Por Alla Kazakova, en Círculo Henri Barbusse
“Había que salvar los cinturones forestales, era posible!
Han hecho falta setenta años para obtener tales árboles, y todo ha sido
cortado y vendido como leña: ¡Los responsables deberían ser llevados
ante la justicia!“.
Reacción al anuncio de la destrucción de uno de los restos de las
famosas “bandas forestales de Stalin” que sobrevivieron al período de
Jruschov, durante la construcción de una carretera para Crimea.
INDICE
Los ecologistas, por la protección de los cinturones forestales de Stalin
¿Una permacultura productivista?
Los herederos del Plan, ¡pioneros modernos de la ecología!
Los protagonistas
Un contexto favorable para nuevas experiencias.
Un proyecto revolucionario en más de un sentido.
Las razones teóricas de tal transición ecológica
Una energía limpia y sostenible, ya entonces…
¿Y la protección de la naturaleza entretanto?
La ONU sobre el plan de transformación de la naturaleza
Durante ese tiempo, en Occidente…
La ruptura jruschoviana
Jruschov y el mar de Aral
El viraje a la agroquímica
CONCLUSIÓN
Los ecologistas, por la protección de los cinturones forestales de Stalin
El periodista ecologista ruso Boris Kosmach indicaba, por su parte:
“La construcción de esta carretera probablemente era necesaria, pero hay
que evaluar los daños al medio ambiente y obligar al Estado a restaurar
estos cinturones forestales en otros lugares”[1].
Esta lejana noticia podría sacudir muchas de las ideas recibidas
sobre la antigua URSS: sí, hay ecologistas rusos que luchan por la
preservación de una herencia soviética que Jruschov y sus sucesores han
contribuido en gran medida a destruir. La agricultura “productivista”,
para utilizar el vocabulario de moda, calcada del modelo intensivo
estadounidense, la contaminación de los suelos por DDT en Moldavia y en
otros lugares, la desaparición del mar de Aral, todas estas calamidades
que se vienen repitiendo machaconamente en las escuelas y en los medios
de comunicación durante décadas, se las debemos a Jruschov y a la
profunda ruptura ideológica y política, silenciada desde entonces, que
impuso después de la muerte de José Stalin en los años 50. Por
ignorancia, es fácil confundir la calamitosa “Campaña de las Tierras
Vírgenes” de Jruschov (1954), con las franjas de bosques del “Plan de
transformación de la naturaleza de Stalin” (1948). Sin embargo, éste fue
su antítesis desde el punto de vista de la agroecología. Digámoslo
claramente: fue el mayor proyecto agroforestal de historia, basado en
una permacultura masiva resueltamente opuesta a “la agroquímica”
floreciente, en cambio, al otro lado del “telón de acero” en la misma
época…
La amalgama deliberada entre los dos períodos nos ha dejado sumidos
en la ignorancia sobre este aspecto de la historia soviética. El año
pasado, el espacionauta francés Thomas Pesquet[2]
se sorprendía en un tweet por estas curiosas e inexplicables bandas
geométricas divisadas a lo largo del Volga desde lo alto de la estación
MIR. Sí, las huellas aún son visibles desde el espacio, a pesar de las
posteriores deforestaciones, y este “plan de transformación de la
naturaleza” que pobló en particular las estepas soviéticas del sur con
decenas de millones de árboles, esta obra que debe ser exhumada, sin
duda interesará a los activistas sinceros que quieren liberar la
verdadera ecología del veneno ideológico maltusiano del “decrecimiento”.
Más allá de las caricaturas, en efecto, ¿no podemos encontrar allí un
comienzo de respuesta a una de las preguntas centrales de nuestra
época: ¿cómo alimentar a la humanidad sin penurias, a la vez que
abandonamos el modelo funesto de la agricultura intensiva, hoy en
entredicho?
¿UNA PERMACULTURA PRODUCTIVISTA?
Hasta ahora, en Francia solo conocemos dos tipos de “bio”: el
“verdadero”, que en principio contiene solo unos pocos pesticidas
(residuos atmosféricos procedentes de los campos “convencionales”
circundantes) y cuyos precios son lo suficientemente altos como para que
solo ciertos estratos sociales se puedan pagar el lujo de consumirlo a
diario, y el bio “low cost” (de bajo coste) que se vende en los
supermercados a un precio más moderado pero sin sabor, cultivado en
invernaderos que se asemejan a clínicas costosas en energía para
prescindir de pesticidas en el marco de una producción en masa,
transportada al consumidor en avión y en ocasiones desde muy lejos.
Sólo el sistema socialista cubano supera actualmente esta
contradicción, ya que la isla se sitúa en solitario en la intersección
de los países con huella ecológica más baja y aquéllos con alto IDH
(Índice de Desarrollo Humano). En otras palabras, Cuba produce, por
ejemplo, 100% bio, local… pero sin subir los precios.
Es un poco con este modelo inducido por la
colectivización de la tierra (especialmente en forma de cooperativas
cedidas por el estado en usufructo gratuito, anteriormente conocidas
como koljoses) que la agricultura soviética de posguerra, completamente
colectivizada, implementó la producción agrícola al mismo tiempo “sostenible” y “de masas”.
Este es un cambio radical de filosofía en materia de agricultura,
porque en realidad la visión de los agroquímicos y la de los ecologistas
“decrecientes” es la misma: consideran que el suelo es una reserva
pasiva que no puede aumentar su fertilidad, una “piel de zapa” que no
podrá satisfacer a todos al ritmo de nuestra demografía galopante. Para
algunos, será necesario “perfundirlo”, “doparlo” permanentemente con
insumos (incluso a costa de matar todo lo que vive en él) reemplazando
los recursos endógenos que constituyen su fertilidad natural. Para
otros, será necesario resignarse a producir “poco”, de manera “no
productivista”, al ser la fertilidad de estos suelos inextensible por
naturaleza.
Los agrónomos soviéticos de las décadas de treinta y cuarenta,
encabezados por Vassili Williams y Trofim Lysenko, se oponían a los
“defensores reaccionarios de la fertilidad decreciente”, y defendían la
“fertilidad creciente”, basada en el mantenimiento de los recursos y
capacidades endógenas del suelo, como veremos más adelante. En cierto
modo, anticiparon la definición moderna de la agroecología[3], que consiste en concebir el suelo “no como un depósito pasivo sino como una fábrica,
que debe ser atendida para satisfacer a su vez las necesidades de las
plantas cultivadas”. Es así como se puede, a la vez, respetar la
fertilidad natural del suelo y hacerla crecer, en lugar de reemplazarla
por completo con la agroquímica occidental, sabiendo que esta
sustitución causa efectos contrarios a largo plazo: erosión biológica y
luego física de los suelos cultivados.
No es razonable hablar de “productivismo” cuando la principal
preocupación del Estado es garantizar la autosuficiencia alimentaria del
pueblo. Por necesidad, asistimos en Cuba al desarrollo natural de los
mejores organopónicos (cooperativas de agricultura biológica),
en superficie cultivada y en productividad, a partir de una situación
extremadamente crítica durante el “período especial en tiempo de paz” de
los años 90, cuando se subdividieron los mayores sovjoses para
facilitar la transición técnica por parte del campesinado, disponiendo
de relativamente poco material y energía. En un contexto bastante
comparable, durante la Segunda Guerra Mundial, el Estado soviético había
favorecido el rápido desarrollo de la agricultura urbana y periurbana
(practicada ahora en Cuba y conocida por sus excelentes resultados en
agroecología), por lo tanto bajo una forma aparentemente “familiar”,
“reducida”, “no productivista”, antes de pasar en 1948 al plan de
transformación de la naturaleza en una superficie grande como el doble
de Francia.
Los herederos del Plan de Transformación de la Naturaleza, pioneros de la ecología moderna.
La omertá (mafiosa ley del silencio) que cubre la historia
del “plan de Stalin” también puede recordarnos lo poco que se habla,
incluso en los círculos ecologistas, de los progresos realizados hoy en
China y en Cuba, estos dos supervivientes del campo socialista, respecto
de las dos “patas” del programa ecológico:
– La transición energética, por un
lado, de la que China es un pionera, con sus plantas de energía solar
(las mayores del mundo), sus obras de construcción de “ciudades
forestales” autónomas, su legislación extremadamente restrictiva hacia
la industria con respecto a la contaminación del aire y el agua, por no
mencionar su posición de líder mundial en energía hidroeléctrica.
– La revolución agroecológica
cubana, por otro lado, que ha colocado a la isla muy en cabeza de la
lista de países que han alcanzado el estadio de “desarrollo sostenible”
según organizaciones como la ONU, WWF y otras ONG. La prohibición de
pesticidas y la conversión de la agricultura a escala nacional han
permitido a Cuba producir local, bio, colectivo, tanto en los campos
como en las ciudades, ¡sin aumentar los precios de las mercancías!
Solo un estado socialista puede asumir tales inversiones financieras
sin amortización inmediata. Esto es lo que le permite lograr a escala
nacional, y por la necesidad de una soberanía nacional plena frente al
cerco capitalista (en lugar de vanos compromisos verbales nunca
cumplidos), una verdadera transición en estos dos pilares de la
soberanía popular.
En estas dos áreas, el campo energético (en particular
hidroeléctrico) y el agronómico, mostraremos que la URSS fue un
auténtico precursor, no antes, sino durante y contra la explosión de la agricultura intensiva en Occidente.
Los protagonistas
Vladimir Vernadski 1863 – 1945
Padre de la ecología científica, Vernadski, formuló en 1926 la noción de biosfera: se trata de considerar la totalidad de los seres vivos terrestres como una de las capas que envuelven la Tierra, al igual que la atmósfera, la hidrosfera y la litosfera. Considera lo que une esta biosfera con las otras envolturas, en sus influencias recíprocas y dinámicas. Esta visión interaccionista (materialista dialéctica) opuesta a una visión “mecanicista” o “formalista” (descriptiva), constituirá para muchos ecologistas actuales el origen del cuestionamiento sobre la influencia de las actividades humanas en el clima, por ejemplo. Vernadski, quien murió en 1945 como un “héroe de la ciencia soviética” y para quien se celebró entonces un funeral nacional, produjo una ciencia que participó en el fundamento teórico del plan de transformación, al plantear la posibilidad de mejorar a la vez los suelos, el clima local y biodiversidad por medio de modificaciones que tengan en cuenta todas las interacciones mencionadas.
Vassili Dokuchaev 1846 – 1903
Padre
de la pedología (ciencia de los suelos), reconocido mundialmente por
haber clasificado los suelos según sus características y producido una
teoría que explica su génesis, las etapas de su formación en relación
con el subsuelo mineral, pero también con el clima y los ecosistemas
locales. Esta visión interaccionista, dinámica y, por lo tanto,
materialista ha reemplazado una visión formalista y estéril de los
suelos. Los rusos, particularmente Dokuchaev, tienen un territorio
nacional particularmente diversificado, lo que explica por qué incluso
antes de la revolución rusa, ya eran líderes en este campo fundamental
para la renovación de las técnicas agrícolas. Los suelos rusos se
consideran inmediatamente un bien nacional que preservar, desde los
primeros años de la revolución, y esto, hasta los años sesenta.
Vassili Williams 1863 – 1939
Fallecido en 1939, será, sin embargo, uno de los principales protagonistas del plan de transformación, para el cual desarrolló, como pedólogo discípulo del gran Dokuchaev, nuevos métodos de fertilización de los cultivos opuestos a la agroquímica y muy similares a lo que ahora están defendiendo los permacultores para restaurar los suelos agotados. Rechazo del laboreo, cobertura vegetal, compostas menos ricas en nitrógeno y más ricas en carbono, así como un sistema de rotación de cultivos cercano al “equilibrio agro-silvo-pastoral” reivindicado por los ecólogos que promueven una cierta agricultura tradicional : los “sistemas herbarios”. Para las tierras negras erosionadas por los vientos secos de la estepa (óptimo después del cual el desarrollo natural disminuye la fertilidad cíclicamente), recomendó sembrar una mezcla de plantas inspiradas en las praderas silvestres, etapa temprana que precedía, según Williams, el de la tierras negras fértiles para invertir el ciclo natural.
Williams también se distinguió luchando en la Academia de Ciencias
contra la corriente de “agroquímicos” prooccidentales liderados por
Pryanishnikov, partidarios de la "fertilidad decreciente de los suelos”
y de un aporte permanente de fertilizantes nitrogenados procedentes de
la industria química.
Trofim Lysenko 1898 – 1976
El
agrónomo autodidacta Lysenko ha sido objeto de controversia en
Occidente, un poco olvidada desde la revolución epigenética de los
últimos años. Lyssenko tomó una posición radical contra la genética
idealista que postulaba la existencia de una barrera insuperable, una
ausencia total de interacciones entre lo innato y lo adquirido, entre
las células sexuales y todo el cuerpo, entre los genes y el medio. Su
visión, más interaccionista, se basaba en descubrimientos que hoy en día
se están retomando de alguna manera por parte de los propios genetistas
agrónomos: cuestionados ante los desastres de los insumos químicos a
largo plazo en Occidente, éstos se interesan seriamente por las técnicas
de ciertos permacultores capaces de “enseñar a las plantas” a resistir
naturalmente de generación en generación a condiciones difíciles (es
decir, sin pesticidas o fertilizantes químicos, sin irrigación masiva,
etc.).
Al igual que Lyssenko hace varias décadas, el permacultor Pascal
Poot, por ejemplo, lleva a cabo experimentos de educación vegetal
durante varias generaciones (lo que Lysenko llamaba “herencia de los
caracteres adquiridos por costumbre”). Véronique Chable, ingeniera del
INRA, ha estudiado la cuestión y testimonia: “Su principio básico es
poner la planta en las condiciones en las que queremos que crezca. Se ha
olvidado, pero durante mucho tiempo ha sido parte del sentido común
campesino. Hoy, llamamos a esto la herencia de los caracteres
adquiridos: en resumen, hay una transmisión del estrés y de los
caracteres positivos de las plantas durante varias generaciones. Debe
entenderse que el ADN es un soporte de información muy plástico, no es
solo la mutación genética la que causa los cambios, sino que también hay
adaptación, por ejemplo con genes que están apagados, pero que pueden
despertarse. La planta produce sus semillas después de haber vivido su
ciclo, por lo que conserva ciertos aspectos adquiridos. Pascal Poot
explota esto extremadamente bien, sus plantas no son muy diferentes de
las otras a nivel genético, pero tienen una capacidad de adaptación
impresionante.” (cita tomada de “Tomates sin riego ni pesticidas: el
método que fascina a los biólogos”, Nouvel Obs, agosto de 2016). Así es
precisamente como Lysenko abogaba por educar las plantas elegidas para
las estepas del plan de transformación de la naturaleza.
Mark Ozerny 1890 – 1957
Ozerny,
como muchos koljosianos de esa época (Baryshev, Yutkina,…), se
encuentra entre los mil protagonistas “sobre el terreno”, a menudo
recompensados por el Estado, sin los cuales ningún plan nacional sería
materialmente viable. La agronomía siempre ha resultado de una
interacción permanente entre los científicos y los prácticos: los
propios campesinos. El número especial de “Estudios soviéticos” sobre el
tema especificaba: “Constantemente el trabajo de los científicos
soviéticos se encuentra con la iniciativa que viene de abajo: el
agricultor colectivo solo trabaja en colaboración con el científico y
viceversa. Así como los institutos de investigación tienen sus campos,
miles de granjas colectivas tienen sus propios laboratorios, donde se
han formado muchos destacados experimentadores entre los campesinos”
(Estudios Soviéticos Nº 8, 1948). Cabe señalar que es exactamente cómo
procede el Estado cubano, en estrecha relación con el sindicato
campesino ANAP para lanzar el movimiento de masas “Campesino a
campesino”, organizando reuniones entre campesinos y formadores
agrónomos que permiten implementar la agroecología nacional actual. En
ambos casos, el Estado y sus agrónomos se han inspirado en gran medida
en los conocimientos tradicionales locales, en contraste con las
políticas capitalistas de agricultura intensiva que notoriamente las han
negado y suplantado.
UN CONTEXTO FAVORABLE PARA NUEVAS EXPERIENCIAS
“Stalin muere en 1953. Jruschov y su gobierno abandonan el ‘sistema Lysenko’ de rotación de los cultivos (…). Se retoman los métodos americanos de producción del maíz.“
Gilles Harpoutian, La petite histoire des grandes impostures scientifiques, 2016:
[El agrónomo Lysenko, protagonista del Plan] “pregonaba no desarrollar la industria de los abonos, dejar los campos en barbecho durante dos o tres años seguidos, (…) [e invitaba también a] renunciar a utilizar ciertas máquinas (gradas, tractores) que destruyen la textura del suelo”.
Jaurès Medvedev, Grandeza y ocaso de Lysenko, 1971:
Para comprender del todo el contexto en el que se implementó el Plan de transformación de la naturaleza, primero hay que explicar por qué éste solo se inició durante el cuarto plan quinquenal, en 1948, y no antes.
La URSS en ese momento salía de la última hambruna de su historia, producida en 1947[4], una combinación de destrucción sistemática por la invasión alemana[5] y de una estación particularmente árida en las estepas del sur que, con Ucrania, cubren en gran parte las necesidades alimentarias de la población. Debe saberse que el territorio soviético es, al mismo tiempo, muy vasto, lo que es positivo para una agricultura de fertilización extensiva, y muy heterogéneo, que lo es menos: allí coexisten las tierras más fértiles del mundo (“tierras negras” o “chernozems”) y las más pobres y secas, cuando no se trata de regiones totalmente impracticables (montañas, tierras congeladas, desiertos). Por lo tanto, lo que está en juego en la URSS no es intensificar la producción debido a una limitación de las superficies cultivadas, sino la fertilización de nuevos territorios y la extensión de cultivos, manteniendo como preocupación permanente el conocimiento, la protección, el mantenimiento de todos los suelos nacionales, de los bosques, de las innumerables reservas naturales[6] y de su biodiversidad.
En los territorios afectados por el plan de transformación de la
naturaleza, los rusos fueron confrontados a una gran contradicción: la
región de las tierras negras era potencialmente muy fértil, pero era
barrida por vientos secos violentos que las erosionaban fatalmente, por
lo que la agricultura estaba sujeta a contingencias extremadamente
dañinas. Este contexto no podía continuar, pero para eso era necesario
que la transformación de las estepas se dirigiera no sólo a los suelos,
los bosques y las fuentes de agua, sino también al clima local. Sólo un
gigantesco plan de forestación podía “transformar la naturaleza” para
superar tal enredo de dificultades.
En este contexto geográfico, fue necesaria una conjunción de varios
parámetros: primero, la naturaleza socialista del estado proletario,
propietario de la tierra y capaz de aplicar una política regional sin
resistencia kulak (privada). Luego se necesitaba una capacidad material
para multiplicar los viveros de árboles, el material necesario para las
siembras, etc. Una inversión colosal en un territorio más grande que el
doble de Francia, que, por definición, y dado el plazo necesario para
amortizarla, solo podría ser la de una “gran obra” estatal.
La realización de este plan también exigía un conocimiento científico
avanzado en pedología (ciencia de los suelos) y agronomía (ciencia
ligada a la producción agrícola). Y, por razones tanto históricas como
ideológicas, la URSS era líder en estos campos.
Un plan agroecológico de alcance nacional no puede improvisarse y,
más allá de experiencias puntuales que marcaron los años anteriores a la
guerra, había que acumular suficientes fuerzas productivas (la
agroecología implica más infraestructura que las simples insumos
químicos de la agricultura intensiva, más allá de la mecanización del
trabajo agrícola), conocimiento científico, formación universitaria
agronómica y una colectivización total que garantizara en serio la
transición en la infraestructura (las fuerzas productivas, en
lenguaje marxista). El plan para transformar la naturaleza sólo podía
ser realizado después de erradicar las hambrunas y de acumular y
organizar las fuerzas necesarias, durante un período que podría
calificarse como “NEP ecológica”[7].
UN PROYECTO REVOLUCIONARIO EN MÁS DE UN ASPECTO
El Comité Central del PCUS y el Consejo de Ministros de la URSS deciden el 20 de octubre de 1948, hace 70 años, realizar el plan para la transformación de la naturaleza.
Este proyecto prevé establecer franjas forestales de protección de los campos y de los ríos contra los vientos y la sequía, depósitos de agua de riego, represas hidroeléctricas así como rotaciones de cultivos adaptados a cada localidad, en un plazo minuciosamente planificado de 15 años (recordemos que el proyecto no continuó después de la muerte de Stalin y el ascenso al poder de Jruschov, cuyo credo era, por el contrario, la agricultura intensiva según el modelo americano).
Las franjas forestales y el “sistema herbario” de Williams debían
entonces mejorar la fertilidad de los suelos, aumentar sus tasas de
humedad por medios naturales, protegerlos de los vientos secos y
permitir la retención local de agua mediante la fijación de la nieve en
invierno. El conjunto de estos métodos corresponde a lo que hoy se
denomina en la corriente ecológica “agroforestería” y
“agrosilvopastura”.
– Hoy en día, la agroforestería es considerada como el nivel más alto
de la agroecología: el suelo del bosque es en realidad el más
productivo en biomasa debido a la actividad fertilizante de los árboles
(raíces profundas que alcanzan las sales minerales de la roca madre,
estimulación de la vida del suelo, absorción de excesos minerales,
reciclaje por las hojas muertas y las raíces de nutrientes para los
vegetales cultivados, sombra y retención del agua del suelo, etc.). Así,
las técnicas agroforestales modernas combinan tres pisos de cultivo: un
policultivo herbáceo en el suelo (donde las diferentes especies se
ayudan mutuamente a escapar de posibles parásitos y “malas hierbas”), el
estrato de arbustos de media distancia y la capa arbórea a larga
distancia, todos los cuales interactuan para optimizar las
productividades sin requerir insumos químicos o riego excesivo.
En Cuba, por ejemplo, bajo grandes árboles de aguacate, se cultivan arbustos como las guayabas o los plataneros, bajo los cuales se encuentran leguminosas a nivel del suelo. En los oasis africanos, las palmeras abrigarán, por ejemplo, granados, que protegerán a su vez plantas herbáceas para el forraje o la alimentación humana.
El plan de transformación de la naturaleza preconizaba plantar robles, abedules u otras especies dependiendo del terreno, bajo los cuales crecerían pequeños árboles frutales rodeando los campos de cereales o pastizales. Lyssenko y Williams destacaban el cultivo bajo cubierta vegetal, bajo un follaje arbóreo, o un mantillo vegetal resultante de una cosecha que dejara voluntariamente los tallos elevados para asegurar esta cobertura, al igual que hacen los permacultores de hoy en día cuyo credo es no dejar nunca el suelo “desnudo”.
En Cuba, por ejemplo, bajo grandes árboles de aguacate, se cultivan arbustos como las guayabas o los plataneros, bajo los cuales se encuentran leguminosas a nivel del suelo. En los oasis africanos, las palmeras abrigarán, por ejemplo, granados, que protegerán a su vez plantas herbáceas para el forraje o la alimentación humana.
El plan de transformación de la naturaleza preconizaba plantar robles, abedules u otras especies dependiendo del terreno, bajo los cuales crecerían pequeños árboles frutales rodeando los campos de cereales o pastizales. Lyssenko y Williams destacaban el cultivo bajo cubierta vegetal, bajo un follaje arbóreo, o un mantillo vegetal resultante de una cosecha que dejara voluntariamente los tallos elevados para asegurar esta cobertura, al igual que hacen los permacultores de hoy en día cuyo credo es no dejar nunca el suelo “desnudo”.
La agrosilvopastura es una interacción que a menudo presentan los
agrónomos ecológicos como Claude y Lydia Bourguignon, por sus virtudes
protectoras de las cualidades intrínsecas del suelo. El bosque entrega a
los campos sus hojas muertas y sus raíces, especialmente para cubrir el
suelo cultivado, el prado alimenta a los animales de granja que a su
vez abonan el suelo cultivado con fertilizantes naturales, etc. Este
tipo de acción recíproca permite que el sistema vuelva a ser productivo
al mismo tiempo que evita los gastos relacionados con la agricultura
intensiva convencional.
En el caso de Los “sistemas herbarios” de Williams, tan criticados en Occidente en el mismo período (donde nadie era todavía “ecologista”), la rotación de cultivos alterna las leguminosas (que enriquecen el suelo con nitrógeno sin aporte de fertilizante) con las gramíneas de pradera para animales de granja, que a su vez podían fertilizar el suelo con estiércol. Williams recomendaba además a este nivel el uso de compost natural más rico en heno (carbono) que en estiércol (nitrógeno de los nitratos que a menudo contaminan en exceso), lo que fue caricaturizado durante mucho tiempo por los occidentales. Sin embargo, es la base del trabajo de los actuales agricultores de permacultura, preocupados por aumentar la “relación C/N” (relación carbono/nitrógeno), en otras palabras, por favorecer la vida de los suelos basada en la metabolización del carbono orgánico, más que en el nitrógeno que favorece solo la mineralización de las bacterias.
Este plan de forestación fue el más masivo del mundo y sigue siéndolo hasta hoy. Pretendía nada menos que cambiar el microclima de los cultivos de las estepas áridas de la URSS, para realizar una agricultura no “intensiva” como, por ejemplo, en Europa en la misma época, sino “extensiva”.
En el caso de Los “sistemas herbarios” de Williams, tan criticados en Occidente en el mismo período (donde nadie era todavía “ecologista”), la rotación de cultivos alterna las leguminosas (que enriquecen el suelo con nitrógeno sin aporte de fertilizante) con las gramíneas de pradera para animales de granja, que a su vez podían fertilizar el suelo con estiércol. Williams recomendaba además a este nivel el uso de compost natural más rico en heno (carbono) que en estiércol (nitrógeno de los nitratos que a menudo contaminan en exceso), lo que fue caricaturizado durante mucho tiempo por los occidentales. Sin embargo, es la base del trabajo de los actuales agricultores de permacultura, preocupados por aumentar la “relación C/N” (relación carbono/nitrógeno), en otras palabras, por favorecer la vida de los suelos basada en la metabolización del carbono orgánico, más que en el nitrógeno que favorece solo la mineralización de las bacterias.
Este plan de forestación fue el más masivo del mundo y sigue siéndolo hasta hoy. Pretendía nada menos que cambiar el microclima de los cultivos de las estepas áridas de la URSS, para realizar una agricultura no “intensiva” como, por ejemplo, en Europa en la misma época, sino “extensiva”.
120 millones de hectáreas (un área equivalente a la unión de
Inglaterra, Benelux, Francia e Italia) estaban contempladas en el Plan,
incluidos 28 millones de hectáreas de desiertos, semidesiertos y estepas
secas. Consistía en ocho grandes áreas boscosas en las estepas y en las
estepas boscosas, con una longitud total de 5320 km y una superficie
plantada de 112.000 hectáreas. Estas regiones están situadas al sur de
la Unión Soviética: Volga, norte del Cáucaso, Ucrania, norte de
Kazajstán.
Cada franja de bosque consta de varias filas de árboles de 60 a 100
metros de ancho, separadas por un espacio de 200 a 300 metros. La
mayoría de los árboles seleccionados (dos tercios) son robles,
procedentes de 300 viveros previamente establecidos en toda la región.
Para el otoño de 1948, éstos ya habían producido 300 millones de
plántulas de robles, arces, fresnos, acacias, moreras (el 10% de los
árboles plantados serían árboles frutales bordeando las franjas)… Sobre
una franja de quince metros de ancho, el conjunto de las plantaciones de
árboles representaba 80.000 km, o sea, ¡dos veces la vuelta a la Tierra
en el ecuador!
Además de estas franjas, se previeron bosques de protección en 5.7
millones de hectáreas. El ancho de las bandas y su composición eran
predefinidos según la localidad, el contexto climático y las plantas a
cultivar.
Se planificaron 44.222 estanques y depósitos de agua en las granjas
colectivas y estatales de toda la región, acompañando un vasto programa
de riego: se construyeron 4.000 embalses, manteniendo ecosistemas más
ricos al mismo tiempo que apoyando al riego de los campos y a la
regulación de los cursos de agua locales.
El conjunto de estas medidas ha permitido un aumento del rendimiento
de 25 a 30% para los cereales, de 50 a 75% para las verduras y de 100 a
200% para los pastos forrajeros.
72.000 personas fueron formadas para la ocasión. Un ministerio
especial para los bosques supervisaba el progreso de las operaciones,
seguido de varias universidades y centros de formación (en particular,
tomando sólo el año 1948, 10.000 instructores cualificados fueron
capacitados para un control de campo en los koljoses y sovjoses). Todos
los costos adicionales incurridos por las plantaciones fueron asumidos
obviamente por el Estado, lo que se sumaba a los incentivos pecuniarios
para el trabajo de rotación de cultivos y forestación.
El Congreso del PCUS de 1952 aprobó para los cuatro años siguientes la mejora de la calidad de los suelos y de su balance hídrico, la reducción de las formaciones funestas de barrancos de erosión, habituales en las regiones esteparias.
En los años más secos, el rendimiento de los sitios protegidos por
franjas forestales se ha más que duplicado. En los años normales, este
rendimiento ha aumentado en un 60%. Por lo tanto, se había logrado el
objetivo allí donde se habían realizado mejoras.
De hecho, todavía observamos hoy una rentabilidad dos o tres veces
mayor en los campos cercanos a las pocas franjas forestales que todavía
se mantienen hoy en día, en comparación con los otros campos más
distantes, cuando la temporada es seca[8].
Las técnicas que se relacionan con la permacultura a gran escala son
bastante evidentes en los comentarios de la época. Se puede leer en Estudios Soviéticos
(Nº 8, diciembre de 1948): “No es nuestra intención explicar en detalle
qué se entiende por rotación herbaria y forrajera en la URSS. Que se
sepa solo que el inventor es el académico bolchevique V. Williams. Este
método se basa en la siguiente observación, nunca contrarrestada: sólo
son posibles cultivos abundantes y cada vez mayores (lo que entre
paréntesis destruye la teoría reaccionaria del agotamiento del suelo) en
un suelo de estructura sólida y finamente granular. Pero la forma más
efectiva de asegurar una estructura de suelo finamente granular es
introducir periódicamente en las rotaciones de cultivos una mezcla de
hierbas perennes, de leguminosas y de cereales. Al pudrirse, las raíces
de las hierbas perennes realizan un gigantesco trabajo de mejora y
enriquecimiento de las cualidades físicas del suelo. Este último
adquiere una estructura (…) que posee una notable capacidad para
acumular y conservar la humedad que aparece en la temporada de lluvias y
de derretimiento de las nieves. El agua de las lluvias tempestuosas
tampoco logra quebrar la tierra: es retenida y posteriormente utilizada
por las plantas. (…) Es por esto que la decisión planea extender aún más
este método. En solo 6 años, antes de 1955, los 77.509 koljoses de la
estepa adaptarán sus campos a gran escala a este sistema de rotación o
de alternancia de cultivos.”
Los especialistas habrán reconocido en este texto, sin el vocabulario moderno de los agrónomos claro está, la noción de complejos arcillo-húmicos
en el origen de la textura granular, cuyos agregados permiten al suelo
asemejarse a una especie de esponja con alta capacidad de retención, y
que provienen tanto de la roca madre erosionada por las raíces profundas
de los árboles (arcillas) como de la materia orgánica putrefacta más
superficialmente (humus). La muy lenta formación de estos valiosos CAH
como origen de la fertilidad creciente del suelo resulta en todos los
aspectos de una actividad biológica del suelo (hongos,
microfauna, bacterias) que nuestros pesticidas y fertilizantes químicos
sobredosificados matan poco a poco. El énfasis aquí vuelve a estar en la
necesidad de un policultivo, que contrasta con el monocultivo intensivo
occidental implementado en la misma época…
Razones teóricas de tal transición agroecológica.
En uno de los últimos capítulos del libro titulado Agrobiología
de T. Lysenko (1953), encontramos una concepción dinámica e
interaccionista, que podemos asociar con el materialismo dialéctico, la
doctrina oficial de la URSS, como origen de los policultivos esteparios
recomendados en 1948:
“Hasta ahora, la estepa [ecosistema de suelos pobres y “malezas”], en
la mayoría de los casos, triunfaba sobre el bosque. Esto no era porque
el bosque, como un hecho natural, no tuviera nunca la capacidad de
luchar contra la estepa, sino porque la intervención del hombre en la
naturaleza, dada la anarquía del modo de explotación capitalista,
siempre contribuía a la victoria de la estepa sobre el bosque, y rara
vez al resultado contrario… Porque, aún muy recientemente, en la gran
mayoría de los casos, el hombre se contentaba con talar el bosque y no
se molestaba por restaurarlo. Por eso, lo quisiera o no, estaba ayudando
a la estepa contra el bosque. Es cierto que, después de despejar el
bosque para dar paso a los cultivos, siempre tomaba medidas en orden a
evitar la invasión de campos cultivados por la vegetación salvaje de la
estepa.
La vegetación salvaje de la estepa es, por lo tanto, el enemigo común
del bosque y de las plantas cultivadas. Pero por medio de la
agrotécnica el hombre siempre ha protegido a éstas últimas contra las
plantas adventicias [malas hierbas], incluidos los pioneros de la
vegetación de la estepa, como la grama. También sabemos, ustedes y yo,
que en la estepa los bosques aseguran condiciones favorables al cultivo.
Mitigan e incluso eliminan factores climáticos adversos como los
vientos violentos o secos, las tormentas de polvo.
¿No podemos, por lo tanto, trabajadores de la ciencia,
asociar el cultivo de plantaciones jóvenes y plántulas forestales con el
de diferentes plantas útiles para que se enfrenten al enemigo común, la
vegetación salvaje de la estepa y los factores climáticos
desfavorables, y no podemos sacar ventaja de ello prácticamente?
Cuando cosechemos, no cortaremos los tallos [del maíz o de los
girasoles, ndlr]. Hay que dejarlos para que en invierno retengan la
nieve en toda la superficie de la siembra forestal”. Del mismo modo,
“cuando se cosecha el centeno, hay que cortar el tallo lo más alto
posible con el fin de tener un rastrojo alto para retener la nieve en la
pantalla forestal. (…) Esta protección será asegurada tanto por la
alfombra de estas últimas [siembras bajo cubierta vegetal o SCV] como
por los cambios aportados al terreno que ocupan.
Ahí radica la ventaja que los jóvenes sujetos de especies
forestales obtendrán de su asociación con las siembras de plantas
anuales cultivadas, mientras las ramas de los árboles y arbustos no se
hayan acercado lo suficiente. Después de eso, la mezcla de especies
recomendadas por nosotros -robles, arces y arbustos-, que constituyen la
pantalla forestal, estará en condiciones de resistir por sí misma a la
vegetación de la estepa y no dejará que se asiente ni la grama ni ningún
otro enemigo del bosque.”
Agrobiología, Trofim Lyssenko, 1953
Una energía limpia y sostenible, ya entonces…
“El socialismo son los soviets y la electrificación de todo el país“, decía Lenin. Sobre la cuestión de la energía, clave para todos los demás problemas económicos, la URSS primero invirtió en potentes centrales hidroeléctricas de fama mundial, que se caracterizan por una energía disponible de forma masiva, constante, limpia (sin desechos contaminantes) y totalmente renovable. Tanto aquí como en las decisiones agrícolas, la anarquía de la producción privada capitalista solo le permite a ésta invertir de manera marginal y puntual en obras de varios años de duración sin amortización inmediata de la inversión. Algunos impotentes aerogeneradores, a lo sumo… Sólo un Estado proletario poseedor de los medios de producción puede emprender financieramente un camino así.
Sabemos que la diversificación de energías es una preocupación de
cualquier Estado soberano, y también se recurrió a la energía térmica
contaminante, como más adelante a la energía nuclear desde 1954. Pero es
preciso subrayar que la prioridad cambió radicalmente con la llegada de
Jruschov al poder como lo reconoce un texto soviético revisionista
“Principios del marxismo-leninismo” (1961) del periodo de su mandato:
“La amplitud inmensa y cada vez mayor del uso de la energía eléctrica
pone en primer plano la búsqueda de medios poco costosos para
producirla. La economía socialista planificada permite explotar de la
manera más racional todas las fuentes (…): carbón, petróleo, gas,
esquisto y los recursos hidráulicos que son los más económicos y los más
duraderos (sic). (…) Es importante construir a la vez grandes centrales
hidroeléctricas y centrales termoeléctricas. Éstas pueden construirse
rápidamente y con un gasto relativamente bajo. Es cierto que una central
térmica suministra electricidad a un costo más alto que el de una
planta hidroeléctrica. Pero quien da primero da dos veces, dice el
proverbio.
La construcción prioritaria de centrales térmicas que operan a partir
de carbones baratos, gas y petróleo, ha sido elegida en la URSS como la
principal orientación del desarrollo energético en 1959-1965”.
En el informe de Malenkov para el 19º Congreso del PCUS en 1952, en
su parte relativa a la agricultura, descubrimos una sorprendente
orientación con respecto a las energías utilizadas para las máquinas
agrícolas: “La construcción de grandiosas centrales hidroeléctricas
y de los sistemas de riego en el Volga, el Don, el Dnieper y el Amu
Daria (…) abren grandes perspectivas. (…) Estas obras ofrecen amplias
posibilidades para la electrificación de la producción agrícola,
para la introducción de la electrificación de la labranza, para el uso
de cosechadoras combinadas y otras máquinas impulsadas por la
electricidad. ”
¿Y la protección de la naturaleza, entretanto?
1924: Fundación de la VOOP, sociedad panrusa para la protección de la naturaleza, por iniciativa de biólogos soviéticos.
1926: Creación de un comité estatal para la
protección del medio ambiente, con derecho de veto sobre las medidas
estatales que puedan causar daños a la naturaleza.
1929, 1933: Primer y segundo Congreso para la protección de la naturaleza, organizado por el VOOP.
1935: Primera conferencia soviética sobre el control del aire contaminado en Jarkov (Ucrania).
1936: La Academia de Ciencias de la URSS y la
Administración de los Bosques y la Reforestación crean secciones
encargadas de establecer listas de especies en peligro de extinción en
mamíferos y aves. Los delfines del Mar Negro, los leones marinos y los
osos polares son objeto de especial atención.
1941: Se encarga especialmente a una sección de la Academia proteger la biodiversidad de las costas y vías fluviales.
1948: Creación de una sociedad panrusa para la promoción y la protección de la flora urbana (VOSSOGZN)
1950: Se completa la creación de una reserva forestal de 25 km de ancho que rodea todo Moscú.
1970: Se empieza a hablar en Occidente de ecología y de protección ambiental…
La ONU sobre el plan de transformación de la naturaleza
“Si la guerra fría se transforma en un largo conflicto, las
realizaciones en cuanto a la recuperación de las tierras cultivables
pueden decidir la cuestión de quién será el vencedor”. Boyd Orr,
Director General de la ONU para la Alimentación y el Medio Ambiente
(FAO), publicado en el Washington Post en 1948, constatando ya
en aquélla época el agotamiento total cada año de tres millones de
toneladas de suelos fértiles en los Estados Unidos.
“El rasgo más característico del plan [soviético] es la coherencia
que marca su concepción; se ha comprendido acertadamente que todos los
factores que permiten la utilización óptima de la productividad de los
suelos forman un todo orgánico y que no se conseguirían mejorar las
condiciones del suelo de manera sostenible si se disociaran los diversos
elementos de un problema que, al revés, conviene atacar en bloque, en
todos los frentes y con todos los medios de que dispone la ciencia”,
indica la FAO en su informe de 1949.[9]
Durante ese tiempo, en Occidente…
La Segunda Guerra Mundial desarrolló oportunamente, con su industria
militar, numerosos derivados útiles para la agricultura intensiva,
incluidos los célebres pesticidas y fertilizantes nitrogenados. Los
resultados de este método “revolucionario” se sintieron de inmediato,
incluso en la URSS, donde había que luchar prioritariamente contra las
hambrunas provocadas por la invasión nazi. El famoso DDT, que apareció
en los EE.UU. a principios de los años 40, se utilizará en la URSS
únicamente a partir de la época de Jruschov. Anteriormente, los
agroquímicos soviéticos y su líder Pryanichnikov, en comunión con sus
homólogos occidentales, solo tenían, hasta los años 50, una influencia
marginal sobre la “comunidad científica” local, de tendencia
williamsiana en cuanto a la protección de los suelos.
Inmediatamente después de la guerra, mientras la URSS volvía a su agrobiología tradicional (con el plan de transformación de la naturaleza en particular), las grandes propiedades
agrícolas europeas, fuertemente impresionadas por los resultados
inmediatos de la agroquímica, comenzaron una tristemente célebre
“revolución verde”: reordenación de los territorios, destrucción de las
arboledas, intensificación de la agricultura por medio de la química,
hegemonía del monocultivo en regiones enteras con una pérdida simultánea
de la cultura campesina que tardará décadas en ser resucitada (a través
de la permacultura).
LA RUPTURA JRUSCHOVIANA
José Stalin muere en 1953. La “desestalinización” de Jruschov es
bien conocida, pero lo es menos su plasmación en el campo de la
agricultura, que fue una ruptura radical, no en su voluntad de producir
más, sino en el cambio de las técnicas empleadas. La posición de
Jruschov era clara: la URSS estaba comenzando a alcanzar la serenidad y
la seguridad del comunismo llegado su etapa final, lo que significaba
que ya no era rival sino “competidora” de los países imperialistas en el
mismo terreno de éstos, ¡incluido el de la “revolución verde” y la
agroquímica!
Si tuviéramos que usar el término “productivismo” (“producir por
producir”, más que para satisfacer las necesidades alimentarias de la
gente), como hacen muchos ecologistas, sería obviamente para este
período de “desestalinización”. “Mister Maíz” como se le llamaba en
aquel momento, había decretado la transición abrupta a la agricultura
intensiva según el modelo estadounidense (que ahora era necesario
superar con sus mismos métodos), y por supuesto el desmantelamiento de
todo lo que se había hecho antes con otros métodos.
El plan de transformación de la naturaleza fue derogado oficialmente
entre 1956 y 1959. 570 estaciones forestales establecidas para las
plantaciones en estepas fueron desmanteladas paralelamente, y muchas
franjas forestales ya plantadas fueron taladas para la explotación
maderera, al igual que cientos de miles de hectáreas de bosques en los
años 60… El Minlesjoz, Ministerio de gestión forestal, un símbolo sólido
del apego del Estado soviético a sus recursos silvícolas, fue también
liquidado e integrado en un Ministerio de Agricultura en plena
conmoción.
A partir de entonces, se recomendó el uso masivo de fertilizantes
químicos y pesticidas, y se practicó el monocultivo de maíz o algodón en
territorios enteros. Se gastaron enormes fondos para este propósito en
la construcción de plantas químicas. Pero con el tiempo, se constató una
rápida disminución en la calidad de las tierras negras de las estepas,
que gradualmente se volvieron salinas y no aptas para el cultivo.
En 1962, después de la famosa Campaña de las tierras vírgenes
y su labranza irracional, toneladas de tierra se convirtieron en polvo y
fueron barridas por los fuertes vientos de Kazajstán. Se desarrollaron
penurias de pan y de harina en la URSS y, por primera vez desde el final
de la guerra, hubo que comprar pan en el extranjero (13 millones de
toneladas de pan a cambio de 600 toneladas de oro de las reservas
nacionales). En 1967, un año particularmente seco, se observó que las
producciones agrícolas menos afectadas eran las adyacentes a las franjas
forestales que todavía existían en ciertas regiones. El impacto en el
medio ambiente y en la salud (multiplicación de los cánceres ligados al
uso del DDT en particular) se hizo más evidente: volvió a sentirse la
necesidad de una política de reforestación, pero nunca igualó al
gigantesco plan de 1948[10].
La plantación de franjas forestales se volvió a retomar a principios
de los años 80 (30.000 hectáreas), pero se detuvo nuevamente en 1985. En
1995, se vuelven a plantar 19.800 hectáreas, y 2.000 hectáreas por año
después de esta fecha. Solamente 300 hectáreas por año después de 2007,
es decir, un hundimiento total de esa política de forestación rusa que
había caracterizado la primera mitad del siglo pasado… La
responsabilidad de la gestión forestal se retira del Ministerio de
Agricultura en 2006, fecha del comienzo de la deforestación masiva
mencionada, reanudando con la huida hacia delante que caracterizó el funesto período agrícola de Jruschov.
Jruschov y el mar de Aral
Dos grandes ríos alimentan el famoso mar de Aral, que es un mar
interior adyacente a Kazajstán. La idea de que ahora era necesario
fertilizar los desiertos vecinos de Kazajstán y Uzbekistán a partir de
un trasvase de estos ríos (Sir-Daria y Amu-Daria) se remonta a las
primeras décadas de la URSS. La construcción de canales comienza en 1940
en el río Amu-Daria. El embalse Kairak Koum se construye en 1943 en el
río Sir-Daria. Una nueva obra comienza en 1950 en Amu-Daria, del lado
turcomano, pero la explotación de fuentes de agua locales en
Turkmenistán permite detener la construcción del canal en 1953: se dice
que el suministro de agua de los campos turcomanos es ahora suficiente
para la agricultura local.
Pero en relación con la inmensa necesidad de riego de Kazajstán,
durante la aventurera “campaña de las tierras vírgenes” (agricultura
extensiva sin forestación), Jrushchov decidirá, sin embargo, en 1954 la
reapertura de la obra de este canal: el nivel del mar de Aral comenzará
entonces a bajar (de 53,4 m en 1960 a 30,9 m en 2012).
El viraje a la agroquímica
Los fertilizantes químicos y pesticidas nuevamente en el centro de atención
“La URSS ocupa el segundo puesto mundial en volumen de producción en la industria química. Esta producción aumentó en un 250% durante los años 1958 – 1965. (…) La URSS acelera el desarrollo de la “gran química” que permitirá intensificar aún más la producción agrícola.”
URSS. Preguntas y respuestas. Editorial de Moscú, 1967.
“No hace mucho tiempo, las materias primas todavía eran
proporcionadas por la naturaleza. Se consideraba que los materiales
artificiales no podían reemplazar completamente las materias primas
naturales. (…) La explotación juiciosa de la tierra (…) representa una
enorme reserva para aumentar el rendimiento del trabajo agrícola. Al
contrario que otros medios de producción, la tierra no está sujeta a
desgaste. Si la tierra está bien engrasada, con una gran
proporción reservada para fertilizantes químicos, su valor aumenta. La
química está también destinada a liberar a los cultivadores de enormes
gastos de mano de obra en la lucha contra malezas y parásitos».
Los principios del marxismo-leninismo. Editorial de Moscú, 1961.
CONCLUSIÓN
Esta contradicción no es insuperable, a poco que consideremos la fertilización de los suelos cultivables de una manera “sostenible” y sin insumos –lo cual goza ahora más o menos de consenso en la comunidad científica- a gran escala, es decir, dotándonos de los medios necesarios a escala nacional. Esto es lo que los soviéticos trataron de hacer particularmente con este plan de transformación, incluso si se consideró al principio el paso a una agricultura intensiva alineada con el modelo occidental desde Jruschov no como una decisión ideológica y aventurera (que lo era), sino como solución a los supuestos “fracasos” del periodo anterior. En realidad, hoy se está viendo cada vez más claramente que esta ruptura fue un desastre ecológico, todavía medible en la actualidad, y que de ninguna manera podemos imputárselo a Stalin.
Las posiciones maltusianas están siendo ahora derrotadas por los
estudios recientes, que muestran en particular que la mayor huella
ecológica es precisamente la de los países capitalistas más
desarrollados, a pesar de su muy baja tasa de natalidad, mientras que la
de los países en vías de desarrollo y caracterizados por una alta tasa
de natalidad, sigue siendo baja. Los ecologistas “decrecientes”, aún
anclados en estas tesis reaccionarias, continúan considerando que si los
recursos, como todo lo que la Tierra puede proporcionar a los humanos,
son limitados por definición, el crecimiento demográfico sería la única
variable que no tendría techo. Según el economista Jean Ziegler, la
agricultura mundial actual podría alimentar, si la distribución de
alimentos fuera justa, a más de 12 mil millones de personas… mientras
que solo somos 7 mil millones, y seremos probablemente 9 mil millones
para 2050. ¿Por qué, mientras tanto, los pueblos sometidos, al liberarse
de la opresión imperialista y de la pobreza, no podrían alcanzar a su
vez la “transición demográfica” que hemos experimentado en Occidente?
Los “decrecientes” alertan sobre el agotamiento próximo de los
recursos naturales de los que dependemos. Pero es ciertamente mediante
la emancipación de los pueblos aún bajo la dominación imperialista que
es posible estabilizar en ellos la tasa de natalidad. Estratégicamente,
¿acaso la alarma de esta opresión no es más urgente que la de los
milenaristas decrecientes, los cuales abogan por sobrevivir a base de un
repliegue mundial, por una autosuficiencia individual en un mundo de
penuria?
Cuando el desierto avanza sobre los ricos territorios habitados por
el ser humano, ¿la protección del medio ambiente consiste en proteger
absolutamente “todos los entornos naturales” o en proteger los entornos
ricos y fértiles que poblamos, contra los desiertos, las estepas
estériles, las tundras congeladas? En este caso, vemos hasta qué punto
resulta liberadora una agroecología basada en la alianza de las tierras
de cultivo y los bosques, contra estos entornos hostiles, en lugar de la
oposición abstracta del hombre y la naturaleza salvaje. Éste
fue al menos el ambicioso proyecto del Plan de transformación de la
naturaleza de 1948, del cual celebramos este año el 70º aniversario [11].
Notas.
Notas.
[1]
“Una carretera en lugar de cinturones forestales” (23 de noviembre de
2017, Pavel Krivotchev, sitio web Krymr.com). https: //
ru.krymr.com/a/28870213.html
[2]
El sitio web del CNES (Centro Nacional de Estudios Espaciales) precisa:
“Construidos en la era soviética entre 1949 y 1965, impulsados por
Stalin, estos cinturones forestales nacionales están ubicados en el
valle del Volga. Se distribuyen en 8 zonas continuas constituidas de 2 a
6 cortinas de árboles espaciadas 300 m para una longitud total de 5.000
km. La parte del cinturón fotografiada por Thomas el 16 de febrero de
2017 está compuesta por 3 cortinas y se extiende a lo largo de 595 km.
Al ver el paisaje nevado del cliché, se podría pensar que estos setos
están destinados a contrarrestar los vientos fríos del norte. ¡Justo lo
contrario! Estos setos combaten los vientos secos del sureste y el este
(la foto de Thomas no está orientada hacia el norte). El objetivo
perseguido por Stalin era aumentar los rendimientos (y evitar las
hambrunas) limitando la erosión de los suelos y la evaporación de los
cultivos. Estas barreras faraónicas se complementan con setos más
estrechos alrededor de las parcelas agrícolas.
“(https://cnes.fr/fr/media/ lignesetrangestpjpg).
[3] Cfr. Traité d’agroécologie. Joseph Pousset 2012. Editions France agricole.
[4]
Las hambrunas, frecuentes tanto en los primeros años de la revolución
como bajo el zarismo, se fueron superando durante los años de
colectivización a finales de los años treinta. Léase sobre esta cuestión
“Hambruna y transformación agrícola en la URSS” (Mark Tauger, Ed
Delga).
[5]
Los alemanes exterminaron a millones de soviéticos, arrasaron 2.000
ciudades, 70.000 aldeas, destruyeron empresas que empleaban a un total
de 4 millones de trabajadores. A pesar de este costo exorbitante para la
economía soviética, ésta se recuperará bastante rápidamente, ya que en
1948, la producción ya superaba la de 1940 (será en 1950, 73% más
elevada que en 1940, a fines de cuarto plan quinquenal). [Otra mirada sobre Stalin, L. Martens, EPO]
[6]
Los “Zapovedniki” son las primeras y más radicales reservas naturales
del mundo, creadas por Lenin en 1921 al mismo tiempo que la
nacionalización de todo el territorio (lo cual es imposible bajo el
capitalismo donde las reservas naturales son marginales). Han seguido
creciendo hasta los años cincuenta y sufrirán un parón entre 1951 y
1966. En 1946, un decreto sobre la protección de la naturaleza anunciaba
el desarrollo de los zapovedniki. Se crearon entonces nuevas reservas
naturales (Denezkhin Kamen y Visim en 1946, Chita y Sakhalin centro/sur
en 1948). (Fuente: Lesmatérialistes.com)
[7] La Nueva Política Económica (NEP) decretada por Lenin en los años 20 correspondía económicamente a un retroceso táctico
previo que permitiera acumular fuerzas suficientes, incluso si esto
suponía reintroducir temporalmente una forma de economía capitalista
controlada por el Estado proletario, para pasar a la colectivización de
las tierras y a los planes de industrialización. Paralelamente, se puede
considerar que un plan agroecológico también requería un retroceso
previo, incluso en cuanto a técnicas agrícolas para resultados a corto
plazo, antes de plantearse inversiones a largo plazo.
[8] Государственная лесополоса / State Forest Belts. http: // www.ng.ru/science/2008-11- 26 / 14_forests.html
[9] http://www.fao.org/docrep/x5349e/ x5349e01.htm # TopOfPage
[10] Véanse los enlaces en ruso: http://erazvitie.org/article/preobrazuem_prirodu y http://www.domarchive.ru/chronica/8787
[11]
Para más precisiones sobre la agroecología cubana y soviética, véase
“L’écologie réelle, une histoire soviétique et cubaine” (G. Suing, 2018.
Ed. Delga).
Enlace original:
Círculo Henri Barbusse (cercles.communistes.free.fr)
Alla Kazakova, académica ambientalista rusa. Noviembre de 2017
[Original en francés en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario