Esta canción no precisa fronteras.
Merece esparcirse por los rincones, donde se pueda encontrar una obrera y un obrero, que escuche.
Precisa un jardín de luchas e ilusiones, para que broten de las manos encallecidas, un racimo de corazones, formado por miles de proclamas rejuvenecidas.
Hoy, no se habla de Revolución.
Ni suenan cánticos emancipadores. Pero aún de las más lóbregas cárceles, impuestas a los sindicalistas, a los proletarios que quieren romper sus cadenas, reclamadores de libertad y democracia, hoy muchos adolescentes de 15, 25, 45 y 75 años... se les ilumina la cara recordando aquel 26 de Julio.
"Mi amor es todo cuanto tengo", canta Silvio, y pienso que lo que tiene es tan inmensao que no necesita nada más. Sigue dándonos días y flores, que nos conmueven.
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