Ya advertimos que lo sucedido el domingo en Brasil, agudizará el ataque del imperialismo a los oprimidos principalmente brasileños, pero además es una advertencia a América Latina.
Creemos que el Revisionismo ha facilitado el camino para la victoria de las élites burguesas en cada país (Chile, Mexico, Brasil, Argentina, Ecuador, etc..), para que con el miedo, impongan su poder a todos los trabajadores.
El revisionismo les ofrece diálogo y poder tomar un poco de la tarta de la explotación, con medidas conservadoras que aupan las políticas de las multinacionales. Pero en un momento dado estas mismas corporaciones, cuando les han hecho el "trabajo sucio de apaciguamiento" se quitan de enmedio a sus cómplices, para imponer de forma fascista su poder.
Serán los propios trabajadores, los que se den cuenta que ante el imperialismo, no caben medias tintas, pues los ricos (cada vez más influyentes y corruptores) tienen el poder político, económico y jurídico que haran imposible cualquier gobierno que dispute al imperialismo su dictadura.
Solamente el Poder Popular, hacia el Socialismo es la única salida en este siglo de revoluciones.
Por Ilka Oliva Corado
Para
que un fascista gane la presidencia de un país se necesitan millones de
fascistas que en tiempos de democracia acaben con la misma dándole su
voto a un extremista de derecha. Porque una cosa es una dictadura
sangrienta y otra es que millones de personas por su propia voluntad
voten por un fascista y lo hagan presidente.
El
nombre del fascista es lo de menos, estamos rodeados de ellos, nosotros
somos ellos: todos tenemos un fascista en nuestras familias, amistades,
conocidos, compañeros de trabajo, en nuestra comunidad, nosotros mismos
tenemos algo de fascistas. ¿No? Veámonos en un espejo. Tengamos las
agallas y la responsabilidad de hacernos cargo de lo que somos y lo que
representamos: de lo que nutrimos. Porque nosotros y solo nosotros
somos los que mantenemos este sistema vigente.
Por
solapar cualquier tipo de violencia por mínima que sea, por alimentar
estereotipos, por ese ego que no nos cabe en el pecho, por el descaro de
solapar en lugar de denunciar y provocar un cambio, por pequeño que
sea. Por cómodos y defender nuestra pequeña burbuja de fantasía de una
holgada estabilidad y con eso arremeter contra quienes ponen el lomo
para que nosotros podamos joderlo todo con nuestras mentes colonizadas.
Somos
machistas, misóginos, patriarcales; somos racistas a morir, clasistas
como solo nosotros mismos, no hay quién nos gane, homofóbicos y; es muy
fácil que con ese tipo de mediocridad llegue un representante de la
ultraderecha y nos encienda el odio de un chispazo y arrasemos con todo
pensando como buenos idiotas que los perjudicados serán otros.
Entonces
señalamos: la culpa es de los pobres que se dejan manipular por los
medios de comunicación: cuando sabemos que el obrero, el que trabaja de
sol a sol ni a televisión ni a radio llega, apenas tiene para comer un
tiempo al día si bien le va.
Yo
al oprimido le perdono todo, porque no ha tenido una sola oportunidad
en la vida y se ha fajado buscándola, pero responsabilizo de un voto al
fascismo a quien ha tenido acceso a la educación, quien se ha formado un
criterio propio y ha podido discernir y que aun así vota para joder
al de abajo. Estas personas merecen cadena perpetua: por traidores e
inhumanos.
Explicaciones
científicas, psicológicas y políticas las hay, somos buenos para
culpar a otros. Ahí están quienes en el caso de Brasil han culpado a los
gobiernos de Lula y Dilma, ¿pero qué pueden hacer 15 años de democracia
ante 500 años de opresión? La lucha es monumental, en 15 años no se
logran resolver los problemas de siglos no de décadas. Esto es un
proceso largo en el que debemos contribuir todos. Tenemos que arrancar
la raíz y la raíz es un sistema patriarcal y misógino primordialmente.
¿Fallaron?
¿Y si fallaron por qué hubo tanta vida en Brasil en 15 años? Lo que
sucede es que fueron mal agradecidos con quienes les dio de comer.
Culpamos
a los injerencistas, pero es que las injerencias pueden llegar pero si
la gente no se vende, si la gente tiene integridad y respeto y amor a su
pueblo no hay quién les abra la puerta desde dentro para dejarlos
pasar. La culpa no es de los injerencistas, la responsabilidad absoluta
es de quienes desde dentro venden a sus pueblos. Dejemos de culpar
Trump, es cómodo culpar para desligarnos de nuestras responsabilidades.
Trump es un mortal como nosotros, de Bolsonaros están llenas las
calles.
Hasta
que no nos hagamos responsables de nuestros propios actos, de lo que
solapamos y de lo que nutrimos, Latinoamérica ni el mundo cambiarán. Hay
un fascista en cada uno de nosotros, unos son más visibles que otros
pero el ADN lo tenemos. ¿Qué haremos al respecto? ¿Seguir culpando a
otros? ¿A los medios de comunicación? ¿A los injerencistas? ¿A los
pobres? Pobres somos nosotros: en espíritu, agallas y cerebro.
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