Desde hace tiempo en Venezuela se vive una situación difícil.
Venezuela ha sido sin ninguna duda el país de entre los llamados
“gobiernos progresistas” que más daño ha hecho al imperialismo y sus
intereses en América del sur y al mismo tiempo el que más avances
sociales ha propiciado. Otra cosa sería si verdaderamente se ha logrado
desplegar en condiciones el poder popular y la comuna en transición
hacia un modelo socialista dado que hoy por hoy el capitalismo sigue en
ese país.
En cualquier caso, de la misma manera que pervive el poder de
la burguesía debido a la pervivencia del capitalismo, ésta no se ha
quedado quieta en los intentos de involución y en estos momentos se vive
una situación crítica unido a que lo antes comentado es algo que nunca
se lo iba a perdonar “el vecino del norte” y tampoco sus lamebotas del
otro lado del charco de la unión europea.
Para estas involuciones a veces no bastan con los errores ni las
propias contradicciones internas que generan los procesos, ni tampoco
con las guerras de cuarta generación que alegremente lanza el imperio de
punta a punta del globo según sus intereses. También está “la izquierda
colaboracionista” para echar una mano cuando las cosas se ponen feas.
En medio de un ataque global y multilateral del imperio, mediático,
económico, diplomático y financiero, que no tiene ningún problema en
proclamar amnistías injustas, cuando las justas son negadas a pueblos
que luchan por su libertad, que no tienen ningún empacho en apoyar el
sabotaje guarimbero y la “lucha callejera” siempre y cuando la practique
la derecha, sea en Ucrania o Venezuela; En medio de una injerencia que
no se mueve demasiado lejos de baremos de intervención bélica, no se le
ha ocurrido otra cosa al lider espiritual de “cierta izquierda”, Pepe
Mujica, que llamar “loco como una cabra”
al presidente de Venezuela ante las críticas hacia su compañero de
partido del Frente Amplio, hoy presidente de la OEA , Luis Almagro, que
está intentando hacerle el trabajo a estados unidos y a los grupos
opositores desde su mandato como así lo ha denunciado la propia ALBA.
La figura del ex presidente Pepe Mujica tiene mucha credibilidad en
la izquierda. Un presidente del Frente Amplio que durante su mandato
vivía en la austeridad y siempre es agradable escuchar sus discursos
humanistas los cuales están muy bien para ponerlos en los 140 caracteres
del twitter.
Lo que pasa que era un presidente que también tiene mucha
credibilidad para el capital y la derecha. Es lo que tiene tener un
cultura de izquierda y llevar a la práctica una política neoliberal.
Pepe Mujica es la mejor carta de presentación para el poder
económico, y de la posibilidad y supuesto éxito de un capitalismo de
izquierda amable que no busque acabar con el capitalismo. Ya que gracias
a Pepe, el problema no es el capitalismo, sino las personas. Si los
gobernantes son humildes, majos y austeros el capitalismo funciona si
son “locos como una cabra” nada funciona. Mas o menos lo que nos ha
contado siempre la socialdemocracia. Pero el caso es que es una farsa y
no ha tardado ni medio segundo la caverna internacional del imperialismo
y gracias a la “credibilidad de izquierda” que tiene Pepe Mujica en
usar sus palabras para cerrar un poco más la soga que pende del pueblo
venezolano desde la horca imperial.
Lo que pasa es que a la izquierda, sobre todo a la que está más lejos
en Europa, se nos puede engañar cuando no tenemos periodistas con valor
que hagan preguntas “incómodas” al querido Pepe.
Ningún periodista europeo por muy de izquierda que diga ser, se ha
atrevido a preguntarle porqué ocultó a su pueblo e incluso a su partido
que estaba negociando el TISA
(primo hermano del TTIP) a sus espaldas. Tampoco ninguno le ha pedido
que desarrolle sus valoraciones sobre los sindicatos de la educación: “Hay que juntarse y hacer mierda a esos gremios”.
Pese a fijarse en sus “gracias de pobre” ninguna pregunta ha habido
sobre la ley minera que aprobó que contaba con una enorme oposición
popular, sobre el programa del extractivismo y destrucción de la madre
tierra al que nunca ha renunciado y tantas y otras cosas. Y ya, si a
parte de ser europeo, es vasco, ninguno le ha preguntado por Fernando
Morroni y Roberto Facal. Son ya más de dos décadas de impunidad desde la masacre del Filtro.
Ahora Mujica llama loco al presidente de Venezuela, será que él es
muy cuerdo, de la cuerda de los que miran a otro lado ante los
operadores políticos de los capitales transnacionales, los mismos que se
quieren llevar por delante el chavismo y usan de portavoz a Luis
Almagro, presidente de la OEA y compañero de partido en el Frente amplio
uruguayo.
Fuente:
Resumen Latinoamericano
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