Recogido por "Público".
Israel condena a 12 años de cárcel al director de una ONG en Gaza acusado sin pruebas de terrorismo
Mohamed al Halabi, de la organización cristiana World Vision, fue arrestado en 2016. Ninguna auditoría halló pruebas de que desviara dinero a Hamás, como afirma Israel.
Mohamed al Halabi, director de la oficina de la ONG cristiana World Vision en la Franja de Gaza, ha sido condenado este martes a 12 años de cárcel por un tribunal israelí, después de que el pasado junio fuera declarado culpable de varios cargos, entre ellos el de pertenencia a organización terrorista, provisión de información a una organización terrorista, desvío de fondos de su organización hacia un grupo terrorista y participación en actividades militares prohibidas.
Es el final de un largo proceso judicial que despertó gran atención internacional y que muestra de nuevo el bloqueo que Israel impone a la ayuda humanitaria en Gaza y en otros territorios palestinos.
Halabi fue detenido en 2016, cuando se le acusó de desviar decenas de millones de dólares a Hamás, el partido milicia que Gobierna en Gaza y que Israel considera grupo terrorista. Fue todo un shock para la propia ONG, que opera en más de cien países y tuvo que paralizar temporalmente su trabajo en la franja y ver cómo caía significativamente el número de donantes.
Fue entonces cuando World Vision anunció una exhaustiva auditoría interna de sus cuentas en Gaza, donde Halabi había gestionado más de 22 millones de dólares anuales durante una década. No encontró ningún desfalco, ningún desvío de fondos ni movimientos extraños. Tampoco encontró pruebas, ni siquiera indicios, el Gobierno de Australia, que realizó una investigación independiente al ser el mayor donante de la ONG.
Desde su detención, Al Halabi ha estado encarcelado en la prisión de la ciudad israelí de Beersheva, cuyo tribunal ha alargado el proceso de tal forma que ha sido reprendido por el Tribunal Supremo hebreo.
La ONG World Vision —con sede en Nueva York, especializada en asistencia a la infancia— ha indicado este lunes en un comunicado que "el arresto, el juicio de seis años, el veredicto injusto y esta sentencia son emblemáticos de las acciones que obstaculizan el trabajo humanitario en Gaza y Cisjordania".
El abogado de Halabi, Maher Hanna, también ha destacado lo "inconcebible" de la duración de la condena como otra muestra de la "lista de injusticias durante todo el proceso" y anunció la intención de apelar el veredicto ante la Corte Suprema de Israel, citado por medios locales.
Las autoridades israelíes alegan tener pruebas claras de que Hamás se había infiltrado en esa ONG y estaba desviando fondos destinados a ayuda humanitaria a Gaza. De hecho, fue el entonces primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, —procesado por corrupción— quien anunció los cargos contra Halabi en un vídeo poco después de su detención.
Este caso de Halabi ha generado mucha polémica y atención internacional en los últimos años al ser considerado como un ejemplo de la persecución israelí contra trabajadores y organizaciones humanitarias -tanto locales como internacionales- que operan en los territorios palestinos ocupados.
Esta acusación fue también pronunciada en múltiples ocasiones durante el reciente juicio contra la trabajadora humanitaria española Juana Ruiz, condenada por Israel a 13 meses de prisión en noviembre de 2021, por su trabajo para una ONG palestina catalogada como ilegal.
Este artículo no es un hecho casual. Si con el pueblo de Gaza esta realizando un genocidio masivo. La ayuda internacional al pueblo palestino no existe. Salvo organizaciones de ayuda, que son perseguidas, por el ejército y los jueces que siguen el credo sionista. El represivo estado de Israel, ha expulsado a decenas de cooperantes que han pasado por sus cárceles. Como ejemplo Juana Ruíz.
Juana Ruiz: "Con mi detención, Israel quería mandar un mensaje a las organizaciones humanitarias"
Por Nuria Martínez Ribot, en Público.
La cooperante española Juana Ruiz -detenida por Israel en Cisjordania el abril pasado- salió en libertad hace más de un mes, tras pasar diez meses en la cárcel. Ruiz fue condenada por trabajar para una organización ilegal para el Estado israelí y
por haber "introducido dinero con falsas pretensiones en Cisjordania".
Ruiz trabaja desde 1993 como coordinadora de proyectos de los Comités de Trabajos para la Salud, una ONG palestina que dota de servicios médicos a la población de los territorios ocupados.
Primero de todo, ¿cómo se encuentra?
Recuperando un poco la tranquilidad, la estabilidad. Tengo mis momentos, pero cada día mejor. El cariño de mi familia, de mis amistades y de todas las personas que han estado conmigo en todos estos momentos está haciendo su efecto. He pasado por estados que nunca había vivido: de depresión, de tristeza, de lloros, de añoranza… Todo eso lo he ido, poco a poco, masticando como he podido.
Lleva casi 30 años con una labor humanitaria en Palestina. ¿En algún momento había imaginado que le podía pasar algo similar?
No, jamás lo pensé. Nunca tuve ningún problema. Durante todos estos años, 28 años de trabajo, nunca nadie me ha dicho que hiciera algo malo o ilegal. Yo trabajo en una organización sanitaria. Era impensable. Esto ha sido una locura, que no sé a qué ha venido a cuento. Bueno, más o menos sé porque ha venido a cuento... Yo no tengo inquietudes políticas de ningún tipo. Mi trabajo y mi persona son dados a la defensa de la persona.
De su experiencia en la cárcel, sobre todo destaca cómo le ayudaron sus compañeras.
He tenido la inmensa suerte de conocer a mis compañeras. Ellas tenían mucho más por lo que estar enfadadas o dolidas. Y sin embargo, ellas eran positivas y me han dado una lección de humildad, de alegría, de respeto. He decidido ser la portavoz de Palestina, de sus voces, de las personas, de lo que necesitan, de lo que son, de lo que ha pasado. Contar un poco en qué situación estaban y pedir que desde fuera no dejen de apoyarlas, que tengan en cuenta que son mujeres, muchas madres de familia, muchas chicas que les han destrozado su vida y que están condenadas a muchos años. Hay que estar ahí para apoyarlas y ayudarlas.
La solidaridad y empatía entre mujeres fue muy importante para poder soportar la cárcel.
Salí muy machada de la primera cárcel donde estuve, después de muchos interrogatorios. Ya me habían acusado formalmente y estaba bastante destrozada moralmente, con una depresión bastante grande. Cuando llegué, me mostraron una solidaridad, una empatía, un cariño... Yo era la única cristiana, la única extranjera y la mujer más mayor. Y, sin embargo, era la más consentida, la más mimada. Me cuidaron muchísimo.
¿Qué buscaba Israel con su detención?
Querían
demostrarle a Europa -y sobre todo a España, que tiene muy buenas
relaciones con organizaciones de derechos humanos en Palestina- que
nosotros hacíamos aquello de lo que se me acusaba y que yo estaba
enterada de ello. En ese sentido, han salido un poco escaldados porque
Europa y España han presentado documentación de que Juana es una
trabajadora humanitaria que no tiene nada que ver con la política.
Además, todos los proyectos han sido auditados y se ha visto que no
había ninguna facturación falsa. A mí me detuvieron en abril de 2021 y
no sabía nada. Ilegalizaron la organización en julio de 2020, pero no
nos informaron. Para ellos soy culpable de trabajar en una organización y
de traer fondos. La realidad es que yo no traigo fondos, mi trabajo no
tiene nada que ver con esto.Para ellos, si te detienen, aunque seas
inocente, eres culpable.
¿Cree que, con su detención, Israel quería mandar un mensaje a las organizaciones de ayuda humanitaria de Palestina?
Exactamente. Ha colado en algunos sitios, como Holanda y Francia. Pero España ha tenido mucha presión por parte de cientos de organizaciones de todo tipo, también de partidos políticos. Se han pasado tres pueblos y esto ha dolido mucho en España.
¿Cómo le ha afectado física y mentalmente todo este proceso?
Mentalmente me ha afectado, le doy muchas vueltas a la cabeza. Tengo sueños de mis compañeras, tengo preocupaciones…Físicamente, estoy tratando de recuperarme, tengo una presión en el pecho que todavía no se me ha quitado. Yo creo que todo eso es psicológico y necesita tiempo. Necesito un poco de paz. Tengo muchas ganas de irme de vacaciones, de estar frente al mar, de bañarme, de olvidarme un poco de Palestina. Te lo digo con sinceridad, Palestina es muy estresante, muy agobiante y aquí se sufre mucho. La gente está pasando por una crisis económica muy grave, están muriendo todos los días muchachos jóvenes.
¿Esta paz pasa por prejubilarse?