarios de las SS, sino también de oficiales en funciones del ejército letón.

Otros estados bálticos llevan a cabo una política similar en relación con sus propios verdugos de las SS y colaboradores de todas las tendencias. En Ucrania, conmemoran a Bandera, proclaman como héroes a los nacionalistas fascistas. 


Y esto se hace no solo, y no tanto por una reverencia especial hacia los verdugos de hace setenta y cinco años, sino por la voluntad de transformar la cosmovisión y la psicología de los actuales habitantes de estos países, especialmente de los jóvenes. Después de todo, la tarea principal es presentar a la Unión Soviética y a Rusia como un enemigo histórico, y para esto es imprescindible el blanqueamiento de los sangrientos verdugos, incluso de las atrocidades que cometieron los nazis y los seguidores de Vlasov.


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