Pavel Dremov es un comandante popular, su nombre ha aparecido en la última lista de sancionados de la UE sobre la guerra civil en Ucrania. Las personas de esta lista tienen una cosa en común: no están del lado del gobierno de Kiev.
Pavel Dremov, un cosaco que se levanto en armas contra la operación de castigo lanzada por Kiev, que lucha por una república socialista cosaca y que se mantiene militar y políticamente al margen de las autoproclamadas repúblicas populares de Lugansk y Donetsk, no se verá afectado por las sanciones: no tiene dinero en Europa ni ganas de viajar, Europa ha dejado de ser referente democrático y cultural para todas las rusias. A Pavel le han amenazo inluso con un“¡Putin te matará!” Que más da... ya lo están matando a él y a su pueblo la artillería ucraniana, en la guerra y en la tregua”.
La codicia de la Unión Europea impide señalar a los de su bando, porque eso es: son bandas. Al frente de ellas está Kolomoisky; quien abiertamente ofrece recompensas por la captura de sus rivales; controla un imperio mediático; dueño del grupo Privatbank, con sucursales bancarias en España; principal sospechoso de organizar la masacre de Odesa, de poseer y utilizar ejércitos privados y prófugo de la justicia rusa. Liashko tampoco se queda corto, acusado por Amnistía Internacional de secuestro, organización de banda armada, coacción...
La lista de la UE no afecta a otros oligarcas implicados en la guerra ni a sus representates, veteranos de la guerra de Chechenia, como Dimitri Yarosh y Oleg Tiagnibok, abiertamente fascistas y cuyos grupos armados, integrados en los ministerios de interior y defensa de Ucrania, castiga a la población rusofona del este de Ucrania,
considerada inferior. Es la guerra del siglo XXI, generar un fanatismo religioso o ultranacionalista, como el que desplegaron los talibanes en Afganistán, Isis en Siria o el Pravy Sector en Ucrania, con el fin de provocar éxodos de población.
Las cartas ocultas de la UE son mucho más comprometedoras que las estúpidas sanciones. Tendría que rendir cuentas Catherin Asthon, cuya conversación con Urmas Paet revela que los francotiradores que provocaron la caída de Yanukovich trabajaban para la oposición, como en Venezuela en 2002, un “golpe de manual”, donde “los medios de comunicación (quiero decir, la mentira) juegan un papel fundamental”.
Esos medios de comunicación no muestran las bombas de racimo que el ejército ucraniano lanza sobre ciudades; las bombas de clavos prohibidas en 1983; las milicias populares evacuando civiles en blindados bajo fuego ucraniano; el bombardeo sistemático de infraestructuras y caravanas de refugiados; el asesinato de periodistas rusos; la reclusión de poblaciones enteras en sótanos durante semanas, bajo la amenaza de francotiradores fascistas... por que eso es el fascismo, además del folclore de la esvástica: la perpetuación o imposición de un régimen reaccionario por la fuerza, llamase Ucrania o Unión Europea... habría que preguntarle a Assange.
Y allí entra en acción Mariano popular superatlantista (como Josemari) con la detención de los héroes españoles que fueron a interponerse entre las bombas y el pueblo del Donbass con riesgo para sus vidas... ¿qué diría Hemingüey?... atentado contra los intereses de España ¿qué dirán los labradores que ya no envían melocotones a Rusia?
Por suerte en podido ya leer los detenidos en Espania han sido liberados.Pero corren riesgos.
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