
Por Nestor Guadaño. Sobre el informe del Coronel General Pokrovski. 12 de noviembre de 1956.
Hubo unos años, en que la propaganda estadounidense relató los hechos ocurridos en la Segunda Guerra Mundial como aliado a la Unión Soviética, ensalzando sus esfuerzos y sacrificios. Fue tras la derrota nazi para tomar Moscú. Hasta entonces las relaciones entre el imperialismo inglés y estadounidense eran muy tibias, y se mantenían en unas declaraciones expectativas, formales, sin un apoyo explícito a las hazañas del Ejército Rojo, que rompían la idea de la Guerra Relámpago Nazi.
Tras la contundente derrota nazi en Moscú, y el ataque japonés el 7 de Diciembre a la flota yanqui en Pearl Harbour, la Casa Blanca necesitaba movilizar a su población para que se ofreciese voluntaria, a combatir en su ejército, sobre todo al Japón imperial. Para ello, su maquinaria cinematográfica realizó una serie de películas y documentales, reconociendo la labor de los Aliados, especialmente de la Unión Soviética. De hecho, uno de los mejores documentales soviéticos sobre la Batalla de Moscú, "La derrota de las tropas alemanas cerca de Moscú", de Leonid Varlamov e Iliá Kopalin, fue exhibida en los EEUU con el título: "Moscú contrataca" (1), y exhibida en todas las pantallas occidentales no ocupadas por los nazis, incluso en EEUU, Canadá y Australia.
Este documental, en la URSS recibió el Premio Stalin en el campo de la Literatura y Arte de 1941. En Estados Unidos, fue uno de los cuatro ganadores en 1943, de la 15.ª edición de los Premios Óscar al Mejor Largometraje Documental. Este fue el primer Oscar de la URSS, otorgado por la versión estadounidense de la película. Esta versión hubo sido ya acortada en 14 minutos, modificada y narrada nuevamente, silenciando el apoyo de la población soviética a su gobierno. Se realizó a partir del original en idioma ruso. Consiguió una audiencia estadounidense de unos 16 millones de personas. También ganó el premio de la National Board of Review al mejor documental en 1942, y un premio del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York a la mejor película sobre hechos de guerra.
Los documentales que se divulgaron en aquellos años, se hicieron resaltando las fuentes históricas paralelas entre la invasión nazi contra la URSS y otras invasiones que fracasaron. Como el ataque de la Orden Teutónica contra la Rus. En tiempos de Pedro I para contener la invasión sueca. Y además, la primera Gran Guerra Patria contra la invasión napoleónica. Pero aparte de muchas inexactitudes históricas, hay un hecho que llama desde entonces la atención, y es que inclusive en los reportajes de aquellos primeros años de conflicto, relatando los sucesos que tenían lugar desde 1941, se refieren a los soviéticos como rusos, como si no hubiese cambiado el tiempo, las leyes... distanciándose de la Revolución de Octubre.
Pero a pesar de ello, con estos elogios tan importantes, enseñaron a los pueblos, unos hechos que anteriormente esas mismas distribuidoras habían ocultado en las películas y los documentales, como se dieron a los avances de la URSS, a nivel industrial, educativo, logístico, sanitario, tecnológico, artístico y principalmente militar. Hechos interesantes, de publicidad de un estado que se desarrollaba dentro del socialismo, y el gobierno estadounidense tildaba a la Unión Soviética como un sistema pacífico. Solamente cuatro años más tarde, todo cambió.
Tras la IIª Guerra Mundial, los medios de comunicación yanquis cambiaron su propaganda sobre la URSS. Tras el cambio del aliado principal al enemigo a combatir, la llamada "Guerra Fría". Para ello, reactivaron la censura total. Intentaron con una orden preconcibida por las grandes corporaciones imperialistas de comunicación, de crear una tela de ocultamiento para que la población mundial no supiese de aquellos logros y avances sociales. Las mas que evidentes hazañas técnicas y militares que hicieron posible la derrota nazi, se ridiculizaron con panfletos: una visión marcadamente injusta y falaz de que las victorias del Ejército Rojo, se debieron al intenso frío. Desde entonces, hubo una cortina de mentiras, continuas hasta hoy, ocultando las grandes operaciones y tácticas militares soviéticas.
Curioso también es comprobar, como los documentales van gradualmente oscureciéndose.
Primero a los pocos meses, tras la derrota nazi, se cambia el ensalzamiento de la cultura soviética y rusa, la celebración de las grandes victorias del 41 al 45 del Ejército Rojo. De pronto, se cancelan cualquier apología del esfuerzo del pueblo soviético. Y los medios occidentales empiezan a acusar ahora al Ejército Rojo en la toma de Alemania, de los mismos crímenes, que las tropas estadounidenses, habían realizado, como 190.000 violaciones cometidas (2). Una ocultación monstruosa tapada por la propaganda yanqui, que hasta hoy se niega a reconocer los sucesivos gobiernos de EE.UU.
Quizá esto explica de por qué la gente que no vivió la II Guerra Mundial, es precisamente la que más cree, que la Casa Blanca hizo la mayor contribución de la victoria en la guerra. En 1945, el 57% de los encuestados en Francia, creía que la URSS fue quien más hizo para vencer al nazismo, en comparación al 20% de EE.UU. y al 12% del Reino Unido. En 2015, las cifras pasaron a ser del 18% para Londres, del 54% para Washington y de solo el 23% para Moscú.
Por supuesto, la propaganda es propaganda, sea antisoviética o prosoviética, antirrusa o prorrusa, pero los materiales audiovisuales como estos, que emplean sibilinamente una línea de actuación hipócrita, apartando los que reflejan la verdad por los hechos contenidos en los documentales y registros gráficos, nos recuerdan que, quienes ahora demonizan a Rusia y su pasado soviético, antaño glorificaron ambos.
Esta línea de conducta nos advierte, que tomemos con reserva a los medios y gobiernos que ahora venden un pasado ‘orwellianamente’, a la construcción del socialismo en la URSS, a su liberador Ejército Soviético y a las medidas sociales que llegaron a ser ejemplo para toda la clase trabajadora. Esta propaganda ficticia creada desde el final de la guerra, es muy opuesta a la que antes esos mismos medios de comunicación durante la contienda, reflejaron.
Los sacrificios realizados por el Ejército soviético.
El ejemplo polaco. ¿Cuánto le costó a la URSS liberar Polonia?
Entre julio de 1944 y marzo de 1945, las tropas soviéticas de los frentes bielorrusos (3º, 2º y 1º) y ucranianos (1º y 4º), junto con la Flota del Báltico, participaron en la liberación de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial. A continuación, se detallan las pérdidas sufridas y los recursos utilizados por las Fuerzas Armadas Soviéticas en esta operación, según el memorando de 1956 del Coronel General Pokrovski.
Durante la operación de liberación de Polonia, el Ejército Rojo sufrió las siguientes pérdidas
Se consumieron los siguientes recursos
Municiones: 69.161 vagones.
Bombas aéreas: 27.412 toneladas.
Cartuchos y proyectiles aéreos: 24.792 toneladas.
Lubricantes combustibles: 992.906 toneladas.
Material médico: 150.000.000 rublos URSS (84.840.000 US$ actuales).
Pérdidas de la Flota del Báltico
Costos Adicionales
La restauración de la infraestructura y reposición de los ferrocarriles polacos durante 1944-1945 ascendió a 211.335.000 rublos URSS (119.531.076 US$ actuales). Además, se gastaron 12 mil millones de rublos (6.787.200.000 US$ actuales) en apoyo financiero del personal de las tropas soviéticas, su alimentación, vestimenta y costos de servicios públicos.
El costo total de armas y material en términos monetarios para la liberación de Polonia asciende a 26.720.959.000 rublos URSS (15.113.374.410 US$ actuales).
Enlaces:
1.-Documental"Moscú contraataca".https://www.youtube.com/watch?v=KgIdm4WFxes.
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