14 de diciembre de 2013

A los inmortales defensores

Por Oleg K.

En muchos lugares del mundo se recuerda la Batalla de Stalingrado. Cuando muchos dudaban de la importancia de aquellas jornadas, el Consejo Estatal de Defensa Soviético por boca del camarada Stalin afirmaba: "¿No entienden que si entregan Stalingrado, el sur del país quedará separado del centro, y probablemente no podamos defenderlo? Además de perder nuestra principal vía fluvial, no sólo sería una catástrofe para Stalingrado, sino para el país, dado que se perderá el petróleo también". (1) 




Porque la victoria soviética confirmó que la Unión Soviética, sola, acabaría con el III Reich. También fue un rotundo grito de libertad para los pueblos (ver al final el excelente poema de Pablo Neruda). Recordemos que fue una catástrofe para la maquinaria de guerra nazi, fueron muertos, desaparecidos o prisioneros cerca de 400.000 alemanes, 235.000 italianos, 200.000 rumanos, 200.000 húngaros y 5.000 croatas.

Mas recordamos en esta fecha, la misma de aquel año. Porque en estos tres días de Diciembre de 1942 se decidió el fín de los sueños genocidas de Hitler. Los nazis realizaron el último intento de abrir el caldero "Der Kessel", donde estaba cercado el 6º Ejército nazi, y donde había sido aniquilado el 4º Ejército nazi Panzer, así como el 2º y 4º Cuerpos de Ejército rumanos.

Las fuerzas blindadas alemanas del Ejército del Don, realizaron un ataque llamado "Tormenta de Invierno" para abrir el cerco de las fuerzas germanas. Lanzaron al combate 400 tanques de golpe. Enfrente de ellos, se situó el 2º Ejército de la Guardia soviético.

Este fue uno de los miles de combates que hubo en aquella gigantesca y decisiva batalla de la Gran Guerra Patria. Pero esta lid tuvo unos héroes increíbles. En la película soviética "Nieve ardiente" se desarrolla con analítica meticulosidad aquel brutal enfrentamiento entre una delgada línea de defensa antitanque y el avance fanático de los blindados teutónicos.

Durante cuatro días, las fuerzas nazis de la 23ª División y 6ª División Panzer atacaron la posición de la 87ª División Soviética de la Guardia al sur del río Mishkova. Cuatro días enteros, rodeados de nieve, con un cansancio que les llevaba al límite mental. En la llanura del campo de batalla circundante, quedaron miles de cuerpos insepultos, víctimas de la artillería y la aviación.

Fue la última oportunidad para cambiar el curso de la batalla de los nazis, y emplearon todos los medios posibles, tanto terrestres como aéreos. Aquella división hizo un esfuerzo sobrehumano, y sus baterías desbarataron todos los ataques hitlerianos. Aquellas bestias pardas quedaron a escasos 50 kms. de Stalingrado, siendo detenidos.

En memoria de aquellos héroes, sobre guión de Yuri Bondarev se hizo la película mencionada sobre aquellos cuatro días (en nuestro apartado de cine soviético podemos verla subtitulada). Que es, sin lugar a dudas, una de las mejores películas sobre aquella batalla. Apreciamos su calidad, la extraordinaria interpretación de los actores, la impecable sensación de autenticidad, de la muy desconocida cinematografía de la URSS.



NUEVO CANTO DE AMOR A STALINGRADO


Yo ESCRIBÍ sobre el tiempo y sobre el agua,
describí el luto y su metal morado,
yo escribí sobre el cielo y la manzana,
ahora escribo sobre Stalingrado.
 
Ya la novia guardó con su pañuelo
el rayo de mi amor enamorado,
ahora mi corazón está en el suelo,
en el humo y la luz de Stalingrado.
 
Yo toqué con mis manos la camisa
del crepúsculo azul y derrotado:
ahora toco el alba de la vida
naciendo con el sol de Stalingrado.
 
Yo sé que el viejo joven transitorio
de pluma, como un cisne encuadernado,
desencuaderna su dolor notorio
por mi grito de amor a Stalingrado.
 
Yo pongo el alma mía donde quiero.
Y no me nutro de papel cansado
adobado de tinta y de tintero.
Nací para cantar a Stalingrado.
 
Mi voz estuvo con tus grandes muertos
contra tus propios muros machacados,
mi voz sonó como campana y viento
mirándote morir, Stalingrado.
 
Ahora americanos combatientes
blancos y oscuros como los granados,
matan en el desierto a la serpiente.
Ya no estás sola, Stalingtado.
 
Francia vuelve a las viejas barricadas
con pabellón de furia enarbolado
sobre las lágrimas recién secadas.
Ya no estás sola, Stalingrado.
 
Y los grandes leones de Inglaterra
volando sobre el mar huracanado
clavan las garras en la parda tierra.
Ya no estás sola, Stalingrado.
 
Hoy bajo tus montañas de escarmiento
no sólo están los tuyos enterrados:
temblando está la carne de los muertos
que tocaron tu frente, Stalingrado.
 
Tu acero azul de orgullo construido,
tu pelo de planetas coronados,
tu baluarte de panes divididos,
tu frontera sombría, Stalingrado.
 
Tu Patria de martillos y laureles,
la sangre sobre tu esplendor nevado,
la mirada de Stalin a la nieve
tejida con tu sangre, Stalingrado.
 
Las condecoraciones que tus muertos
han puesto sobre el pecho traspasado
de la tierra, y el estremecimiento
de la muerte y la vida, Stalingrado
 
La sal profunda que de nuevo traes
al corazón del hombre acongojado
con la rama de rojos capitanes
salidos de tu sangre, Stalingrado.
 
La esperanza que rompe en los jardines
como la flor del árbol esperado,
la página grabada de fusiles,
las letras de la luz, Stalingrado.
 
La torre que concibes en la altura,
los altares de piedra ensangrentados,
los defensores de tu edad  madura,
los hijos de tu piel, Stalingrado.
 
Las águilas ardientes de tus piedras,
los metales por tu alma amamantados,
los adioses de lágrimas inmensas
y las olas de amor, Stalingrado.
 
Los huesos de asesinos malheridos,
los invasores párpados cerrados,
y los conquistadores fugitivos
detrás de tu centella, Stalingrado.
 
Los que humillaron la curva del Arco
y las aguas del Sena han taladrado
con el consentimiento del esclavo,
se detuvieron en Stalingrado.
 
Los que Praga la Bella sobre lágrimas,
sobre lo enmudecido y traicionado,
pasaron pisoteando sus heridas,
murieron en Stalingrado.
 
Los que en la gruta griega han escupido,
la estalactita de cristal truncado
y su clásico azul enrarecido,
ahora dónde están, Stalingrado?
 
Los que España quemaron y rompieron
dejando el corazón encadenado
de esa madre de encinos y guerreros,
se pudren a tus pies, Stalingrado.
 
Los que en Holanda, tulipanes y agua
salpicaron de lodo ensangrentado
y esparcieron el látigo y la espada,
ahora duermen en Stalingrado.
 
Los que en la noche blanca de Noruega
con un aullido de chacal soltado
quemaron esa helada primavera,
enmudecieron en Stalingrado.
 
Honor a ti por lo que el aire trae,
lo que se ha de cantar y lo cantado,
honor para tus madres y tus hijos
y tus nietos, Stalingrado.
Honor al combatiente de la bruma,
honor al Comisario y al soldado,
honor al cielo detrás de tu luna,
honor al sol de Stalingrado.
 
Guárdame un trozo de violenta espuma,
guárdame un rifle, guárdame un arado,
y que lo pongan en mi sepultura
con una espiga roja de tu estado,
para que sepan, si hay alguna duda,
que he muerto amándote y que me has amado,
y si no he combatido en tu cintura
dejo en tu honor esta granada oscura,

este canto de amor a Stalingrado.

                                                                                         Pablo Neruda


1.- I. G. Starinov. "Bajo la misma bandera". Ediciones de Literatura Política. Moscú. 1963

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