22 de noviembre de 2010

Una colosal olla de grillos

Reflexiones del compañero Fidel – 15-11-2010


En eso se ha convertido la reunión del G-20 iniciada ayer en Seúl, capital de la República de Corea.

¿Qué es el G-20?, se preguntarán muchos lectores saturados de siglas. Un engendro más del poderoso imperio y sus aliados más ricos que crearon el G-7: Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá. Más adelante decidieron admitir a Rusia en el club que se llamó entonces G-8.

Con posterioridad se dignaron admitir a 5 importantes países emergentes: China, India, Brasil, México y Sudáfrica. El grupo se incrementó después con la admisión de varios países de la OCDE, otra sigla, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico: Australia, República de Corea y Turquía. Al grupo añadieron Arabia Saudita, Argentina e Indonesia, y sumaron 19. El vigésimo miembro del G-20 fue nada menos que la Unión Europea. Un país, España, ostenta desde este año 2010 la singular denominación de "invitado permanente".

Otra importante reunión de alto nivel internacional tiene lugar casi simultáneamente en Japón, la de APEC. Si los pacientes lectores suman al grupo anterior los siguientes países: Malasia, Brunei, Nueva Zelanda, Filipinas, Singapur, Tailandia, Hong Kong, Taipei de China, Papúa-Nueva Guinea, Chile, Perú y Vietnam; con importantes intercambios comerciales y todos bañados por las aguas del Pacífico, tienen lo que se llama APEC: Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, el rompecabezas completo. Les faltaría solo el mapa; una laptop lo puede suministrar perfectamente.

En tales eventos internacionales se discuten los aspectos fundamentales de la economía y las finanzas del mundo. El Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, con poder decisivo en los asuntos financieros, tienen su dueño: Estados Unidos.

Es importante recordar que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, la industria y la agricultura de Estados Unidos estaban intactas; las de Europa Occidental, totalmente destruidas salvo excepciones como Suiza y Suecia; la URSS, materialmente arrasada y enormes pérdidas humanas que rebasaban los 25 millones de personas; Japón vencido, arruinado y ocupado. Alrededor del 80% de las reservas en oro del mundo habían pasado a Estados Unidos.

Entre el 1º y el 22 de julio de 1944, en un aislado aunque amplio y confortable hotel de Bretton Woods, pequeña localidad del estado de New Hampshire al noreste de Estados Unidos, se produjo la Conferencia Monetaria y Financiera de la recién creada Organización de Naciones Unidas.

Estados Unidos obtuvo el excepcional privilegio de convertir su papel moneda en divisa internacional, convertible en oro a la tasa fija de 35 dólares la onza Troy. Como la inmensa mayoría de los países depositan sus reservas de divisa en los propios bancos de Estados Unidos, lo cual equivale a un considerable préstamo al país más rico del mundo, la convertibilidad al menos establecía un tope a la impresión sin límites de papel moneda. Y al menos significaba una garantía para el valor de las reservas de los países depositadas en sus bancos.

Partiendo de ese enorme privilegio, y en tanto la emisión de billetes tenía el limitante de su convertibilidad en oro, el poderoso país acrecentaba su control sobre las riquezas del planeta.

Las aventuras militares de Estados Unidos en alianza con las antiguas potencias coloniales, en especial el Reino Unido, Francia, España, Bélgica, Holanda y la recién creada Alemania Occidental, lo condujeron a guerras y aventuras militares que pusieron en crisis el sistema monetario nacido en Bretton Woods.

En la época de la guerra genocida contra Vietnam, país en el que Estados Unidos estuvo a punto de emplear las armas nucleares, el Presidente norteamericano tomó la desvergonzada decisión unilateral de suspender la convertibilidad del dólar. Desde entonces la emisión del papel moneda no tuvo límites. De tal forma abusó de ese privilegio que el valor de la onza Troy de oro pasó de 35 dólares a cifras que han rebasado ya los 1 400 dólares, es decir, no menos de 40 veces el valor que mantuvo durante 27 años, hasta 1971 en que Richard Nixon adoptó la funesta decisión.

Lo peor de la actual crisis económica que hoy golpea a la sociedad norteamericana es que las medidas anticrisis de otros momentos de la historia del sistema capitalista imperialista de Estados Unidos no han logrado reanudar su marcha normal. Sumido en una deuda del Estado que se aproxima a los 14 millones de millones, es decir, tanto como el PIB de Estados Unidos, el déficit fiscal se mantiene; los enormes gastos para salvar los bancos y la reducción casi a cero de las tasas de interés apenas reducen por debajo de 10% el nivel de desempleo, ni el número de familias cuyas viviendas están siendo rematadas. Crecen los gigantescos presupuestos destinados a la defensa que superan a los del resto del mundo, y más grave todavía: los destinados a la guerra.

El Presidente de Estados Unidos, electo hace apenas dos años por uno de los partidos tradicionales, ha sufrido la mayor derrota que se recuerda en los últimos tres cuartos de siglo. En tal reacción se mezclan la frustración y el racismo.

El economista y escritor norteamericano William K. Black estampó una frase memorable: "La mejor forma de robar a un banco es ser su dueño". Los sectores más reaccionarios de Estados Unidos se afilan los dientes haciendo suya una idea que sería la antítesis de la de los bolcheviques en octubre de 1917: "Todo el poder para la extrema derecha de Estados Unidos".

Al parecer, el Gobierno de Estados Unidos con sus medidas tradicionales anticrisis, acudió a otra decisión desesperada: la Reserva Federal anunció que compraría 600.000 millones de dólares norteamericanos antes de la reunión del G-20.

El 10 de noviembre, una de las más importantes agencias de prensa de Estados Unidos informó: "El presidente Barack Obama llegó a Corea del Sur para participar en reuniones de los 20 principales poderes económicos del mundo.

"Las tensiones sobre políticas monetarias e intereses comerciales se han hecho notar antes de la cumbre del Grupo de los 20. El ambiente ha quedado caldeado debido a una decisión de Estados Unidos de inundar su débil economía con 600.000 millones de dólares en efectivo. La maniobra ha enfurecido a líderes de alrededor del mundo.

"Obama, sin embargo, ha defendido la medida tomada por la Reserva Federal."

La misma agencia comunicó a la opinión mundial el 11 de noviembre:

"Un fuerte sentimiento de pesimismo envolvió el inicio de una cumbre económica de los principales países ricos y en desarrollo, a la que arribaron los líderes mundiales profundamente divididos sobre sus políticas monetarias y comerciales.

"Fundado en 1999 y elevado a nivel de cumbre hace dos años, el Grupo de los 20 (G-20, un foro que abarca a países desarrollados como Estados Unidos y Alemania, al igual que a gigantes emergentes como China y Brasil) se ha convertido en la pieza central de los esfuerzos gubernamentales para reactivar la economía global y evitar otro colapso financiero mundial..."

"Un fracaso de la Cumbre de Seúl tendría consecuencias graves. El riesgo es que los países procuren mantener sus divisas artificialmente bajas para darles a sus exportaciones una ventaja competitiva en los mercados mundiales y eso llevaría a una destructiva guerra comercial.

"Además, los países se verían tentados a colocar aranceles a las importaciones, una repetición de las políticas que agravaron la Gran Depresión de la década de 1930."

"Algunos países, como por ejemplo Estados Unidos, creen que la prioridad máxima es presionar a China para que permita la reevaluación de su moneda frente a otras divisas, de modo que se reduzcan los enormes superávit comerciales del gigante asiático con Washington al encarecer las exportaciones chinas y abaratar las importaciones estadounidenses.

"Otros países están furiosos por los planes de la Reserva Federal estadounidense de inyectar 600.000 millones de dólares frescos a la débil economía del país. Ven esa acción como una medida egoísta para llenar los mercados con dólares, disminuyendo así el valor del billete verde y dándoles a los exportadores estadounidenses una ventaja de precios injusta.

"Los países del G-20 [...] encuentran poco terreno común en el tema más molesto: qué se puede hacer con una economía mundial que depende de los enormes déficit comerciales de Estados Unidos con China, Alemania y Japón."

"El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, advirtió que el mundo iría a la bancarrota si los países ricos recortan su consumo y tratan de obtener prosperidad sólo en base a las exportaciones."

"‘Si los países más ricos no están consumiendo y todos quieren propagar su economía con base en las exportaciones, el mundo irá a la quiebra porque no existe alguien que compre. Todo el mundo quiere vender’..."

"La cumbre comenzó con cierto pesimismo para Obama y el presidente surcoreano, Li Myung-bak, cuyos ministros no lograron llegar a un acuerdo sobre un tratado de libre comercio, estancado desde hace tiempo y del que había esperanzas para que se resolviera esta semana."

"Los mandatarios del G-20 se reunieron por la noche en el Museo Nacional de Corea en Seúl para la cena que marcó el inicio oficial de la cumbre."

"En las calles aledañas, varios miles de manifestantes protestaron contra el G-20 y el gobierno de Corea del Sur."

El jueves 12, la cumbre concluyó con una declaración de 20 puntos y 32 párrafos.

Como es de suponer el mundo no está constituido solo por 32 países en total que integran el G-20 o solo la APEC. Los 187 que votaron a favor de eliminar el bloqueo a Cuba frente a los dos que votaron por mantenerlo y los tres que se abstuvieron, suman 192. Para 160 de ellos no existe tribuna alguna donde hablar una palabra sobre el saqueo imperial de sus recursos y sus urgentes necesidades económicas. En Seúl la Organización de Naciones Unidas ni siquiera existe. ¿Esa benemérita institución no dirá siquiera una palabra?

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