Por Manlio Dinucci, en Red Voltaire, recogido de Resumen Latinoamericano.
Los
hechos lo demuestran: al término de la Segunda Guerra Mundial, la OSS y
posteriormente la CIA protegieron y reciclaron a oficiales nazis para
crear con ellos las redes stay-behind de la OTAN. En 2013,
la OTAN utilizó varios grupos neonazis para montar una “revolución”
en Kiev. En este momento, la OTAN apoya públicamente a las nuevas
instituciones ucranianas, que incluyen dirigentes nazis, como
el presidente del parlamento. En vez de tratar de evitarlo, la OTAN
organiza el resurgimiento del nazismo.
Ucrania,
que ya es de hecho miembro de la OTAN, ahora quiere ser incorporada
oficialmente a ese bloque militar. El 8 de junio de 2017, el parlamento
de Kiev adoptó por mayoría (con 276 votos a favor y 25 en contra) una
enmienda legislativa que prioriza la incorporación de Ucrania a la OTAN.
La entrada de Ucrania en ese bloque militar sería mucho más que algo
formal. La OTAN acusa a Rusia de haber anexado Crimea ilegalmente y de
realizar acciones militares contra Ucrania.
Por
consiguiente, si Ucrania se convirtiera oficialmente en miembro de
la OTAN, los otros 29 países miembros de ese bloque militar tendrían que
«asistir a la parte o partes así atacadas adoptando (…) las acciones que juzgue necesarias, incluyendo el uso de la fuerza armada», como se afirma en el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Dicho claramente, tendrían que entrar en guerra con Rusia.
El
“mérito” de haber introducido en la legislación ucraniana la
incorporación de ese país a la OTAN como objetivo prioritario es de
Andrei Paruby. Este personaje es cofundador del Partido Nacional Social
ucraniano, creado en 1991 según el modelo del Partido Nacional
Socialista de Adolfo Hitler; jefe de las formaciones paramilitares
neonazis utilizadas en 2014 en el putsch de la plaza Maidan, bajo las
órdenes de Estados Unidos y la OTAN, y en la masacre de Odesa; jefe del
Consejo de Defensa y de Seguridad Nacional que utiliza el Batallón Azov y
otras unidades neonazis para atacar a los civiles ucranianos de origen
ruso en el este de Ucrania y que realiza constantemente salvajes
agresiones contra militantes del Partido Comunista, destruyendo locales
de esa formación política y quemando libros, según el más puro estilo
nazi, en momentos que ese partido está a punto de ser objeto de una
prohibición oficial.
Andrei Paruby (a la izquierda, sin gorra y en uniforme oscuro) con sus amigos de la OTAN.
Ese es el Andrei Paruby que, como presidente del parlamento ucraniano, cargo que le fue conferido en abril de 2016 por sus «méritos democráticos», fue recibido el 5 de junio de 2017 por la presidente de la Cámara italiana, Laura Boldrini. «Italia siempre ha condenado el acto ilegal cometido en detrimento de una parte del territorio ucraniano»,
afirmó entonces la presidente Boldrini, avalando así la versión de
la OTAN, según la cual Rusia anexó Crimea ilegalmente. Claro, esa
versión ignora a propósito el hecho que la población de Crimea optó
mediante un referéndum por separarse de Ucrania y reintegrar Crimea
a Rusia para impedir con ello ataques como los que sufren constantemente
las poblaciones rusas del Donbass, perpetrados por los batallones
neonazis y las demás fuerzas militares de Kiev.
La cordial entrevista entre Paruby y la señora Boldrini concluyó con la firma de un memorándum de entendimiento que «fortalece la cooperación parlamentaria entre las dos asambleas, tanto en el plano político como en el administrativo».
Así
se refuerza la cooperación entre la República Italiana, nacida de la
resistencia contra el nazi-fascismo, y un régimen que ha instaurado
en Ucrania una situación análoga a la que condujo al surgimiento del
fascismo en los años 1929 y del nazismo en los años 1930. El Batallón
Azov, cuya estirpe nazi está presente en su emblema, similar al de la
División Das Reich de las SS [1],
fue incorporada a la Guardia Nacional de Ucrania, transformada en
unidad militar y promovida a la categoría de regimentó de operaciones
especiales.
El
Batallón Azov ha recibido así vehículos blindados y piezas de
artillería. Junto a otras formaciones neonazis, igualmente convertidas
en unidades regulares, el Batallón Azov recibe hoy entrenamiento de los
instructores estadounidenses de la 173ª División Aerotransportada,
transferidos a Ucrania desde la base italiana, y de otros instructores
de la OTAN.
La Ucrania del actual régimen de Kiev se ha transformado así en el «vivero»
del renacimiento del nazismo en pleno corazon de Europa. En Kiev
confluyen hoy los neonazis de Europa entera, incluyendo a los neonazis
italianos. Luego de recibir allí entrenamiento y después de foguearse en
la realizacion de acciones militares contra las poblaciones rusas del
Donbass, esos elementos regresan a sus países de origen.
De hecho, la OTAN está rejuveneciendo las filas del Gladio [2].
Fuente Original:
Il Manifesto.
Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la versión al francés de Marie-Ange Patrizio
Notas:
[1] La División Das Reich cometió muchos de los peores crímenes de las SS, como la masacre perpetrada en el pueblito francés de Oradour-sur-Glane.
[2] El Gladio es la red stay behind creada por la OTAN en Europa. Para más información, ver en nuestro sitio web la serie «Los ejércitos secretos de la OTAN», del investigador suizo Daniele Ganser.
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