8 de octubre de 2016

¡No os asombréis de nada!

Por Jesús López Martínez, en La Joven Cuba

Desde el resto de las provincias llega la ayuda a las zonas afectadas.
Desde el resto de las provincias llega la ayuda a las zonas afectadas.
El huracán de gran intensidad Matthew acaba de azotar el extremo oriente de Cuba con vientos superiores a los 200 Km/ hora y hasta los momentos en que escribo estas líneas no se conoce de la pérdida de ninguna vida humana. ¿Cómo puede lograr eso este “desastroso país”, donde la gente se está “muriendo de hambre” y donde no hay recursos de ningún tipo?
Como en otras ocasiones he leído, medios de prensa extranjeros le hallarán la explicación en el “carácter totalitario” de nuestra sociedad y que eso facilita las acciones en momentos de desastres. No creo que lo expresen con mala intención, sino que están muy lejos de nuestra realidad que es muy distinta a la de muchos países.
En 1963 el ciclón Flora le costó la vida a más de mil compatriotas. Dicho ciclón lo enfrentamos con la “moderna y eficiente” estructura que recibimos del capitalismo en 1959. En 1964 se crea la Escuela Cubana de Meteorología y en 1965, el Instituto de Meteorología y a partir de ese momento se ha desarrollado sistemáticamente el personal y la técnica de nuestros centros meteorológicos hasta llegar hoy a cerca de 70 estaciones meteorológicas en todo el país y físicos, meteorólogos, informáticos, matemáticos y cientos de especialistas que no se han ido a otros países donde recibirían más remuneración para apreciar desde allí con mirada solidaria nuestros problemas, sino que se han quedado junto a su pueblo para no tener que ser solidarios distantes, sino solidarios actuantes.
Junto al desarrollo de nuestra meteorología se llevó a cabo la llamada voluntad hidráulica, que ha multiplicado por más de 100 veces nuestra capacidad de embalse de agua, lo que permite controlar en gran medida las inundaciones, junto a una red de estaciones hidráulicas que casi llega al número de 800.
Pero estos elementos solos no bastarían. Sería imposible sin nuestro sistema de Defensa Civil que trabaja en la capacitación de toda la población y de la realización de ejercicios como el Meteoro, que preparan a todo nuestro pueblo para disminuir los efectos de los desastres naturales. A los que no viven en nuestro país les será muy difícil entender que ante situaciones como estas todas las instituciones se ponen en función de la sociedad, bajo la dirección de los Consejos de Defensa a niveles nacional, provincial, municipal y de consejo popular y que los dirigentes de estos órganos son los principales dirigentes del Partido en cada nivel y como segundos jefes los presidente/as del Poder Popular en cada territorio, que pasan los días necesarios lejos de su familia, corriendo los peligros que hagan falta por preservar las vidas de la población y los recursos materiales. En estos difíciles momentos el pueblo puede contar siempre con los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior.
Cómo entenderán que se evacúan cientos de miles de personas y que para ello no dependen, si tienen o no recursos de transporte, porque la sociedad se lo garantiza, así como el alojamiento, los servicios médicos y la alimentación a los que lo necesiten, durante los días que dure el evento. ¿Entenderán que para los lugares que se pueden incomunicar van especialistas en cirugía, ortopedia, intensivistas y otros especialistas de la salud para que no se vaya a perder una vida? ¿Entenderán que estos son los mismos médicos que no se acogen a la política de “parole” del gobierno de Estados Unidos y como dicen los Van Van, siguen ahí?
El huracán ha producido grandes daños en Guantánamo, hay muchas viviendas destrozadas, seguramente no se le podrán resolver los problemas de inmediato a toda la población, pero nadie quedará abandonado. ¿Entenderán la solidaridad existente en el país donde se movilizan linieros, trabajadores del teléfono, constructores y de otras esferas para trabajar codo con codo con los guantanameros el tiempo que sea necesario?
Si somos buenos en la reducción de los riesgos, no lo somos menos en la recuperación. Dentro de unos días las calles de Baracoa, Imías y otros municipios serán asaltadas por lo pioneros que asistirán a sus escuelas, eliminaremos las principales huellas del paso de Matthew y atenderemos a los damnificados en la medida que lo permitan nuestros recursos, sin tener en cuenta su ideología, ni su filiación política, ni el color de la piel, ni la orientación sexual, ni el nivel educacional, solo basta que lo necesiten.
Siempre, pero en momentos como estos más, se incrementan los deseos de cantar con el trovador Eduardo Sosa: ¡Cómo me gusta esto, compay!

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