Por Osmany Sánchez. Enviado por La Joven Cuba
Hay recuerdos que no se borran, aun cuando pasen varios años. La imagen de un bombero norteamericano, extenuado, con el rostro cubierto de sangre durante las labores de rescate de sobrevivientes el 11 de septiembre de 2001 es una de ellas. Lo que hicieron esos hombres ese día es algo digno de admiración y respeto, muchos de ellos murieron entonces y otros presentan graves secuelas.
Cualquier persona honesta respetaría a estos bomberos o a un policía que salve a personas inocentes de un atraco sin hacer asociaciones ideológicas o políticas. A nadie se le ocurriría acusarlos de otra cosa sólo por ser republicanos o demócratas. Seguramente muchos pensarán que acabo de descubrir el agua tibia pero no es así y la muestra está en la reacción de algunos con el tema de los Cinco.
Los Cinco arriesgaron sus vidas al infiltrarse dentro de los grupos terroristas que han provocado la muerte de casi 4000 cubanos en todos estos años. Cualquiera de nosotros o de nuestras familias pudo estar un día en el “momento y el lugar equivocado” como dijo en una entrevista en criminal Posada Carriles, al referirse a Fabio di Celmo. Más allá de la posición que se tenga sobre el gobierno cubano, esta es una actitud digna de respetar.
Diez premios nobel, altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos y todo el que ha accedido con imparcialidad a los documentos del juicio los consideran inocentes. Solo un jurado amedrentado, una jueza complaciente, unos fiscales carentes de éticas y unos periodistas pagados por el gobierno para escribir contra los Cinco serían capaces de condenarlos.
Alguien me criticaba un día en La Joven Cuba porque mostré una foto donde mi hijo Ernestico luce un pulóver de los Cinco. Antes otros lo habían hecho cuando le puse ese nombre en honor al Che. Lo dije en ese entonces y lo mantengo ahora, los considero héroes y los admiro como tal. Me corresponde educar a mis hijos, mostrarles el camino y los Cinco son sin dudas un magnífico referente.
Cuba siempre estará incompleta mientras los tres que faltan no estén en su tierra, con sus familias.
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