13 de mayo de 2010

Declaración del PCFR


Llamamiento del PCFR "¡Adelante, comunistas!"




El 65 º aniversario de nuestra victoria en la Gran Guerra Patria no sólo es una fecha pendiente o un aniversario notable. Es la hazaña histórica del Estado socialista: la URSS. La hazaña del pueblo soviético, educado y unido por el Partido Comunista. El pueblo, para quien el concepto de "soviético" se ha fusionado con la noción de "patria", cercana y querida para los pueblos habitantes de la Unión Soviética. Pueblos que todas sus fuerzas dieron al frente y al trabajo de la retaguardia, sus mejores hijos e hijas. Pueblos que estaban dispuestos a sacrificar sus vidas por los ideales y el sistema socialistas, que aparecieron por primera vez en la historia en octubre de 1917. Un sistema que dio al mundo un ejemplo sin precedentes de una estructura estatal justa y humana.


En las batallas más feroces del mundo, el sistema soviético ganó una victoria completa sobre el fascismo, que arrojó contra la URSS el enorme potencial de casi toda Europa y gran parte de Asia. El orden soviético proporcionó a nuestro país un avance sin precedentes. Hizo posible en una década superar el mismo camino de desarrollo que le llevaron cien años a los principales países capitalistas. El gobierno soviético colocó a la Rusia agraria entre las superpotencias mundiales. Dotó al país tanto de energía atómica con fines pacíficos como del escudo de defensa nuclear, y lo convirtió en una potencia espacial.


"Nunca se podrá conquistar un país, escribió Lenin, donde los trabajadores y los campesinos han llegado a conocer, sentir y ver que están defendiendo su poder soviético - el poder de los trabajadores ..."


La guerra se convirtió en una batalla por la vida. No sólo fue una batalla entre estados e ideologías opuestas, sino que fue una batalla decisiva para el futuro de la civilización humana. Los comunistas lucharon por el más alto ideal del humanismo, por la idea de justicia. El fascismo sembró muerte y destrucción, llevando a la humanidad al siniestro mito de la superioridad racial y el odio hacia todos los que no encajan en sus cánones. El futuro de la Tierra fue el principal problema que se resolvió en Moscú y Stalingrado, en las colinas de Oriol-Kursk y en la batalla de Berlín. En esta gran batalla la Unión Soviética conquistó no sólo la victoria militar y económica, sino también ideológica, política y moral. La humanidad nunca lo olvidará.


La guerra se convirtió en una hazaña cuya responsabilidad y decisión de los comunistas. Ya en el primer año de la guerra el 40% de los comunistas - 1 344 000 hombres - se dirigieron al frente. Casi la mitad de ellos cayeron en los primeros meses de intensos combates. En la memoria popular, jamás morirá jamás el hecho de que durante los años de guerra de guerrillas participaron cerca de 2 millones de Soviéticos, unidos en cientos de organizaciones clandestinas regionales, de zona, de ciudad y de otras organizaciones del partido. Cuando la guerra llegó a Alemania, el fascismo con sus "hombres lobo", no fue capaz de organizar nada parecido a semejante resistencia . El pueblo nunca olvidará que en el frente y en la retaguardia lucharon y trabajaron por la victoria un ejército de 10 millones de jóvenes comunistas.


La guerra dio un ejemplo sin precedentes de la abnegación y el sacrificio de los miembros del partido, de todos los soviéticos. Las filas de los comunistas, en combate con el enemigo, crecieron en dimensiones y fuerza. Si al comienzo de la guerra cada cien combatientes contra los nazis incluía 13 comunistas, al final de la misma ese número se duplicó con creces. El heroísmo de masas se puede comprobar por el hecho de que entre los 11 575 héroes de la Unión Soviética, 8182 eran rusos, 2072 ucranianos, 311 bielorrusos, 161 tártaros 108 judíos, 96 kazajos, 91 georgianos, 90 armenios, así como otros cientos de representantes de muchos pueblos de la Unión. Más del 70% de ellos fue a la batalla por lo que les dictaban sus corazones. La amistad de los pueblos soviéticos quebró el espinazo de la arrogancia racial de los "superhombres".


La guerra confirmó la primacía del sistema soviético en la esfera de la organización. La consigna "¡Todo para el frente! ¡Todo para la victoria!" se convirtió en la esencia de la vida para el pueblo soviético, para cada comunista. Tras el Volga y los Urales, fue creada en un plazo mínimo la segunda base industrial del país. Incluía a 2 600 evacuados, así como miles de nuevas empresas. No sólo compensó las pérdidas sufridas durante la invasión fascista, que había destruido casi un tercio de la riqueza nacional, sino que también permitió sobrepasar al agresor. La Unión Soviética produjo dos veces más tanques y carros de asalto, aviones de combate, cañones y otras armas que Alemania. La batalla industrial entre los dos sistemas sociales fue ganada de manera inequívoca por los Soviets.


Al final, enfrentado a más de dos tercios de las fuerzas armadas de Alemania, el Ejército Rojo derrotó a 507 divisiones alemanas y cien divisiones de los aliados fascistas. Tres cuartas partes del total de las pérdidas correspondieron a los nazis tanto en términos humanos como de equipamiento militar.


Un enorme papel jugó en la guerra la suprema profesionalidad de la brillante galaxia de jefes militares soviéticos - los generales y mariscales: G.K. Zhukov, K.K. Rokossovski, I.S. Konev, A.M. Vasilevski, I.D. Cherniajovski, V.I. Chuikov y muchos otros.


La victoria fue conseguida a un precio sin precedentes en la historia. Las pérdidas inmediatas de nuestro ejército en acción militar alcanzaron los 8,7 millones. Más de un millón de oficiales y soldados murieron por la liberación de Europa. Cerca de 18 millones de civiles soviéticos murieron bajo las bombas nazis, de hambre, en los campos de concentración, o debido a trabajos forzados, como resultado de las acciones punitivas de los invasores .


Las heroicas hazañas y sacrificios del pueblo soviético mostraron a los pueblos del mundo quiénes eran los comunistas . Ellos se econvirtieron en la principal fuerza del movimiento de resistencia. La Brigada Garibaldi en Italia, el movimiento de los "maquis" en Francia, el Ejército Ludowa en Polonia, la organización clandestina antifascista en Grecia, Bélgica y Holanda. En todas partes el núcleo de los combatientes contra los nazis eran los comunistas. Los pueblos lo sabían y lo recordaron. Por lo tanto, si en 1939 había 61 partidos comunistas en el mundo, con cuatro millones de miembros, para 1947 ya existían 76 de ellos con veinte millones de miembros. Y las filas de los comunistas en los países capitalistas se habían fortalecido más de tres veces. En muchos países, el número de votantes del Partido Comunista se multiplicó. Los comunistas entraron en los gobiernos de Francia, Italia, Bélgica, Austria, Dinamarca, Noruega, Islandia y Finlandia.


El prestigio de la Unión Soviética, de su Partido Comunista y de sus dirigentes se elevó a una gran altura. Incluso un enemigo rabioso del comunismo como Winston Churchill, quedó pasmado ante la personalidad de Stalin, quien encabezó el Comité Estatal de Defensa. La victoria sobre el fascismo fue el cénit de su heroica vida. El recuerdo de Stalin vivirá por siglos. Ello incluye el orgulloso nombre de Stalingrado, que creemos que será restaurado.


El resultado más importante de nuestra victoria fue la formación de la comunidad socialista de naciones, reunidas alrededor de la Unión Soviética. El equilibrio de las potencias mundiales alcanzado permitió durante más de medio siglo evitar el estallido de otra guerra mundial. Cualquier agresor sabía que sus acciones agresivas, incluso en los más remotos rincones del planeta, resultarían rechazadas. Llegó una nueva era en el desarrollo de la civilización del mundo...


Este gran movimiento hacia adelante pudo derribarlo sólo una puñalada por la espalda: la traición de Gorbachov y su camarilla, un paquete de tránsfugas, lograron junto con el apoyo de Occidente abrir un falso camino en la dirección de una serie de partidos comunistas. Fueron traicionados y destruidos la Unión Soviética y el Partido Comunista. Fue traicionada y destruida la comunidad socialista de los países de Europa. Y ahora se está intentando traicionar la memoria de la gesta heroica de nuestro país y nuestro pueblo, que bajo la dirección de los comunistas protegió al mundo de la peste fascista. El barro anticomunista y rusófobo brota de las pantallas. Los líderes del régimen gobernante se doblegan frente a las fuerzas anti-rusas en el extranjero. Unos enjambres de duendes intoxicados por su impunidad hacen muecas y burlas sobre los escenarios.


Parece que el gobierno ruso hace hincapié con una mano en el respeto a la memoria de nuestros padres, y con la otra destruye sin piedad monumentos históricos de la Victoria. Es claramente visible la tendencia del grupo gobernante a utilizar la fiesta sagrada como una táctica de sórdidos motivos para "restablecer" las relaciones con Occidente, así como para romper aún más con las grandes tradiciones de nuestras Fuerzas Armadas.


No tiene precedentes la intención de permitir que las unidades militares de la OTAN participen en el desfile del 9 de mayo en Moscú. Como sabemos, es este bloque agresivo en constante crecimiento quien supone la mayor amenaza potencial para la seguridad de Rusia. La Guerra Fría no ha terminado para la OTAN. Mientras tanto, se cancelan la participación de la Universidad Militar Suvórov y de la Academia Naval Najímov en el desfile, a pesar de que sus estudiantes eran el adorno y el orgullo de los desfiles de celebración desde 1945.


Condenamos enérgicamente los intentos de las autoridades para obligar a las tropas a marchar a través de la Plaza Roja, no bajo las gloriosas banderas de batalla, sino bajo “estandartes” de opereta creados especialmente para sustituir a las banderas rojas de las unidades y formaciones. Y es una manifestación de blasfemia trascendente la decisión del Ministerio de Defensa, inmediatamente después de la celebración del Día de la Victoria, de liquidar el museo-gabinete del gran Comandante, Mariscal G.K. Zhukov, ubicado en el edificio del Comando Central.


Todo esto está ocurriendo al mismo tiempo que hay una obvia tendencia a la adquisición de armas y equipos en los países de la OTAN y sus aliados. Tras los fusiles británicos y aviones teledirigidos israelíes, nuestros "comandantes" está meditando sobre la compra de las armas alemanas y helicópteros franceses . Rusia, que suministra equipos militares a más de 80 países de todo el mundo, de repente se ve obligada a comprar armas en el extranjero. Es bastante obvio que este es un nuevo paso hacia la eliminación de la ciencia y la industria de defensa nacional, en el contexto de la escalada de dependencia de nuestro ejército y nuestra flota hacia la OTAN.


Estamos seguros de que logros como la victoria en la Gran Guerra Patria no pueden ser destruidos, ni calumniados, ni olvidados. Con cada nueva generaciónm la imagen de la Victoria está siendo limpiada de la suciedad lanzada contra ella. Nuestra victoria se está convirtiendo en una leyenda viva, en una epopeya heroica. Ella pone en pie a los héroes y a los hombres de fe que están dispuestos a dar su fuerza y vida por un futuro justo para todos.


Nuestros objetivos y metas están claros y bien articulados en los documentos del Partido. Tal como recientemente promulgó el llamamiento del CC del PCFR "El camino de Rusia: avanzar hacia el socialismo!" y el “Programa contra la crisis del PCFR ", haremos todo para que los comunistas estemos a la vanguardia de los nuevos combatientes, siendo los primeros en levantarnos frente al ataque y resistir el golpe. Al igual que nuestros padres y abuelos, los vencedores, decimos otra vez: "¡Nuestra causa es justa! Comunistas: ¡Adelante! ¡La victoria será nuestra!"


G.A. Ziugánov


Presidente del Comité Central del PCFR


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