Por Jonathan Lefevre, Traducción Alexandre J. García
Desde
finales de los años 60 hasta principios de los 70, el Black Panther
Party (BPP) asusta al establishment norteamericano. Al miedo del rojo
se añade el miedo de los jóvenes negros organizados, comunistas,
armados. Y que sobre todo ofrecen comida a los niños que pasan
hambre...
Los
años 60 están marcados por evoluciones y por revoluciones.
Occidente teme el “peligro rojo”. Mayo del 68 sacude Europa
Occidental. Cuba acaba de elegir la vía socialista. Numerosos países
africanos alcanzan la independencia. La guerra de Vietnam hace
estragos. En los Estados Unidos, el movimiento por los derechos
cívicos está en su apogeo. Lo mismo ocurre con la oposición a la
guerra. El imperio tiembla sobre sus cimientos. Jóvenes
afroamericanos se organizan en serio, deciden que el eslogan “we
shall overcome” (Venceremos),
gritado por Bob Dylan y Joan Baez y que fue retomado por numerosas
marchas pacíficas, ya no es suficiente y lo sustituyen por “all
power to the people”
(todo el poder para el pueblo). El mayor temor del Imperio y del jefe
del FBI Edgar Hoover está a punto de hacerse realidad. “En
su mente estaba la idea de que no hubiese otra misa negra después
del Dr. Martin Luther King y Malcolm X, y esta vez no están
surgiendo unos Dr. Martin Luther King o unos Malcolm X, sino jóvenes
que son todos Malcolm X, Dr. Martin Luther King, Fannie Lou Hamer
(militante de los derechos cívicos) y
Rosa Parks”,
cuenta Bullwhip, antiguo miembro del BBP.[1] ¿Cómo consiguió el
“Black Panther Party for self defense” (primer nombre del BPP)
colocarse en algunos meses a la cabeza de la lista de mayores
amenazas de la todopoderosos Estados Unidos?
« Si
tú empujas a la pantera negra hacia un rincón, intentará huir
yéndose por la izquierda. Si tu las arrinconas allí, querrá
escaparse por la derecha. Y si sigues oprimiéndola y empujándola en
sus posiciones, tarde o temprano esta pantera saldrá de allí y
diezmará a todo aquel que la oprima »
(Huey Newton a Bobby Seale, 1966)
Los
«negros» del Tío Sam
Los
negros norteamericanos sufrieron la esclavitud durante tres siglos y
medio. Al menos en teoría. Si la abolición de la esclavitud se
promulgó oficialmente en 1865, la segregación que siguió aún
estaba presente 100 años después. Después de la II Guerra Mundial,
los Estados Unidos deben responder a una promesa hecha durante la
misma, cuando el país necesitaba grandes cantidades de carne de
cañón: la igualdad en derechos. Pero una vez terminada la guerra,
el Tío Sam se olvida de ello.
La
lucha del movimiento por los derechos cívicos, iniciada en los años
50, intenta refrescarle la memoria y obtiene resultados, pero
insuficientes. En 1963, hay cinco veces más negros que blancos
viviendo en viviendas insalubres. Las desigualdades aumentan: en
1962, los asalariados negros tienen de media unos ingresos inferiores
en un 45% a los de los blancos, frente al 38% en 1952.[2]
En
1967, la población norteamericana cuenta con un 22% de personas de
color negro. Es decir, el 11,1% de la población total. La mayoría
de los negros vive en las ciudades. O más bien en ghettos. La
esperanza de vida es de 71 años para los blancos y de 64 años para
los negros. En Vietnam, donde muchos negros esperaban obtener mejores
condiciones de vida al volver, un 11,5% de los militares eran negros,
mientras que el 22% de las víctimas militares eran negras. Carne de
cañón, como siempre. Cosa que trasciende el prisma del color de la
piel: el 76% de los hombres enviados a Vietnam provenían de una
familia que vivía por debajo del umbral de la pobreza.
El Estado suelta lastre
El
poder estadounidense se ve obligado a soltar lastre. El Civil Rights
Act (1964) prohíbe la discriminación por motivos de “raza”,
color, sexo o religión. Pero en los hechos, “las leyes sobre
derechos cívicos de 1960, 1964 y 1965 no cambiaron en nada la vida
cotidiana de la juventud negra norteamericana, y la frustración
crece en los ghettos negros de los Estados Unidos durante la primera
mitad de los años 60. Cuando estalla, adopta la forma de motines
contra los cuales los líderes históricos de los derechos cívicos
no pueden hacer nada.”[3]
Desde principios del siglo XX, el
“movimiento negro” se divide en una corriente “integracionista”
y otra “separatista”. La primera, más moderada, quiere
integrarse en la sociedad norteamericana y es dirigida por Martin
Luther King. La segunda, más radical, tiene a Marcus Garvey como
líder y se niega a colaborar con organizaciones no-negras. Sobre
todo, defiende el regreso a África. El BPP rechaza ambas vías. Se
da cuenta de los límites de la acción no-violenta (Martin Luther
King es asesinado en 1968 cuando su pensamiento evolucionaba hacia un
mayor radicalismo) y de la política “nacionalista negra”
(Malcolm X es asesinado en 1965 cuando su discurso se abre a todos
los oprimidos). Mientras el movimiento permanece dividido entre estas
dos corrientes que llevan a un callejón sin salida, el Estado
consigue controlarlo. ¿Pero qué pasa si una organización consigue
superar esta situación?
Oakland, cuna de la revolución negra
Oakland,
California (costa Oeste), es una ciudad adonde numerosos
afroamericanos migraron para trabajar en los astilleros. Tras el
cierre de éstos, fueron enviados al paro. La pobreza y la
delincuencia aumentan.
Oakland
también es la ciudad de dos jóvenes, Huey Newton y Bobby Seale.
Después de los disturbios que sacudieron el país, en particular en
Watts (Los Ángeles) fueron 34 personas fueron asesinadas durante el
verano de 1965.[4] Seale y Newton tratan de sacar conclusiones
políticas, pero también tácticas. Frente a la violencia cotidiana
de los “pigs” (cerdos, mote amistoso otorgado a los policías),
intentan convencer a varias organizaciones de pasar a la autodefensa.
Ante el rechazo de las organizaciones existentes, que consideran esta
actitud suicida, deciden crear su propia organización. La primera
tarea que inician los fundadores del BPP es bajar por las calles de
su ciudad para sacar la esencia de su programa político. Ha nacido
el programa de los 10 puntos.
Surgido
en octubre de 1966, este programa debe ser accesible a todos y a
todas. “Para
Newton, hace falta poner en relación los principios filosóficos con
las necesidades inmediatas de la comunidad, con el fin de que los
negros que lean este programa puedan encontrar allí sus
preocupaciones concretas y cotidianas e inscribirlas en un conjunto
mayor de problemas. Aquí se dibuja un rasgo que caracterizará a los
Panteras Negras, la necesidad de mantenerse siempre cerca de las
cosas de la vida, cerca del pueblo, mientras lo eleva hacia una toma
de consciencia de la condición de vida de los afroamericanos y de
todos los colonizados del mundo”,
escribe el periodista Tom Van Eersel.[5]
El programa de 10 puntos
1
– Queremos la libertad. Queremos el poder de determinar el destino
de nuestra Comunidad Negra.
2
– Queremos el pleno empleo para nuestra comunidad.
3
– Queremos que cese la explotación de la comunidad negra por los
Blancos (este punto fue modificado en 1969, sustituyendo la fórmula
“por los Blancos” por “por los capitalistas”).
4
– Queremos viviendas decentes, aptas para abrigar a seres humanos.
5
– Queremos una educación para nuestro pueblo que exponga la
verdadera naturaleza decadente de la sociedad americana.
6
– Queremos que todos los hombres negros estén exentos de servicio
militar.
7
– Queremos el fin inmediato de los asesinatos y las brutalidades de
la policía.
8
– Queremos la libertad para todos los negros detenidos en prisiones
y penitenciarios federales, del Estado, de condado y municipales.
9
– Queremos que cuando todos los negros comparezcan ante un
tribunal, sean juzgados por un jurado compuestos por sus iguales, o
por gente proveniente de la comunidad negra, como estipula la
Constitución de los Estados Unidos.
10
– Queremos tierra, pan, vivienda, enseñanza, vestimenta, justicia
y paz, y tenemos como objetivo principal un plebiscito supervisado
por la Organización de Naciones Unidas en la “colonia” negra y
en el que sólo podrán participar sujetos negros “colonizados”,
con el fin de determinar la voluntad del pueblo negro en lo que
respecta a su destino nacional.
Seale
y Newton vuelven a dirigirse a los habitantes de los barrios de
Oakland para conocer su opinión. A la pregunta “¿Cuál
es el mayor problema de los habitantes?”,
la respuesta más frecuente es “la
policía racista que nos brutaliza”.
Además de su enorme tasa de pobreza, Oakland es conocida
efectivamente por el racismo las fuerzas del orden. Newton y Seale
avanzan entonces el séptimo punto de su programa (“Queremos
el fin inmediato de los asesinatos y las brutalidades de la
policía”).
Para ello, optan por la autodefensa. La ley les autoriza: en 1966, la
ley californiana autoriza llevar un arma cargada, “a
condición de que no esté disimulada y de que no haya ninguna bala
en la recámara”.
Vestidos
con una cazadora de cuero negro, boinas y guantes del mismo color, la
quincena de miembros con los que cuenta entonces el BPP desciende por
las calles de Oakland con manuales de derecho, magnetófonos y armas.
El objetivo no era la lucha armada sino vigilar a los agentes de
policía y aconsejar jurídicamente a los negros arrestados de forma
abusiva. Treinta años más tarde, Bobby Seale se explica ante la
CNN: “Por
un lado, las armas estaban allí para llamar la atención del pueblo.
Pero lo más importante, llevábamos armas para que la policía sepa
que estábamos en condiciones de igualdad con ellos y que íbamos a
ejercer nuestro derecho constitucional a observarlos, lo quisieran o
no.”
Las panteras observan
Legalistas,
conocedores de la ley de memoria, los Panteras ponen nerviosas a las
autoridades, que buscan un medio de detenerlas.
En
abril de 1967, un joven negro es asesinado por la policía cerca de
San Francisco. La familia de Denzil Dowell acude a los Panteras
porque no cree en la versión de las autoridades, que explican que
esta muerte se debe a la defensa propia de un policía. El BPP inicia
una investigación y llega a reunir pruebas de que Denzil estaba
desarmado durante el tiroteo y tenía los brazos en alto cuando lo
mataron. Los Panteras organizan concentraciones ante la comisaría.
Publican el primer número de su periódico, “The
Black Panther black community new service”.
El periódico, que sacará 125.000 ejemplares cada semana en 1970,
sirve de herramienta par dar a conocer el programa del BPP, sus
posiciones, sus reivindicaciones socio-económicas (como la semana de
30 horas, la igualdad salarial entre hombres y mujeres...) y unificar
el partido. La venta del periódico es una de las principales
actividades del partido y se convertirá en su primera fuente de
financiación. Su éxito inquieta al FBI. En 1970, J.E. Hoover
declara en un memorándum interno que el periódico es “una
de las operaciones de propaganda más eficaces del partido
(…) Si
podemos acallar su voz, esto permitirá debilitarlo.”
El FBI se aplicará en ello, sin tener éxito.
Aparte
de las misiones de vigilancia de los policías, la organización de
manifestaciones y la promoción del periódico, los miembros del BPP
pasan muchísimo tiempo en aplicar el programa “Service to the
people”. La acción más importante de este programa consiste en
distribuir desayunos a los niños. Para conseguir alimentos, los
Panteras piden a los comerciantes negros que den latas de conserva,
arroz, etc. El éxito es inmenso. Pero no se detiene aquí, según la
antigua miembro Cleo Sivers: “Les
dábamos un desayuno, les ayudábamos a hacer sus deberes, les
enseñábamos la historia de los Negros, su historia, para que se
sientan orgullosos de ellos mismos.”[6]
Si los programas sociales (aparte de las comidas, los Panteras
organizan también el acompañamiento de los mayores al hospital o al
banco, crean una escuela elemental y llevan adelante campañas contra
la anemia y la tuberculosis...) fueron ocultados por las imágenes de
hombres y mujeres jóvenes en armas, el puño levantado, no obstante
forman parte integrante del programa del BPP.
El FBI lo sabe y se
preocupa tanto por los programas sociales como por las acciones más
radicales del BPP... “Es
difícil calificar de revolucionarios criminales a personas que cada
mañana sirven platos a niños en cerca de 50 ciudades del país”.[7]
El FBI y la policía van a intentar por lo tanto a partir de 1969 de
detener estas acciones al detener a los responsables logísticos del
BPP, convencer a los comerciantes de que cesen de dar víveres al
BPP, etc. Para Hoover, “el
programa de desayunos para niños representa la actividad la
actividad más influyente llevada a cabo por el BPP, y como tal, es
potencialmente la mayor amenaza sobre la cual las autoridades deben
poner sus esfuerzos para neutralizar al BPP y destruir todo lo que
representa”.
«Free Huey»
Algunos
meses después de su creación, el BPP está en plena expansión. La
llegada del escritor Eldridge Cleaver, que dispone de una red muy
importante en los medios progresistas, permite estrechar alianzas con
organizaciones que agrupan a blancos, latinos, amerindios... Porque
el BPP lleva adelante la lucha de clases, no la lucha de razas. “No
luchamos contra el racismo en nombre del racismo. Luchamos contra el
racismo mediante la solidaridad. No luchamos contra el capitalismo
explotador por un capitalismo negro. Luchamos contra el capitalismo
mediante el socialismo. No luchamos contra el imperialismo por un
imperialismo más grande. Luchamos contra el imperialismo mediante el
internacionalismo proletario. Estos principios son esenciales en el
partido. Son concretos, humanos y necesarios”, explica Bobby
Seale.[8] Al igual que con King o Malcolm X, es cuando las Panteras
hacen la unión entre las capas populares rojas, pardas, amarillas y
blancas que la organización debe desaparecer. Si los trabajadores de
todo el país se unen...
Durante
los primeros meses, el BPP sufre sus primeros golpes. Para quitarle
al BPP el derecho a llevar armas, el senador Mulford propone a
principios de 1967 una ley para prohibir el porte de armas. En
reacción, una treintena de Panteras acuden armados al Capitolio.
Bobby Seale pronuncia un discurso señalando el carácter racista de
esta ley y denuncia la voluntad de desarmar a los negros víctimas de
la violencia de los policías. Arrestados, los Panteras ganan un
batalla: la de la imagen.
Las televisiones están presentes y esta
publicidad conduce a que se afilien cientos de jóvenes. Se abren
secciones en todo el territorio norteamericano. El problema es que
muchos de estos jóvenes se sienten atraídos por el porte de armas y
el uso que podrían hacer de ellas. Sin embargo, para el BPP las
armas no son juguetes para “jugar” a los policías. Los líderes
del partido son partidarios de la autodefensa, no de la guerrilla
urbana. Para convertirse en Pantera, hace falta sobre todo formarse.
Primero estudiando libros (la biografía de Malcolm X, Los
condenados de la tierra
de Frantz Fanon y el libro
rojo
de Mao) y el programa de 10 puntos del partido, respetar las reglas
(muy estrictas en materia de drogas –que el BPP combate– y
armas), hacer un trabajo militante (vender el periódico, participar
en los programas sociales, etc.)...
En
octubre de 1967, Newton es detenido por el asesinato de un policía.
La campaña “Free Huey” va a permitir al partido darse a conocer
por otra cosa que la autodefensa. Para la defensa de Newton, el
partido contrata a un abogado blanco, Charles Garry, y teje lazos con
organizaciones compuestas mayoritariamente por blancos como el Peace
and freedom party, que le va a dar ayuda logística y financiera. Las
autoridades ya alertadas por la organización y la disciplina del
BPP, se inquietan por las nuevas alianzas tejidas. La unión hace la
fuerza, pero ello no está en el interés del establishment.
Socialista y feminista
Las mujeres representaban más del 50 % del Partido de los Panteras Negras (Foto Dogwood)
La
ideología de las Panteras tampoco resulta muy tranquilizante para
los dirigentes estadounidenses. En 1969 se puede leer en un número
del «Black panther black community news service»: “Las teorías
marxistas-leninistas nos enseñan a unirnos con nuestros verdaderos
amigos para identificar a los verdaderos enemigos, y todos sabemos
que nuestro verdadero enemigo es el capitalismo. (…) El
capitalismo son los Estados Unidos...”.
El
BPP empieza a llevar su internacionalismo a la práctica tejiendo
lazos con Cuba, China, Vietnam, Argelia... En el exilio, Cleaver
llega a Argelia en 1968 y se afana en crear la sección internacional
del partido. Esta última debe servir de pasarela entre los
movimientos de liberación nacional del tercer mundo y el movimiento
revolucionario negro norteamericano.
La
campaña de liberación de Newton (que será absuelto) sirve también
para reclutar a muchas mujeres, poco atraídas por la imagen viril
del BPP mostrada al principio por los medios de comunicación. Aparte
de socialista, revolucionario, internacionalista, el BPP también es
feminista. A partir de 1968, las mujeres constituyen el 50% de los
efectivos del BPP. Como escribía Bobby Seale en los años 70 en su
libro “Seize
the time”:
“Cuando
Eldridge, Huey, y el partido entero actúan para eliminar el
chovinismo masculino, actúan según el principio de la igualdad
absoluta entre el hombre y la mujer: debido a que el chovinismo
masculino surge directamente de la naturaleza de clase
de la sociedad actual.
[…]
Antes,
escribir con máquina, hacer la cocina y otras cosas de este tipo
eran tareas reservadas a las hermanas. Se suprimió este reparto de
los papeles en el partido. Aquello también fue un gran combate.”
Infiltración del FBI
Muy
pronto, a partir de 1967, el BPP se encuentra a la cabeza de las
organizaciones que constituyen una amenaza para la seguridad del
Estado según el FBI. Para ponerle término a una organización como
los Panteras, el FBI utilizar un programa inventado en los años 50
para combatir al Partido Comunista (CPUSA): el COINTELPRO (Counter
Intelligence Program). A partir de 1950, con la Internal Security
Act, los Estados Unidos se arman con una ley que permite al FBI hacer
un listado de todas las organizaciones comunistas o simpatizantes del
comunismo y todos sus miembros. El miedo del rojo toca a todos los
sectores de la sociedad estadounidense. En 1959, el FBI permite al
COINTELPRO permite al FBI “perturbar, desacreditar y destruir”
al CPUSA. El FBI no quiere destruir al partido comunista del
exterior, sino “nutrir y alentar desde el interior las luchas
intestinas”. Teniendo éxito en ello. Aparte del CPUSA, la
organización más atacada es el BPP. El BPP había retomado la
consigna de Malcolm X, luchar “by any means necessary”
(por todos los medios necesarios). El FBI también lo hizo.
En
1969, el abogado Charles Garry considera que desde el año 1966,
entre 60 y 70 agentes del gobierno infiltraron el partido. ¿Sus
actividades? Sembrar cizaña entre los miembros enviando cartas
falsas con insultos, hacer lo mismo con las organizaciones que
hicieron alianzas con el BPP, acusar a miembros de ser ellos mismos
agentes infiltrados, acentuar las divergencias de opiniones entre los
dirigentes, empujar a algunos miembros a acciones brutales (violando
las directrices de la dirección), sabotear el periódico, etc. Y
funciona. Huey Newton se vuelve completamente paranoico al entrar en
contacto con su nueva compañera, Elaine Brown. Esta última es
sospechada por otros miembros de la dirección de ser una infiltrada.
Movimiento “Black Lives Matter”, «Las vidas de los negros son importantes»
Además
de estas acciones del interior, las autoridades siguen con su acoso
cotidiano y las arrestaciones arbitrarias de los dirigentes. Sobre
todo, entre 1966 y 1971, una treintena de Panteras son asesinados por
la policía. A la perturbación interna y externa, el FBI añade una
práctica tan desconocida como eficaz: inundar con drogas duras los
barrios favorables al discurso del partido. De un día para otro,
cocaína, heroína y crack a muy buen precio llegan a los barrios.
Los dirigentes del BPP combaten a los camellos y prohíben a sus
miembros que consuman drogas duras. Pero puesto que están en la
cárcel, que se les ha lavado el coco por agentes perturbadores o que
simplemente han sido asesinados, ya no pueden hacer mucho contra esta
lacra...
Se
fecha en 1973 el fin del Black Panther Party original. En este año,
el partido se escinde en dos partes. Una radical, que se une a la
Black Liberation Army (BLA, asociación armada próxima al BPP) y la
otra que renuncia a la revolución para presentarse a las elecciones
y seguir con los programas de asistencia para los más pobres.
¿Que
queda hoy de los Panteras? Aparte de los miembros que aún están en
la cárcel, un espíritu de resistencia. La lucha contra el racismo
sigue vigente.
A
finales de septiembre, un estudio[9] mostraba que de las 700 personas
asesinadas por la policía norteamericana desde 2016, el 27.2% eran
negras. En comparación con la proporción de negros en la población
total (12.6%), esto supone mucho.
Frente
a ello, el movimiento “Black Lives Matter” (BLM, las vidas de los negros son importantes), nacido en 2013 tras el asesinato de Travyon Martin, un
joven negro desarmado por un agente de seguridad que será absuelto
en toda impunidad, está en plena expansión.
Pero
se trata de un problema de desigualdad social, no “solamente” una
cuestión de color de piel. En los primeros cinco meses de 2015, 441
personas fueron asesinadas por la policía norteamericana. El 95%
provenía de los medios populares.[10]
En
2016, al igual que en 1966, la pregunta que recorre los movimientos
antirracistas sigue siendo: ¿luchamos por la igualdad en la
injusticia o por la justicia para todos?
Notas.
1. «Panteras negras, Historia del Black panther party», Tom Van Eersel, éditions L’Echappée, Paris, 2006, pág. 85 •
2. «El movimiento negro en los EE.UU.», 1º de octubre de 2010, por Robert Paris y Tiekoura Levi Hamed
3. «Panthères noires», pág. 22
4. El 11 de agosto de 1965 en Los Ángeles, en el barrio de Watts, tres negros de la misma familia son arrestados por una patrulla de la policía californiana. Este arresto arbitrario desencadena revueltas que, en cinco años, provoca la destrucción de unos mil edificios. La policía procede entonces a 4000 arrestos: más de 1000 negros son heridos y otros 34 son asesinados.
5. «Panteras negras», pág. 45 •
6. Ídem, pág. 72 •
7. Ídem, pág. 71 •
8. «Seize the time: The story of the Black panther party and Huey P. Newton», Arrow Books and Hutchinson & Co, 1970 •9. Cifras del Washington Post 2016 •
10. «95% of Police Killings in 2015 Occurred in Neighborhoods With Incomes Under $100,000», Zaid Jilani, 24 de julio de 2015,www.alternet.org
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