8 de mayo de 2016

9 DE MAYO, DIA DE LA VICTORIA.

Cien hojas quedan atrás,
falta aún mucho camino.
Deja, hermano, que descanse,
deja que tome un respiro.




Comprende que en cualquier tiempo,
en los de hoy y en los idos,
suele hacerse cuesta arriba
contar un cuento seguido
que hable siempre de la guerra,
que hable siempre de lo mismo.

De tanques, de fuego y nieve, 
de peales y chamizos, 
de chamizos y peales,
del tabaco y de los fríos.

Es costumbre al guardabosque
hablarle solo de pinos, 
de peces, al pescador,
al albañil, de ladrillos,
de la harina, al panadero,
y al vinatero, de vinos.
Y de la guerra al soldado,
guerra va y guerra vino.

La guerra es guerra, se entiende,
pero el quid está, de fijo,
en regresar vencedor
de todos los enemigos.

Después de ajustar las cuentas, 
si el soldado sale vivo,
es el cuento de la guerra
en su casa el preferido.

Es entonces un placer
oírlo todo seguido
y con el mayor detalle:
lo que su carne ha sufrido,
lo que han andado sus piernas,
lo que sus ojos han visto.
Todo lo que, por ahora,
queda dentro recogido...

¡Cava, pala, tierra dura!
¡Tanque, aplasta! ¡Suena, tiro!
¡Clávate bien, bayoneta!
¡Bomba, suelta tu estallido!
El combatiente, en la guerra, 
habla de paz y de trigo.

¿Que la vida es preferible?
Nadie lo discute, amigo.
Pero la guerra es un mar
que rebrama enfurecido.

Bien Sería menester
alejar ese bramido
de nuestra tierra querida,
eso pienso y eso digo.

Pero mientras en la Patria
haya terreno cautivo,
yo, que tanto amo la paz,
solo la guerra concibo.

 !Vasili Tiorkin!
Alexandr Tvardovski
Editorial Progreso. Moscú.
Traducido al español en 1975, por José Vento Molina.

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