5 de mayo de 2015

La derecha contraataca y el Gobierno se radicaliza

Por La verdad de Venezuela

No cesa la conspiración política y mediática contra la Revolución Bolivariana, pese a la lección de dignidad mostrada por el pueblo y el gobierno venezolanos en la Cumbre de las Américas. Por el contrario, emprende una nueva escalada mediante activación de planes violentos en el país e injerencia de actores políticos internacionales, con grandes empresas de comunicación a la vanguardia. Por su parte, fortalecido por la inédita victoria obtenida en Panamá, el presidente Nicolás Maduro anunció a su regreso una radicalización del accionar político revolucionario frente a los responsables de la guerra económica y los intentos de guarimbas. 

Terrorismo y campaña mundial contra la Revolución

Un movimiento juvenil de ultraderecha, Javú, ha activado planes para sembrar de nuevo el país con episodios violentos de propósito desestabilizador. Planes coordinados en Miami a través de un diputado carabobeño de Proyecto Venezuela, que se inscriben en una ofensiva de sectores opositores con la pretensión de enturbiar el clima de cara a las elecciones parlamentarias de finales de año. Según el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, “es bueno que todos los movimientos del mundo estén atentos a estas elecciones legislativas y nos ayuden, porque el cerco internacional es fuerte” y lo lidera “un eje que va para España, pasa por Miami (Estados Unidos), luego Bogotá, y regresa a Venezuela con mucha financiación, mucho dinero y cero escrúpulos”.

Las derechas corruptas de España y Colombia, ambas con ex ministros y dirigentes políticos procesados, han lanzado una campaña simultánea de condenas a la República Bolivariana de Venezuela en el Congreso de Diputados español y el Senado colombiano, con la arrogante intención de erigirse en jueces supremos en asuntos de democracia y derechos humanos. Una sincronía que responde a un plan trazado para desplazar la atención en la visibilidad del liderazgo del imperio norteamericano en la campaña desestabilizadora, haciendo aparecer a otros actores de relevo en el primer plano.  Esta  hipócrita e injerencista iniciativa fue denunciada por los parlamentarios de Izquierda Unida, Coalición Abertzale Amaiur, Esquerra Republicana de Catalunya y Bloque Nacionalista Gallego en el Estado español y por los senadores del Polo Democrático Ciudadano en Colombia.

A esa campaña se han asociado ex presidentes latinoamericanos con probados historiales represivos y delictivos, como Miguel Ángel Calderón y Miguel Ángel Rodríguez de Costa Rica, ambos condenados a cinco años de cárcel por corrupción,  Felipe Calderón de México, que acabó su mandato tras 60 mil muertos y 160 mil desplazados y está acusado por crímenes de lesa humanidad, Mireya Moscoso de Panamá, quien en 2004 indultó a cuatro terroristas capturados en intento de asesinar a Fidel Castro, Alfredo Cristiani de El Salvador, ultraderechista y cómplice del asesinato de seis sacerdotes jesuitas por el ejército salvadoreño bajo su mandato, Álvaro Uribe, vinculado al narcotráfico y acusado de crímenes de lesa humanidad… 

Todos ellos flanqueados por dos ex presidentes españoles con historiales en clara sintonía con los de sus compinches latinoamericanos. Uno miembro del derechista Partido Popular, José Aznar, valedor del golpe de Estado de abril de 2002 y de la criminal guerra de Irak, y actual lobbysta consejero de News Corporation, el holding de empresas de comunicación del magnate Rupert Murdoch y de Endesa, la transnacional española del sector eléctrico y gasístico. Y el otro, miembro del socioliberal Psoe, Felipe González, valedor del terrorismo de Estado en España en los años 1980, impulsor de las políticas neoliberales y antiobreras en sus años como gobernante y lobbysta al servicio del magnate mexicano Carlos Slim y de transnacionales españolas como Gas Natural, además de estrechamente vinculado al grupo empresarial mediático Prisa.

Esta aceleración de la conspiración contra la Revolución Bolivariana pretenderá asímismo intensificar el frente de la guerra económica, con nuevas acciones de acaparamiento y desaparición de productos, rumores para provocar compras nerviosas y desgaste psicológico de la población, siguiendo el mismo libreto ya usado contra el Chile de Allende. Un libreto cuya existencia pretendieron negar entonces y que la desclasificación de documentos confidenciales norteamericanos ha dejado en evidencia con posterioridad.

Ante la escalada en la difusión de las matrices de opinión contrarias a la Revolución Bolivariana en el ámbito internacional, que omiten los logros y avances político-sociales y tergiversan y ocultan las prácticas delictivas de quienes deben responder ante la justicia por ellas, y ante la previsión de acciones violentas y de intensificación de la guerra económica que pretenden sembrar el cansancio, el descontento y el desánimo entre la población venezolana, la solidaridad internacional con el pueblo y el gobierno revolucionario bolivariano tiene ante sí el reto de mantenerse alerta y redoblar los esfuerzos por desmontar los ataques y dar a conocer La Verdad de Venezuela. 

Cumbre de los Pueblos llena de fervor antimperialista

Mientras en la Cumbre oficial varios de los presidentes nuestroamericanos infligían un duro castigo dialéctico a la prepotencia imperial, muy cerca de allí, otras voces, otros cuerpos, llegados desde las entrañas regionales gritaban al mundo sus verdades. La Cumbre de los Pueblos generaba así un espacio indispensable para que las realidades de los pueblos afloraran de forma transparente.

Megaminería, agronegocios, deforestación de territorios de pueblos originarios, paramilitarismo, represión estatal, narcoestados, fueron algunos de los ítems allí tratados. Junto, claro está, a los temas más álgidos de la coyuntura, como son el bloqueo de más de medio siglo a Cuba Socialista y la amenazadora sentencia de Obama contra Venezuela.

En un marco colorido y bullicioso, 3.500 delegados y delegadas contaron sus experiencias de enfrentamiento a los poderosos pero también la construcción del poder popular lograda en algunos países. Los Sin Tierra de Brasil relataron sus avances en la lucha contra los transgénicos, mientras indígenas lencas, mapuche, aymaras y de otras naciones de Abya Yala expusieron de manera casi sangrante todo lo andado hasta el presente para sacudirse de encima el accionar nefasto de las transnacionales que arrasan sus tierras ancestrales.

Las mesas de trabajo abordaron temas como Neoliberalismo y Derechos Humanos; Seguridad Social y Calidad de Vida; Libertad Sindical, Migraciones y Derecho a Huelga; la lucha del campesinado por la tierra o la invasión a Panamá por parte de Estados Unidos en 1989.

Fue precisamente este último capítulo el que generó momentos de alta emotividad, no sólo por el relato de Trinidad Ayola, presidente de la Asociación de Familiares de las Víctimas del 20 de Diciembre de 1989, cuando Estados Unidos descargó todo su odio contra el pueblo panameño, asesinando a miles en el popular barrio El Chorrillo, sino también por la visita del presidente Nicolás Maduro a esa zona emblemática, para  confraternizar con sus pobladores.

Tanto Evo Morales como Raúl Castro, Rafael Correa y Maduro fueron activos protagonistas de este encuentro entre pueblos. Cada uno a su turno celebraron en sus discursos la presencia de Cuba en la VII Cumbre de las Américas, mostrándolo como un fracaso de más de 50 años de agresión norteamericana, pero también advirtieron a Barack Obama que el proceso de normalización de relaciones diplomáticas no es una dádiva de Estados Unidos, sino la victoria de la Revolución Cubana, del derecho internacional y la autodeterminación de los pueblos. Así como señalaron que el bloqueo económico que persiste contra Cuba debe ser eliminado.

El evento se inició con el cantar indispensable, de sentimiento y razón, del trovador Silvio Rodríguez. Y el final fue un latigazo antimperialista y anticolonialista traducido en un manifiesto consensuado. “Nosotros, los Pueblos de Nuestra América, expresamos nuestro firme respaldo a la Proclamación de América Latina y el Caribe como Zona de Paz y libre de colonialismo”, comienza señalando la Declaración final.

En ese marco, se rechaza el acoso militar, agresiones y amenazas de toda índole que despliegan Estados Unidos y sus aliados estratégicos contra la Región a través de Bases Militares, Sitios de Operaciones e instalaciones similares, que sólo en los últimos cuatro años han pasado de 21 a 76 en Nuestra América, 12 de ellas en Panamá, y se exige la derogación del pacto de Neutralidad, que permite la intervención militar norteamericana a la República de Panamá.

Como no podía ser de otra manera, se enfatiza en respaldar a Cuba y Venezuela frente a las continuas agresiones recibidas por parte del Imperio, y se reafirma que Puerto Rico es una nación Latinoamericana y Caribeña, con su propia e inconfundible identidad e historia, cuyos derechos a la Independencia y la Soberanía son violados por una tutela colonial impuesta hace más de un siglo de forma arbitraria por parte del imperialismo norteamericano.

Después de valorar el rol que cumplen los organismos de integración regional (Unasur, Celac, Alba, entre otros) la Declaración convoca “a luchar y defender nuestros recursos naturales, la biodiversidad, la soberanía alimentaria, nuestros bienes comunes, la Madre Tierra y la defensa de los derechos ancestrales de los pueblos originarios y las conquistas y derechos sociales. La lucha por el empleo, el trabajo y salario digno, la seguridad social, las pensiones, la negociación colectiva, la sindicalización, el derecho de huelga, la libertad sindical, salud ocupacional, los derechos económicos y sociales, el respeto a los migrantes y afro descendientes, la erradicación del trabajo infantil y esclavo, justicia con equidad de género”.

Otra vez, a pesar del ninguneo informativo de la grandes corporaciones, la voz de los pueblos no pudo ser acallada. Más aún, cuando los reclamos de ambas Cumbres coincidieron en clave antimperialista.

Objetivo inmediato: un 13 de abril en lo económico

“Estamos puliendo una nueva fase del plan de lucha contra la guerra económica, que va a ser demoledora”, explicó el presidente Nicolás Maduro desde el estado Barinas, donde inauguró un nuevo supermercado de la red Pdmercal.

Antes, a su regreso de la cumbre en Panamá previo paso por Cuba, había aclarado un tema en discusión en filas de las izquierdas latinoamericanas tras el contundente resultado de la cita presidencial de la cual Barack Obama, abrumado por la definición de 33 de los 35 mandatarios a favor de Venezuela, decidió retirarse abrupta y subrepticiamente: ¿aprovecharía Maduro el enorme espacio ganado para conciliar con la oposición interna desde relaciones de fuerza favorables a su gobierno?

Maduro explicó que regresaba “dispuesto a radicalizar la Revolución contra todos los que la sabotean desde lo económico, no me importa el apellido y nombre que tengan. Y pido a los poderes del Estado mano dura”. Tal ratificación la hizo el jefe de Estado, además, en una fecha simbólica: el 13 de abril se cumplían 13 años del fulminante contragolpe con el que pueblo y fuerzas armadas rescataron a Hugo Chávez y lo restituyeron a la Presidencia. “Vamos hacer un 13 abril en lo económico, con el apoyo del pueblo y los ministros, se acabaron las sonrisitas con la burguesía que respondan por los dólares que se les dieron (…) Voy a ir a la raíz y sacar lo podrido que está abajo, ellos creen que pueden continuar con su jueguito abusando de la confianza y de la fe del país”.

Y agregó el Presidente: “El que no pueda sostener su actividad económica que se vaya, pero el que encontremos en conspiraciones de saboteo tiene que ir preso y pagar lo que le hacen al pueblo. Ya basta. Todo tiene un límite”.

A continuación explicó: “Le dije al vicepresidente Ejecutivo (Jorge Arreaza) que sin demoras y sin faltas, citen a los empresarios que recibieron los dólares para la importación de esos dos productos que no se hacen en Venezuela, muy sensibles a la vida adulta. Los investiguen, revisen sus cuentas, vayan a los almacenes y si es necesario, vamos a detenerlos y entregarlos a la fiscalía, porque estoy seguro que están detrás del plan de sabotear a nuestro pueblo”.

“Algunos (de esos saboteadores) son dueños de media ciudad de Panamá. ¿Con qué dólares compraron torres lujosas donde cada apartamento cuesta dos y tres millones de dólares?” preguntó, para agregar: “vamos a apretar la mano, pero pido que la apretemos entre todos”. Para completar la respuesta a la incógnita señalada, Maduro ratificó la determinación de construir el socialismo en Venezuela como única respuesta a la doble escalada de Estados Unidos y la oposición interna. Y subrayó que estas eran las conclusiones comunes de su encuentro con Fidel, donde también se reafirmó el papel estratégico del Alba.

Unidad en la acción

Muy lejos del nuevo tópico enarbolado por la prensa mundial para desprestigiar al gobierno revolucionario, la firmeza contra los saboteadores se encara con mayor participación de los organismos de masas y la creciente cohesión entre estos, el Gobierno y la Fuerza Armada. También con la certeza de que se afronta una instancia clave en las próximas elecciones legislativas, aún sin fecha. Un país abroquelado contra la agresión imperialista adelanta en previsiones confirmadas por todas las encuestas serias que las fuerzas de la revolución vencerán en esa nueva contienda electoral. Pero entre los máximos dirigentes priva la certeza de que no se puede continuar gobernando efectiva y eficientemente si la burguesía tiene espacio para sostener su guerra económica.

La necesidad de producir más y garantizar mejor la cadena de distribución de bienes de todo tipo, así como de acabar con la inflación y la especulación, es una certeza para bases y dirigencias.

En ese contexto se llevó a cabo el primer encuentro de saberes La Caracas que Siembra y Cosecha. El propósito es darle un reimpulso a la agricultura urbana, con el objeto de no seguir dependiendo de las grandes cadenas de producción y distribución de alimentos, explicó el jefe de Gobierno del Distrito Capital, Ernesto Villegas.

“Vamos a revisar cada una de estas experiencias y dar apoyo material a los proyectos que se desarrollan en Caracas, para que dejemos de ser una ciudad con una vocación exclusivamente consumidora (…) Ya se ha iniciado este proceso pero requiere un reimpulso (…) cada vez más ir liberando a Caracas de la dependencia estructural y extrema de los suministros de alimentos y de otra índole de consumo masivo que se producen lejos de sus límites”.

Se trata de uno más en los innumerables emprendimientos apuntados a poner la economía efectiva en manos de la población, a la par que se construye la infraestructura necesaria para mejorar la calidad de vida de millones. Un ejemplo: se inaugurarán este año cuatro sistemas de transporte masivo, tipo Bus Tránsito Rápido (BRT), autobuses articulados en canales exclusivos con amplias estaciones, según el ministro de Transporte Terrestre y Obras Públicas, Haiman El Troudi. “Además de TransMaracay (ya en funcionamiento desde la segunda quincena de abril) este año serán inaugurados tres sistemas más tipo BRT en Ciudad Guayana, Maracaibo y Barcelona-PtoLaCruz”. A la fecha estos sistemas de transporte masivo funcionan en Caracas, Mérida y Barquisimeto, parte de un plan integral de infraestructura vial para este año, con una la inversión total es de 59.575.000 bolívares, 911 millones de dólares y 280 millones de euros.

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