Corea Popular tiene derecho a defenderse y a armarse contra la amenaza de la barbarie imperialista yanqui
La Agencia Telegráfica Central de Corea hizo pública el día 24 el siguiente informe, en el que se revelan los crímenes de todo tipo del imperialismo norteamericano contra el pueblo coreano, desde la ocupación del territorio surcoreano hasta el día de hoy:
Han pasado 60 años desde que el imperialismo norteamericano, el peor enemigo del pueblo coreano, desató el 25 de junio de 1950 la guerra en el territorio nacional, interrumpiendo la vida pacífica y feliz. Durante la pasada guerra de Corea, los imperialistas yanquis, representantes de todo lo malo, cometieron matanzas, destrucción, saqueos y otros crímenes de guerra bárbaros y antiéticos, sin precedentes en la historia mundial de las guerras, haciendo sufrir al pueblo coreano tremendos sufrimientos. Desde la ocupación del suelo surcoreano hasta la fecha, consideraron a la nueva Corea popular (RPDC) como si fuese una espina atravesada en la garganta y practicaron obstinadamente la política del aislamiento y el aplastamiento, encaminada a derrumbar al régimen coreano, violando flagrantemente la Carta de la ONU y los reconocidos reglamentos de la ley internacional.
El comité de averiguacion de los daños causados por EE.UU. a la RPDC investigó y contabilizó todas las pérdidas humanas y materiales causadas a la RPDC durante los 60 años que van desde el 8 de septiembre de 1945, cuando las primeras botas norteamericanas pisaron ilegalmente el suelo surcoreano. Según las estadisticas brindadas por el comité, el monto total de las pérdidas llega a 64 959 854 millones de dólares. Esta cuenta se basa en los registros de aquel entonces y los testimonios de los supervivientes. Por eso, se supone que habrá muchas más pérdidas no confirmadas. Habría que añadir a esa cifra también las pérdidas políticas, morales y culturales incalculables mediante dinero; entre otras, las provenientes de los atentados contra la soberanía y la dignidad de la RPDC, la destrucción de las riquezas de duración eterna -como los lugares de interés histórico o revolucionario- y de los valiosos patrimonios culturales, como las riquezas y vestigios históricos, de la presión psicológica sufrida por el pueblo coreano ante las maniobras de provocación de una nueva guerra y la amenaza de ataque preventivo nuclear, así como la persistente campaña de propaganda con ideas y cultura burguesas. En particular, no se pueden reparar las pérdidas sufridas por el pueblo coreano debido a la ocupación ilegal del suelo surcoreano por parte de EE.UU. y su política de impedir obstinadamente la reunificación de Corea y al consiguiente dolor moral que sufre nuestro pueblo por la división nacional de más de medio siglo y los daños causados por la falta de desarrollo unificado de la política, la economía y la cultura entre ambas partes coreanas. A fin de revelar y ajustar la cuenta hasta el final, de generación en generación, de todos los crímenes de los imperialistas yanquis contra el pueblo coreano, la Agencia Telegráfica Central de Corea informa los nuevamente investigados y confirmados datos sobre las pérdidas sufridas por la RPDC.
Los crímenes genocidas para exterminar a la nación coreana
Lo más grave de los daños causados a la RPDC por los yanquis proviene del asesinato salvaje de incontables civiles pacíficos. A fin de subvertir y aplastar en su cuna a la nueva Corea Popular que aspiraba al socialismo, los agresores yanquis anidados en suelo surcoreano no dejaron de practicar el asalto, el tiroteo y el terror contra la zona al norte del paralelo 38, de manera que asesinaron o secuestraron forzadamente a más de 13 900 coreanos antes del estallido de la guerra. La horrorosa matanza civil que cometieron los imperialistas yanquis en la RPDC al desatar la guerra fue una violacion flagrante de las leyes internacionales sobre la protección de civiles en tiempo de guerra y de los reglamentos de guerra reconocidos en el ámbito mundial, y fue el crimen más salvaje contra los civiles.
Durante tres años de la pasada guerra de Corea, perdieron la vida en la RPDC más de un millón 231 540 habitantes pacíficos por los bestias yanquis. Durante todo el periodo de la guerra esta carnicería dejó como saldo más de 401 mil 940 personas muertas en la provincia de Hwanghae -incluyendo a un cuarto de los habitantes inocentes del distrito de Sinchón, muertos en el tiempo de ocupación temporal-, más de 162 180 en la provincia de Phyong-an del Sur, más de 129 390 en la provincia de Kangwon, más de 116 220 en la provincia de Phyong-an del Norte, más de 115 300 en la provincia de Hamgyong del Sur, más de 82 000 en la provincia de Hamgyong del Norte y más de 64 240 en la provincia de Jagang. En Pyongyang las bestias yanquis mataron indiscriminadamente a más de 157 840 ciudadanos. Uno de los crímenes imperdonables de los agresores yanquis cometidos en la guerra coreana es que usaron las armas químicas y bacteriológicas, medios de exterminio masivo prohibidos por la ley internacional. Desde finales de enero hasta finales de marzo de 1952, lanzaron en mas de 700 ocasiones a más de 400 lugares de distintas partes de la RPDC bombas bacteriológicas que contenían incontables insectos nocivos, comos moscas, pulgas, chinches y mosquitos. Tales insectos difundieron de manera explosiva epidemias agudas y malignas como la peste, el cólera, la viruela, la hemorragia epidémica, etc. Debido a esta guerra bacteriológica y química, murieron en la RPDC más de 50 000 habitantes, incluyendo a 1379 muertos de la ciudad de Nampho por las bombas de gases tóxicos.
Sin tomar en consideración el convenio internacional sobre el trato de los prisioneros de guerra, los imperialistas norteamericanos trataron de manera inhumanitaria y mataron a su capricho a los prisioneros de la RPDC y los usaron en experimentos con seres vivos. Los carnívoros yanquis llevaron a cabo una horrenda carnicería en la que resultaron heridos más de 2 463 000. De este número, más de 294 000 son inválidos que perdieron la capacidad de trabajar y tuvieron que vivir el resto de su vida bajo el asilo del Estado, odiando y maldiciendo a los matones yanquis. A esto se suman el secuestro y la desaparicion de numerosos habitantes en el crisol de la guerra, lo cual dejó una profunda herida en la historia de la nación coreana. Aún después de firmar el Acuerdo de Armisticio, arrodillado ante el heroico pueblo coreano, EE.UU. perpetró incesantemente el ataque militar, el asalto, el terrorismo y el sabotaje contra la RPDC en las costas oriental y occidental, la tierra y el cielo, asesinando, secuestrando e hiriendo a más de
24 910 norcoreanos.
La matanza de EE.UU. trascendió las fronteras y las décadas.
A citar un ejemplo, en octubre de 1976, un agente de la CIA realizó un atentado terrorista contra un avión de la aerolínea civil cubana, que explotó en pleno vuelo sobre el mar del Caribe. Entre los 73 tripulantes y pasajeros muertos, estaban también los funcionarios coreanos de relaciones exteriores. A fin de cuentas, las pérdidas humanas causadas por los imperialistas norteamericanos se contabilizan en más de 5 millones 60 770 coreanos, entre ellos, más de
1 247 870 muertos, mas de 911 790 secuestrados y mas de 391 740 desaparecidos. Según el método estadistico de costumbre internacional, las pérdidas humanas se totalizan en 26 168 823 millones de dólares. Específicamente, las pérdidas de los muertos, secuestrados y desaparecidos llegan a 16 533 396 millones de dólares, mientras las de los heridos e inválidos alcanzan a 9 635 427 millones de dólares. Estas cifras fueron sacadas tomando en cuenta varios factores como la vida laboral y los ingresos, que habrían tenido las víctimas si hubieran sobrevivido, los intereses acumulados en la moratoria de recompensa y la fluctuacion de la cotizacion del dólar. En estas cifras no se incluyeron las pérdidas provenientes de los crímenes de violación de derechos humanos perpetrados de manera organizada y colectiva por los imperialistas norteamericanos durante la ocupacion temporal de algunas zonas de la RPDC, tales como el abuso sexual contra las norcoreanas de todas las edades como abuelas, menores y embarazadas.
En vista de la conciencia elemental y el deber del ser humano, el culpable debe pedir disculpas y recompensar a la víctima. Esto constituye en las relaciones entre países, la base moral para la paz de la humanidad y el desarrollo sano de la sociedad internacional. EE.UU. había pedido la compensacion de una suma astronomica de 62 333 333 dólares por cada uno de los pilotos muertos de un avión derribado durante la invasión del cielo jurisdiccional de Cuba a mediados de la década de 1990. Pero, el muy cínico imperio nunca ha pedido disculpas hasta la fecha, sino evade obstinadamente la remuneración por haber perjudicado la vida y la salud y perturbado la estabilidad de vida de los habitantes inocentes de la RPDC. De veras, las pérdidas humanas de la RPDC por los imperialistas norteamericanos, tomando en consideracion el tamano del territorio y el número de población, son archi-crímenes nunca tolerables tanto a la luz de la ley internacional como en vista de la ética moral. Por eso, el pueblo coreano tiene el derecho legítimo de saldar cuentas con esos crímenes y cobrar el precio merecido de sangre.
Indiscriminadas destrucciones y saqueos
Las destrucciones y saqueos ejecutados por el imperialismo yanqui en la RPDC trajeron desastres mucho peores que las consecuencias de la guerra mundial, tanto en el contenido como en la gravedad. Las pérdidas de las propiedades sufridas durante 60 años por nuestro pueblo debido a EE.UU. se valoran en 16 703 169 millones de dólares. El monto de las pérdidas materiales y económicas se basa en el método estadístico reconocido internacionalmente.
Después de la liberación de Corea, los imperialistas yanquis mandaron a numerosos terroristas y saboteadores a la RPDC, que vivía entusiasta la construccion de una nueva patria. Estos elementos destruyeron y quemaron establecimientos pacíficos y edificios, incluyendo 3 000 fábricas, empresas y viviendas, 1000 hectáreas de tierra cultivable y 1 630 hectáreas de area forestal. Y saquearon como una banda de delincuentes, bienes públicos y propiedades y utensilios del hogar de civiles, como miles de cabezas de ganado, incluyendo 1 000 vacas y puercos. El monto de estos daños reportados antes del estallido de la guerra coreana alcanza 20 281 millones de dólares. La pasada Guerra de Corea, en que fueron devastados las ciudades y el campo de la RPDC, sin apreciar los reglamentos de guerra que estipulan que las ciudades, aldeas, viviendas y edificios pacíficos no pueden ser por ningún medio objetos de ataque o de bombardeo, ha sido el testigo de la historia que revela al mundo la crueldad y el salvajismo de los agresores yanquis, peores que cualquier otro bandido. Los agresores yanquis, al decir que eliminarían completamente del mapa las 78 ciudades norcoreanas, redujeron a cenizas todo el territorio de la RPDC durante la guerra, con bombardeos y cañonazos intensísimos y usando hasta bombas de napalm y bioquímicas, prohibidas por los acuerdos internacionales.
Debido a esta barbarie cometida en la tierra, el mar y el cielo, fueron destruidas durante 3 años de guerra 50 941 edificios de fábricas y empresas, 28 632 escuelas a todos niveles, 4 534 edificios de salud pública como hospitales y clínicas, 579 edificios de órganos de investigación científica, 8 163 edificios de órganos de prensa y culturales y 2 077 226 viviendas, y 7 491 edificios para los oficios religiosos, como iglesias y catedrales. En total, fueron destruidos parcial o completamente 2 416 407 edificios. Al mismo tiempo, quedaron averiados 4 879 kilómetros de vía ferroviaria, 4 000 kilómetros de carretera, los puentes cuyo largo total alcanza 1 109 kilómetros, 1 489 locomotoras, 4 803 camiones, 6 281 embarcaciones pesqueras y de cargas, 1 715 presas y sus construcciones auxiliares, causando incontables pérdidas humanas, materiales y medioambientales. En las zonas rurales fueron devastadas 563 755 hectáreas de tierra cultivable, disminuidos más de 155 500 hectáreas de arrozales y parcelas de secanos, matadas y salteadas 369 101 vacas y 764 604 puercos, en total millones de cabezas de animales domésticos.
Resultaron quemados y perdidos más de 40 755 640 libros antiguos, libros, documentos y datos, que eran patrimonio nacional, y fueron destruidos y saqueados despiadadamente los patrimonios culturales nacionales, daños irreparables. En esta guerra devastadora sin precedente desaparecieron casi todos los bienes individuales de los habitantes de la RPDC.
Realmente, el territorio de la RPDC se vio destruido de forma tan grave que necesitaba más de un siglo para ser reconstruido, como aseguraban los imperialistas norteamericanos. El monto de las propiedades perdidas de la RPDC durante la guerra coreana alcanza 16 661 622 millones de dólares. Esto demuestra que la guerra coreana fue una de las destrucciones más salvajes en la historia de las guerras del mundo. Aún en el periodo posbélico, EE.UU. no cesó los actos provocativos en tierra, aire y el mar y destruyó y quemó establecimientos pacíficos, enviando de modo sistemático a terroristas y saboteadores a la RPDC, causando a ésta pérdidas valoradas en 21 266 millones de dólares. Si bien el pueblo coreano venció a los agresores y construyó sobre las ruinas una potencia socialista en un corto tiempo y con sus propias fuerzas, sufrió indecibles consecuencias de las destrucciones indiscriminadas de los yanquis antes, durante y después de la guerra, las cuáles quebraron la base económica para el desarrollo independiente del país. Prácticamente, el sabotaje de los imperialistas yanquis antes de la guerra coreana imposibilitó normalizar la producción, ocasionando pérdidas de 10 896 millones de dólares. Durante la guerra, los daños por la misma causa alcanzaron 5 461 460 millones de dólares.
Aprovechando esta ocasión, queremos ajustar la cuenta con EE.UU. del siguiente problema: Despues de liberación de Corea (15 de agosto de 1945), el pueblo de la RPDC reconstruyó las presas hidráulicas, invirtiendo tremendos materiales, fondos y fuerza laboral. Aunque estaba en los albores de la construcción de una nueva sociedad, suministró suficientemente, como medida fraternal, el agua de riego y mucha electricidad a la zona de Yonbaek Sur. Si bien las autoridades militares norteamericanas recaudaron una enorme cantidad de impuestos de agua y electricidad a los campesinos de dicha zona y otros habitantes surcoreanos, no han pagado debidamente hasta hoy a la RPDC las tarifas de agua y electricidad. Aprovechando que después de la liberación, el Norte y el Sur usaban los mismos "billetes del banco de Corea", emitieron excesivamente 28 700 millones de wones (moneda nacional) y los introdujeron en la RPDC. Con estos billetes saquearon tremendos recursos como granos, pescados, combustible y materiales, obstaculizando seriamente la construcción de una nueva sociedad del pueblo coreano.
Otro daño impuesto por los imperialistas yanquis fue la destrucción y la contaminación del ecosistema, debido al uso de armas bioquímicas. En el periodo de la guerra coreana, ellos usaron generalmente contra la RPDC bacterias y las sustancias tóxicas. Estas sustancias nocivas perjudicaron seriamente la vida y los bienes del pueblo coreano y contaminaron gravemente el hábitat. Después de la guerra, EE.UU. contaminó el medio ambiente, pulverizando gran cantidad de defoliante en la zona de la línea de demarcacion militar y, como consecuencia, se vio afectado de gravedad el crecimiento de las plantaciones agrícolas, la flora y la fauna de la RPDC ocasionando pérdidas de 4 448 millones de dólares. La RPDC se vio obligada a invertir fabulosos fondos para rehabilitar el medioambiente contaminado por EE.UU., lo cual duró mucho tiempo. Por ejemplo, el gobierno de la RPDC tuvo que desembolsar durante varios decenios muchos fondos para exterminar los organismos patógenos de fiebre tifoidea hemorrágica y epidémica esparcidos por los yanquis en la pasada guerra coreana. El monto de daños económicos por la destrucción y la contaminación del medioambiente se estima en 505 356 millones de dólares. EE.UU. no puede evadir jamás la responsabilidad de haber causado al pueblo coreano tremendos daños materiales y económicos incomparables con las pérdidas de la guerra mundial y obstaculizando el desarrollo social y la construccion económica de la RPDC.
Consecuencias de la política de aislar y atropellar a la RPDC
La política de aislamiento y aplastamiento anti-RPDC de EE.UU. es la del terrorismo de Estado para derrumbar el digno sistema socialista al estilo coreano por el que ha optado el mismo pueblo coreano. Desde que dividió a Corea en dos partes, EE.UU. ha cometido incesantes provocaciones bélicas de diversas formas, aún con la mentalidad de buscar el aplastamiento de la RPDC por vía militar. Se reportaron cientos de miles de casos de violación del Acuerdo de Armisticio Militar por parte de EE.UU., inclusive la intrusión del buque espía armado "Pueblo" en las aguas jurisdiccionales de la RPDC. El imperio agravó el enfrentamiento militar y la tensión en la Península Coreana librando cada año ejercicios militares de diferentes nombres, como "Team Spirit", "Foal Eagle", "Ulji Focus Lens", etc., orientados a desatar la guerra contra la RPDC, mediante el ataque preventivo nuclear.
La amenaza de guerra cada día creciente de los imperialistas norteamericanos obstaculizó seriamente la edificación de la nueva sociedad y la construcción socialista en la RPDC y obligó a malgastar en gastos militares fondos destinados al desarrollo planificado y equilibrado de la economía nacional. Para hacer frente a tales maniobras norteamericanas, el partido y el gobierno de la RPDC no tuvieron otro remedio que presentar la línea de armar a todo el pueblo y fortificar todo el país y desarrollar paralelamente la construcción económica y la defensa nacional, dedicando siempre la gran parte de sus esfuerzos a los ejercicios de defensa civil. De esta manera, la economía y la vida del pueblo se vieron afectadas en un monto de 2 380 186 millones de dólares. Las sanciones económicas y la política de bloqueo constituyen la clave de la política de EE.UU. de aislamiento y aplastamiento de Corea. La RPDC es el país que sufre las sanciones y el bloqueo más tenaces e intensos de EE.UU. en el mundo.
Los sucesivos gobernantes estadounidenses aplicaron durante más de medio siglo y de manera sistemática y general el bloqueo y las sanciones económicas sobre todas las ramas de la RPDC, que marcha manteniendo firmemente la posición independiente bajo la bandera del socialismo, entre otras, el comercio exterior, las finanzas, las inversiones, las propiedades inmuebles, el seguro, el transporte, el correo y comunicaciones y el viaje de civiles. EE.UU. fabricó en noviembre de 1949 el COCOM y comenzó con este aparato la sanción y el bloqueo económicos contra la RPDC y otros países socialistas. Además, inventó a su antojo, desacreditando brutalmente la ley internacional, más de 20 leyes como la "ley de comercio con países hostiles" y la "ley de bancos de exportación e importación", etc., con las cuáles amplió, década tras década, la esfera de las sanciones económicas y endureció las medidas del bloqueo. En particular, desde la década de 1990, cuando el movimiento socialista sufrió un fracaso temporal, EE.UU. formó el frente aliado imperialista y se valió de todos los medios y métodos inimaginablemente crueles para aislar y asfixiar completamente a la RPDC, baluarte del socialismo. Despues de desmantelado el COCOM con el fin de la guerra fría, EE.UU. fabricó en enero de 1996 el "Acuerdo de Wasena sobre el control de exportación de armas convencionales, productos y tecnologías de doble uso". Este aparato intrigante recurrió a las sanciones internacionales con el fin de estrangular la economía de la RPDC.
La campaña de presión internacional anti-RPDC lanzada por EE.UU. se tornó más aventurera en el nuevo siglo. El imperio definió a la RPDC como miembro del "eje del mal" y creó una crisis nuclear. Y trazó absurdamente complots de distintas formas, como los problemas de "billetes falsificados", de "derechos humanos" y de "drogas", tildando a la RPDC del "país que apoya el terrorismo". Además, inventó y aplicó la "iniciativa de seguridad contra la proliferación" y otras, involucrando hasta a los países satélites, con el fin de sancionar y bloquear colectivamente en el mar a la RPDC. De esta manera, vino intensificando más y más la presion y chantajes anti-RPDC. Debido a las persistentes maniobras de sanción y bloqueo de EE.UU., la construcción económica pacífica de la RPDC sufrió en todos los dominios enormes pérdidas que se incrementan cada día más. En particular, el imperio incurrió en la bajeza de congelar los bienes, los bienes de herencia y la suma asegurada no sólo de los órganos estatales y públicos de la RPDC, sino también de los ciudadanos individuales, y prohibir las remesas de dinero y paquetes.
Lo mas cruel fue las sanciones sobre las transacciones comerciales y financieras
Están prohibidas para las empresas -y hasta los civiles norteamericanos- todas las transacciones con las empresas y ciudadanos de la RPDC. Además, la presión de EE.UU. sobre los países, empresas e individuos que tienen relaciones económicascon nuestro país impidió la marcha exitosa de los negocios comerciales. Y en todas partes, donde se realizan las transacciones comerciales de la RPDC, estuvieron las garras del imperio vigilando y controlando las mercancías. La restricción de las libres transacciones comerciales causó grandes pérdidas en la exportación e importación para el desarrollo económico del país y la mejora de la vida del pueblo. Los bancos coreanos no pudieron hacer liquidación financiera en el mercado internacional porque en el caso de liquidar en dólares con los bancos extranjeros resultaban congelados incondicionalmente los fondos correspondientes en los bancos estadounidenses. Esta brutal sanción financiera ocasionó una gran pérdida en las transacciones comerciales de nuestro país. EE.UU. ejerce presión a otros países para que no concedan créditos a la RPDC ni procedan a la cooperación económica exterior y a inversiones individuales. Incorpora a los países satélites en su sucia campaña para prohibir la exportación a la RPDC de nuevos equipos y tecnologías. Para colmo, instigó a España para que registrara a plena luz del dia el barco comercial "Sosan" de nuestro país en alta mar cercana a Yemen. Cometió sin escrúpulos la piratería de ocupar con fuerzas armadas las embarcaciones comerciales de la RPDC navegando en alta mar y confiscar sus cargas.
Las maniobras de EE.UU., encaminadas a derrocar el regimen de la RPDC asfixiándola económicamente, se expresaron concentradamente en que dilató intencionalmente y rehusó finalmente la entrega del reactor de agua ligera y el petróleo pesado, punto núcleo del Acuerdo Básico Corea-EE.UU. aprobado en octubre de 1994. Debido a tal actitud cínica de EE.UU., después de la aprobación de dicho acuerdo bilateral, nuestra industria energética sufrió la pérdida de una suma astronómica de electricidad, concretamente dicho, 1 165 millones de dólares, lo cual tuvo una grave consecuencia en la economía nacional y la vida del pueblo.
Según la estadística sacada sólo de las cuestiones de conocimiento público surgidas en los últimos 60 años hasta 2005, las pérdidas sufridas por nuestro pais sobrepasan 13 729 964 millones de dólares. En este monto no se incluyen las enormes pérdidas causadas por EE.UU. al obstaculizar la construcción de la gran potencia próspera a través de "resoluciones de sanciones", fabricadas por medio del Consejo de Seguridad de la ONU cuestionando en estos años el lanzamiento de un satélite artificial con fines pacíficos y calificando de "amenaza a la paz" la prueba nuclear ejecutada justa y legítimamente para defender los intereses supremos y la soberanía del país. Las sanciones económicas y bloqueo, que duran más de medio siglo, son un crimen de un bandido contrario a las leyes internacionales y una violación flagrante de la soberanía estatal. Sin embargo, EE.UU. no indemniza sus crímenes abominables ni se arrepiente de ellos. Al contrario, actúa con más entusiasmo para imponer el desastre de la guerra nuclear en el suelo coreano, mellando la sagrada dignidad y la soberanía de la RPDC con la invención del incidente del hundimiento de la corbeta surcoreana "Cheonan". El imperio utiliza el problema nuclear de la Peninsula Coreana no para preservar la paz, sinó para aislar y presionar institucionalmente a la RPDC. En este contexto, llevó intencionalmente al fracaso las conversaciones a 6 bandas, rehúsa obstinadamente la coexistencia pacífica con la RPDC y frena el desarrollo unificado de la nación coreana, creando la división y la confrontación entre ambas partes coreanas, de modo que la nación coreana sigue sufriendo incontables pérdidas.
Todos estos hechos muestran una vez más claramente que los imperialistas norteamericanos son agresores y asesinos infames y salvajes, perturbadores cínicos de la paz y enemigos jurados de la nación coreana. Mientras EE.UU. acuse injustamente a la prestigiosa RPDC, en vez de pedir perdón e indemnizar su historia de crímenes cometidos contra la nación coreana, serán cada vez más grandes el odio y el revanchismo de nuestro ejército y pueblo. En la consiguiente confrontación política y militar, los provocadores sufrirán la bancarrota y la muerte. El ejército y pueblo de Corea, que se formaron como invencibles filas revolucionarias bajo la dirección del partido y el líder, no perdonarán jamás los crímenes de los imperialistas norteamericanos y cobraran mil veces el precio de ellos. Igualmente, defenderán con firmeza la paz de la Península Coreana y el resto del mundo al fortalecer por todos los medios el disuasivo de autodefensa, bajo la bandera del Songun y levantarán sin falta sobre la tierra patria una gran potencia próspera socialista.
Juan Nogueira López
Secretario de Comunicaciones
Asociación de Amistad con Corea en el Estado español
En el conteo britanico un billon equivale a mil millones.
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