12 de enero de 2014

La absoluta mayoría de los habitantes de Riga se muestran partidarios de mantener el monumento a los soldados libertadores soviéticos

Por Josafat S. Comin. Escrito en su blog.


La mayoría de los ciudadanos de la capital letona (78%) se muestran contrarios a la retirada del monumento a los soldados soviéticos libertadores. De ello dan fe los datos del estudio sociológico llevado a cabo por el centro letón del estudio de la opinión pública (SKDS), según informa el portal informativo local “Delfi”.

A favor de la retirada del monumento se pronunciaron solo un 12% de los encuestados. Entre los que se mostraron contrarios a la retirada del monumento predominan los que tienen el idioma letón como lengua natal (56%) y los rusoparlantes (93%). En total fueron preguntados 803 habitantes de Riga de edades entre los 18 y los 44 años. La encuesta se llevó a cabo entre el 2 de noviembre y 6 de diciembre de 2013.

La anterior encuesta del centro SKDS se celebró en primavera. Entonces a favor de mantener el monumento se pronunciaron el 79% de los habitantes de Riga. Favorables a la conservación y restauración del monumento se pronunciaron un 70% de los ciudadanos letones y 97’5% de los encuestados que no poseen la ciudadanía. Un 13’6% se mostró favorable a su demolición y un 51% se inclinaron por conservarlo en su aspecto actual.

El monumento a los libertadores de Riga fue erigido en memoria a los soldados soviéticos, que lucharon contra los fascistas alemanes por la liberación de la capital letona. Cada 9 de mayo cerca del monumento se llegan a reunir hasta 200 mil personas, para celebrar el Día de la Victoria, que no se celebra oficialmente en la república, ya que de acuerdo a la postura del actual gobierno letón, entre 1940 y 1991, el país estuvo ocupado por la URSS.


El conjunto arquitectónico ha sufrido numerosas agresiones y los nacionalistas locales en numerosas ocasiones han hecho llamamientos a derribarlo. El ministro de defensa de Letonia, Artis Pabriks, declaró que el monumento había “envejecido moralmente” y debía ser retirado. Por su parte el actual presidente Andris Bērziņš, calificó la propuesta de derribarlo  de “inaceptable”.

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