19 de octubre de 2012

Disparo a la esperanza ...

Por Stanislava Retinskaya. Extraído del Partido Comunista de los Obreros de Rusia-Partido Comunista Revolucionario. Tradución Vitali Malentsov.



Este es el primer caso en el mundo de terrorismo aéreo, donde los criminales secuestran un avión, matando a un miembro de la tripulación y permanecen impunes. En octubre de 1970, Pranas Brazinskas y su hijo Algirdas secuestraron un avión soviético An-24 (avión N46256), de la ruta aérea Batumi/Sujumi/Krasnodar. La única persona que trató de impedir que los terroristas actuaran, era una azafata Nadiezhda (Esperanza n.t.) Kurchenko. La muchacha se las arregló para correr a la cabina del piloto y gritar: "¡Un secuestro!". Trató de bloquear la ruta de los bandidos, tapando la puerta de la cabina de mando con su cuerpo, pero se oyeron los primeros disparos ...
Tras el asesinato de la chica continuaron disparando a la cabina. Aquí resultaron heridos el comandante, el navegante y el mecánico de a bordo. Les amenazaron con hacer estallar el avión, Brazinskas impuso cambiar de rumbo y volar a Turquía. Inmediatamente después de aterrizar, los secuestradores se rindieron a las autoridades turcas. Los pasajeros fueron llevados al aeropuerto, y todos los miembros de la tripulación recibieron asistencia médica. A las víctimas se les ofreció quedarse en Turquía, pero ninguno de los ciudadanos soviéticos estuvieron de acuerdo. Al día siguiente mandaron un aeroplano en el que los pasajeros y la tripulación fueron llevados a la Unión Soviética.
 
Después de algún tiempo fue devuelto también el An-24. Tras una reforma importante de la cabina, en memoria de la fallecida, durante mucho tiempo había una foto de ella. En el momento de la tragedia Nadiezhda Kurchenko servía en la aviación civil al menos dos años. En diciembre de 1968, fue destinada la azafata a la ruta de Sujumi. Amigos y colegas recuerdan a Nadia como una mujer pura y brillante. En noviembre, tenía preparada su boda, y en diciembre habría cumplido sólo 20 años. Fue enterrada en Sujumi, en el parque central de la ciudad. A petición de la población Nadiezhda Kurchenko, por su coraje y valentía, póstumamente fue condecorada con la Orden de la Bandera Roja.
El suceso de octubre de 1970 conmocionó profundamente a todo el país. Después de la trágica muerte, el nombre de Nadia, pasó siempre a convirtirse en un símbolo del heroísmo del Komsomol. Por la valentía de la joven se escribieron artículos en las primeras páginas de muchos periódicos, publicándose su gesta desde diversos puntos de vista e incluso se hizo una película. En la escuela, jóvenes pilotos de Izhevsk dedicaron a Nadiezhda Kurchenko un museo. En las montañas, entre la frontera de Abjasia y el territorio de Krasnodar, se elevó un obelisco en su memoria. En Glazov, donde la heroína recibió clases en la escuela-internado, anualmente celebran una fiesta en su honor. El nombre de la komsomola también fue dado a una nave, un asteroide y un pico de las Montañas de Hissar. En varias ciudades de la Unión Soviética fueron erigidos monumentos a ella dedicados.
Por desgracia, los delincuentes lograron escapar del castigo, aunque la URSS hubo solicitado en repetidas ocasiones su extradición de Turquía. Brazinskas Padre e hijo, pidieron asilo político, por lo que su juicio tuvo lugar en suelo turco. Brazinskas Pranas fue condenado a ocho años de prisión, y su hijo Algirdas, a dos. En 1974, en este país hubo una amnistía general, y el encarcelamiento del Sr. Brazinskas fue cambiado por arresto domiciliario. Dos años más tarde se escapó de su arresto domiciliario junto con su hijo y pidió asilo político en la embajada de EE.UU. en Turquía. Después de que fuera rechazada, se entregó Brazinskas a la policía turca. Sin embargo, esta vez no fueron a la cárcel y sino a un asilo  hospitalario donde fueron recluidos. Después de varias semanas los Brazinskas fueron a Canadá. En una escala a Nueva York, se bajaron del avión y fueron detenidos por la inmigración de los EE.UU.. Se les dio un permiso de residencia, después el padre y el hijo se establecieron en Santa Mónica (California). En 1983, ambos tuvieron pasaportes estadounidenses.
A juzgar por cómo fue el destino de los Brazinskas, quedaron un poco decepcionados del "sueño americano". De hecho, en los EE.UU. tenían que trabajar sólo de pintores, aunque intentaron obtener un empleo obviamente mejor. Como fue sabido, en la Unión Soviética Pranas Brazinskas fue condenado a un año de trabajo correccional por la venta sin documentos de materiales a precios inflados. Luego se dedicaron a la especulación en el Asia central, donde vendían alfombras compradas en Lituania, partes de automóviles, seda y telas de lino. Decir que querían trasladarse a los Estados Unidos, porque allí Brazinskas esperaba especular con esos artículos, porque era legal. Lo único que no consideraron son las leyes crueles del mercado, que les llevaron a estar muchas veces desempleados. Como resultado de ello, entre los Brazinskas a menudo tenían discusiones, durante una de los cuales el hijo dio muerte a su padre, con un objeto contundente, siendo condenado por ello.
El hecho de que los delincuentes lograran escapar con la ayuda de una orden injusta, para lograr el asilo político en el extranjero, confirma indirectamente la participación de los servicios de inteligencia extranjeros en un acto de terrorismo. A principios de 1970, se estaban empezando a elaborar las tácticas de terror aéreo contra la Unión Soviética y los países socialistas. Por su hazaña, Nadiezhda Kurchenko puso en valor el concepto de "persona soviética" siendo un fiel reflejo de la realidad, no sólo ficción. Tal nombre sugiere que no defendían el principio "lo mío es primero", sino estár siempre dispuesto a sacrificarse por el bien de la sociedad. La madre de Nadiezhda, Henrietta Kurchenko contó una vez un episodio interesante de la vida de su hija. Después de ver la película de Zoya Kosmodemyenskaya, estaba decepcionada por el hecho de que nunca podría llegar a ser una heroína como ella. Sin embargo, la madre la tranquilizó diciendo que, incluso en tiempos de paz ella actuaría de igual forma. Entonces nadie podía imaginar, que tiempo después, Nadia lograría realizar una hazaña de tan hondo significado, que no estuvo muy por detrás de los sucesos de la guerra. Ella fue la protagonista, en medio de la lucha del trabajo contra el poder del capital, y no fue la heroína de una lucha, a duras penas "pacífica", sino en el combate por una sociedad superior.

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