20 de junio de 2014

Hablando de bloqueo

Por Osmany Sánchez. Enviado por La Joven Cuba

Muy pocas personas en el mundo se atreverían a defender algo contra lo que se pronuncian todos los años casi más de 180 países. Solo Estados Unidos se opone, ignorando de paso al resto de la comunidad internacional. El bloqueo a Cuba fue catalogado de inmoral por el Papa Juan Pablo II y cada día tiene más oposición dentro de la sociedad norteamericana, donde las encuestas indican que la mayoría de ellos estaría de acuerdo con su eliminación. A eso debemos agregarles la opinión de representantes del sector empresarial que se sienten desplazados frente a otros países.
Los que se manifiestan en contra del bloqueo –por cualquier motivo- son mayoría y cuentan con un gran apoyo. Los que lo hacen a favor son minoría y responden solo a intereses personales. El bloqueo no solo es inmoral y criminal, sino que ha demostrado ser un fracaso para la política norteamericana. Durante mucho tiempo el lobby anticubano presionó a los políticos con la amenaza de que La Florida definía las elecciones pero ya esto ha quedado como un mito. Ahora solo les queda el pataleo, traducido en varios artículos diarios sobre el tema y la manipulación constante de la realidad cubana.
No sé qué pasará en Cuba cuando se elimine el bloqueo norteamericano, pero no acepto que me digan que el modelo cubano fracasó mientras este exista. Cuba no puede utilizar el dólar en sus transacciones comerciales, el barco que entre a Cuba tiene que estar 6 meses sin entrar a los Estados Unidos, el producto que otro país le exporte al vecino del norte no puede tener más de un 10 % de materia prima cubana y el que le vendan a Cuba no más de un 10% de materia prima norteamericana…
Es imposible que una economía pueda ser exitosa con todas esas restricciones. Solo un sistema social como el nuestro puede superar estas limitaciones y exhibir los logros sociales con que cuenta hoy. Tengo confianza en las transformaciones que se realizan en la economía cubana y el fin del bloqueo la dinamizaría mucho más. Los detractores del gobierno cubano dicen que nada cambiará pero rezan porque no lo quiten, a ellos les ha tocado el triste papel de defenderlo.

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