Ahora que el capital nos está arrebatando las mejoras sociales
alcanzadas a lo largo del siglo XX, es indispensable recordar cómo
fueron conquistadas.
En 1889, el Congreso de los partidos socialistas adheridos a la Segunda Internacional Obrera declaró el 1º de Mayo como día de lucha por la jornada laboral de 8 horas. A lo largo de su historia, el movimiento sindical ha luchado por esta y otras reivindicaciones sociales y políticas, pero los patronos y los gobiernos se negaron a realizarlas y respondieron con cruentas represiones.
La vanguardia del movimiento obrero luchaba al mismo tiempo por el derrocamiento del capitalismo y por la victoria del socialismo. Y fue casi 30 años después, en 1917, gracias al triunfo de la Revolución de Octubre, cuando el proletariado ruso en el poder satisfizo inmediatamente las demandas históricas de la población trabajadora.
Pocos días después de la insurrección, se aprobaba la jornada de 8 horas lo que ayudó a reducir el desempleo; se estableció un subsidio para los parados equivalente al promedio del jornal, así como en caso de enfermedad e incapacidad laboral; se acordaron permisos maternales retribuidos y la jornada de 6 horas para las madres lactantes; se aseguraron pensiones de vejez e invalidez, y vacaciones periódicas retribuidas; se requisaron las viviendas de los ricos para su uso por las familias humildes; los latifundios y grandes empresas fueron confiscados sin indemnización para ser explotados por los propios trabajadores y, en el resto, se estableció el control obrero para asegurar la producción y evitar el sabotaje de los propietarios; se preparó la planificación de la economía nacional en función no del beneficio privado sino de las necesidades de la población; se suprimieron la monarquía y todos los privilegios; se estableció la igualdad de la mujer en la vida social, la libertad de matrimonio y de divorcio, la libertad de conciencia, la separación de la iglesia respecto del Estado y de la escuela respecto de la iglesia; la administración del poder político quedó en manos de los Soviets (consejos) formados por obreros y campesinos, elegidos y revocables en todo momento por ellos; se reconoció la igualdad de las naciones que formaban Rusia, así como su derecho a separarse y formar un Estado propio; el país se retiró de la guerra mundial firmando la paz con Alemania; etc.
El éxito de los obreros y campesinos rusos contagió de ánimos revolucionarios al resto de los trabajadores del mundo. Para aplacarlos, la burguesía volvió a recurrir a la violencia, pero, esta vez, también se vio obligada a hacer algunas concesiones a las demandas obreras; aunque las revocó en su mayor parte en cuanto consiguió aplastar a los revolucionarios. La situación de los trabajadores de los países capitalistas más desarrollados sólo empezó a mejorar realmente como resultado de la lucha antifascista y de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi y sus aliados al término de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de la continua hostilidad del entorno burgués, la atrasada Rusia se convirtió en una gran potencia desarrollada, sin crisis económicas ni desempleo, y donde las condiciones de vida y de trabajo de sus todos sus habitantes mejoraban incesantemente. Además, ayudó a otros pueblos a liberarse del fascismo, del colonialismo y del capitalismo, creándose todo un campo de países socialistas unido a un movimiento de países soberanos antiimperialistas.
Desde que la URSS sucumbió ante el permanente hostigamiento capitalista, la situación de los trabajadores y de los pueblos no deja de empeorar, extendiéndose las guerras de rapiña por todo el planeta. Por eso, el movimiento obrero internacional convocado a este 1º de Mayo rinde tributo a la centenaria Revolución Soviética, combatiendo las mentiras de sus enemigos contra el socialismo y aprendiendo de su gloriosa historia para que, en un futuro próximo, la victoria de la clase obrera sobre el capitalismo sea definitiva.
¡Hace 100 años, comenzó el futuro!
ASOCIACIÓN DE AMISTAD HISPANO-SOVIÉTICA
En 1889, el Congreso de los partidos socialistas adheridos a la Segunda Internacional Obrera declaró el 1º de Mayo como día de lucha por la jornada laboral de 8 horas. A lo largo de su historia, el movimiento sindical ha luchado por esta y otras reivindicaciones sociales y políticas, pero los patronos y los gobiernos se negaron a realizarlas y respondieron con cruentas represiones.
La vanguardia del movimiento obrero luchaba al mismo tiempo por el derrocamiento del capitalismo y por la victoria del socialismo. Y fue casi 30 años después, en 1917, gracias al triunfo de la Revolución de Octubre, cuando el proletariado ruso en el poder satisfizo inmediatamente las demandas históricas de la población trabajadora.
Pocos días después de la insurrección, se aprobaba la jornada de 8 horas lo que ayudó a reducir el desempleo; se estableció un subsidio para los parados equivalente al promedio del jornal, así como en caso de enfermedad e incapacidad laboral; se acordaron permisos maternales retribuidos y la jornada de 6 horas para las madres lactantes; se aseguraron pensiones de vejez e invalidez, y vacaciones periódicas retribuidas; se requisaron las viviendas de los ricos para su uso por las familias humildes; los latifundios y grandes empresas fueron confiscados sin indemnización para ser explotados por los propios trabajadores y, en el resto, se estableció el control obrero para asegurar la producción y evitar el sabotaje de los propietarios; se preparó la planificación de la economía nacional en función no del beneficio privado sino de las necesidades de la población; se suprimieron la monarquía y todos los privilegios; se estableció la igualdad de la mujer en la vida social, la libertad de matrimonio y de divorcio, la libertad de conciencia, la separación de la iglesia respecto del Estado y de la escuela respecto de la iglesia; la administración del poder político quedó en manos de los Soviets (consejos) formados por obreros y campesinos, elegidos y revocables en todo momento por ellos; se reconoció la igualdad de las naciones que formaban Rusia, así como su derecho a separarse y formar un Estado propio; el país se retiró de la guerra mundial firmando la paz con Alemania; etc.
El éxito de los obreros y campesinos rusos contagió de ánimos revolucionarios al resto de los trabajadores del mundo. Para aplacarlos, la burguesía volvió a recurrir a la violencia, pero, esta vez, también se vio obligada a hacer algunas concesiones a las demandas obreras; aunque las revocó en su mayor parte en cuanto consiguió aplastar a los revolucionarios. La situación de los trabajadores de los países capitalistas más desarrollados sólo empezó a mejorar realmente como resultado de la lucha antifascista y de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi y sus aliados al término de la Segunda Guerra Mundial.
A pesar de la continua hostilidad del entorno burgués, la atrasada Rusia se convirtió en una gran potencia desarrollada, sin crisis económicas ni desempleo, y donde las condiciones de vida y de trabajo de sus todos sus habitantes mejoraban incesantemente. Además, ayudó a otros pueblos a liberarse del fascismo, del colonialismo y del capitalismo, creándose todo un campo de países socialistas unido a un movimiento de países soberanos antiimperialistas.
Desde que la URSS sucumbió ante el permanente hostigamiento capitalista, la situación de los trabajadores y de los pueblos no deja de empeorar, extendiéndose las guerras de rapiña por todo el planeta. Por eso, el movimiento obrero internacional convocado a este 1º de Mayo rinde tributo a la centenaria Revolución Soviética, combatiendo las mentiras de sus enemigos contra el socialismo y aprendiendo de su gloriosa historia para que, en un futuro próximo, la victoria de la clase obrera sobre el capitalismo sea definitiva.
¡Hace 100 años, comenzó el futuro!
ASOCIACIÓN DE AMISTAD HISPANO-SOVIÉTICA
La Unión Soviética desapareció como país, pero sigue siendo la patria de los trabajadores de todo el mundo, y eso no lo podrá destruir nunca el imperialismo capitalista. El 1º de mayo desfilamos bajo las banderas rojas en cualquier parte de la Tierra, con la imagen de Lenin en nuestros corazones. Cuanta menos libertad haya en el mundo, más tenemos que luchar por ella.
ResponderEliminarArturo del Villar
Colectivo Republicano Tercer Milenio