19 de marzo de 2011

Miguel Hernández: El verso hecho martillo



Escrito por S.R.
(A cien años del nacimiento del camarada y poeta Miguel Hernández). Extraído de En Marcha Nº 16. Publicado por Unión Proletaria.

Pocos poetas han sido a un tiempo raíz y flor del pueblo, esencia del pueblo mismo. Y, entre ellos, quizá su más alta expresión sea la de Miguel Hernández, el poeta de Orihuela. El pasado mes de octubre de 2010 celebramos su primer centenario como viento que sigue soplando entre los poros de las gentes explotadas, ruiseñor de las heridas del pueblo, que, pese a tantos silencios y manipulaciones, sigue levantando la voz y los versos del poeta al calor de sus penas y sus luchas.

Sonreídme

Enero de 1936. Miguel Hernández pasea por San Fernando del Jarama (actualmente San Fernando de Henares). Por descuido, va sin su cédula. La Guardia Civil le detiene acusándolo de ladrón o terrorista y lo apalea y encierra sin miramiento. Es necesaria la intervención de Pablo Neruda, entonces cónsul de Chile en España, para que sea liberado. Más tarde, un nutrido grupo de destacados intelectuales (Alberti, Mª Teresa León, Lorca, Neruda, Cossío…) hará público
un comunicado de protesta ante la actitud represora de la Guardia Civil. Aún ensombrece España la mano negra de la derecha cedista (el bienio negro) y Miguel, al salir, se dirige a casa de Rafael Alberti y Mª Teresa León, a los que declara: “Estoy con vosotros. Lo he comprendido todo”. Se afilia entonces al Partido Comunista. Ese mes de enero del 36 fue rico en acontecimientos. Acababa de morir su gran amigo Ramón Sijé y en esos mismos días le escribe la famosa Elegía.
También se está terminando de componer en la imprenta de Manuel Altolaguirre y Concha Méndez "El rayo que no cesa", en el que finalmente entra el poema elegíaco como sentido homenaje al amigo perdido. El libro, una obra fundamental de la poesía española, será editado
en febrero, mes de la victoria del Frente Popular.
El sentir del poeta Miguel Hernández siempre estuvo vinculado a la tierra y sus gentes. Su poesía es desde los primeros momentos una clara expresión de sus vivencias y pasiones. Pero la beata
Orihuela marcó en todo momento un corsé de catolicismo rancio y de estrechez conservadora en sus habitantes. Por eso, sus primeras creaciones rondaban entre lo popular y lo religioso. Pero, en su afán de abrirse camino en el mundo de las letras, con gran esfuerzo, ayuda y pesares, realiza varios viajes a Madrid. En 1935 ya ha logrado abrirse hueco en el ambiente intelectual madrileño y ese nuevo contexto social y político, así como sus nuevas amistades, le abren a otro mundo que no es sólo el de la gran ciudad, más liberal y moderna, sino también el de las mejores esperanzas de la República y, aún más allá, el del sentir revolucionario y proletario. Porque, si
desde sus inicios poéticos de juventud ya Miguel Hernández se muestra sensible al padecer de los pobres y excluidos, ahora las contradicciones de clase y un mayor conocimiento de la lucha política y obrera van a ir despertando la fuerza terrenal de su poesía y la pasión humana de su compromiso hasta romper con su pasado provinciano y filocatólico. Es así como ya en 1935 se produce la ruptura, dolorosa, con el amigo Sijé, que fundara en Orihuela la revista El Gallo
Crisis y orientara a Miguel en sus inicios literarios, prologando incluso su primer libro, "Perito en lunas", editado en Murcia por Ediciones Sudeste en 1931. Después vino la colaboración con "Cruz y Raya", de Bergamín, también católica, pero que implica un distanciamiento de las ideas más reaccionarias.
La República ya le había mostrado sus posibilidades a través de su amistad con Carmen Conde y Antonio Oliver y la Universidad Popular de Cartagena. Y desde Madrid, entre otras actividades, trabaja en las Misiones Pedagógicas con Enrique Azcoaga. Se relaciona con el mundo artístico de la Escuela de Vallecas (Benjamín Palencia, Alberto, Maruja Mallo …). También conoce a Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, María Zambrano y otros. Aunque será su relación con Pablo Neruda y Vicente Aleixandre la que marcará especialmente su giro poético, así como con el poeta comunista argentino Raúl González Tuñón. Su rechazo al mundo religioso quedará claramente definido en el poema Sonreídme: ”Me libré de los templos: sonreídme, / donde me consumía con
tristeza de lámpara / encerrado en el poco aire de los sagrarios”.

El estallido de la guerra y de un corazón

El oleaje transformador que representa la República del Frente Popular es un peligro para los grandes intereses explotadores y caciquiles y pronto el fascismo hace aparecer sus garras mediante el levantamiento militar de Franco y sus secuaces, iniciando la Guerra Civil y la dictadura que enfangó aEspaña en el dolor, la represión y la muerte durante cuarenta años. Miguel Hernández se encuentra en Madrid, pendiente de regresar a su tierra para estar con su novia Josefina Manresa. Y así lo hace, convencido de que el levantamiento es algo que no tendrá mucho futuro. Está pensando incluso en trabajar en Alicante, más cerca de los suyos. El padre de Josefina es Guardia Civil, pero es apreciado por todos los que le conocen, incluido Miguel. Ha sido trasladado a Elda. Y lo que el propio poeta ya temía, se cumple: en el fragor del conflicto, muere tiroteado. Miguel asume entonces el cuidado de los hermanos pequeños de Josefina. Pero el conflicto se recrudece y la represión fascista avanza. Lorca es fusilado en Granada. Y Miguel vuelve a Madrid el 18 de septiembre. La criminal muerte del poeta granadino golpea duramente a Miguel Hernández (“Muere un poeta y la creación se siente / herida y moribunda en las entrañas”). En el convento de la calle Francos Rodríguez de Madrid, habilitado al efecto, se alista en el quinto batallón de voluntarios milicianos, el célebre Quinto Regimiento, organizado por el Partido Comunista. Su ficha de alistamiento queda hoy como prueba de su pertenencia al PC y en ella aparece registrado como mecanógrafo. Su sencillez y su alineamiento decidido con los más humildes le llevan a trabajar desde el principio a pie de tajo, en la trinchera, con quienes sufren. El comienzo de su participación en la guerra será en la defensa de Madrid, en una compañía de zapadores, cavando trincheras en Cubas; luego irá al batallón Acero, en Valdemoro; después, de nuevo Madrid, Pozuelo, Boadilla.

Militancia, combate y poesía

La guerra alteró definitivamente la vida de todos los españoles y la de Miguel Hernández, joven y prometedor poeta, especialmente. Pero también revolucionó su conciencia y su obra creativa. El propio Miguel lo dice en la Nota previa a su Teatro en la guerra: “No había sido hasta ese día un poeta revolucionario en toda la extensión de la palabra y su alma”. Su actividad durante la guerra es muy intensa. Colaborará en publicaciones diversas, desde las prestigiosas revistas "Hora de España y El Mono Azul" (revista de la Alianza de Intelectuales Antifascistas) hasta periódicos y hojas del frente. En noviembre está en Alcalá de Henares, en el batallón de Valentín González, El Campesino, donde conoce al cubano Pablo de la Torriente Brau, comisario político, que le
convierte en comisario de cultura, para desplegar una gran actividad cultural en el frente, con la ayuda del poeta Antonio Aparicio. Pablo De la Torriente cae en combate en diciembre y Miguel le dedicará una sentida elegía (“porque éste es de los muertos que crecen y se agrandan / aunque el tiempo devaste su gigante esqueleto”). La actividad no cesa. Al mismo tiempo, no deja de visitar y atender al gran poeta y amigo Vicente Aleixandre, enfermo, al que le lleva naranjas y se las vuelca en la cama entre risas, quitándoselas él mismo de su propio sustento. El 9 de marzo de 1937 contrae matrimonio civil con Josefina en Orihuela. Fijan su residencia en Cox. El ComandanteVidali, miembro de las Brigadas Internacionales y de la Komintern, le reclama en el frente de Jaén. Tras la luna de miel en Alicante y Albacete, en seguida marchan a Jaén los
dos, donde Miguel realiza tareas del Altavoz del Frente. Aquí nace su gran poema Aceituneros: “Andaluces de Jaén / aceituneros altivos / decidme en el alma, de quién / de quién son
esos olivos”. Días después fallece la madre de Josefina y ésta tiene que volver a Cox. Josefina le anuncia su embarazo y Miguel escribe un poema que será recitado en todos los frentes:
la Canción del esposo soldado (“Nacerá nuestro hijo con el puño cerrado / envuelto en un clamor de victorias y guitarras”). Miguel es destinado al frente de Extremadura, a Castuera (Badajoz), en junio. Y en julio participa en el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. Allí se encuentra lo más destacado y avanzado de la cultura internacional, desde Antonio Machado y muchos otros grandes escritores y poetas españoles hasta Nicolás Guillén, Juan
Marinello, Alejo Carpentier, Pablo Neruda, Ilya Ehrenburg, César Vallejo, González Tuñón, André Malraux… Miguel firma la importante ponencia colectiva sobre el arte comprometido
y la necesidad de que éste no pierda su calidad estética ni su nivel político. Trabaja en su obra Pastor de la muerte. Entre finales de agosto y primeros de septiembre asiste con una delegación al V Festival de Teatro Soviético, en la URSS. En su viaje, quedará decepcionado por la Europa que ve, distanciada del compromiso popular antifascista, mientras que, en cambio, reconocerá
y cantará los grandes logros del socialismo soviético y aprenderá de la excelente riqueza cultural del pueblo bolchevique. Pese a los intencionados intentos de buscar en Miguel un pretendido “desencanto” de la realidad soviética con Stalin, sus artículos (“El comunismo, la experiencia de mi viaje a la URSS me hace afirmar esto firmemente, señala a cada persona: La vida no eres tú solo, que es además el resultado mejor de la unión de tus actividades materiales y espirituales con las mismas actividades de los demás”, escribe en "La URSS y España, fuerzas hermanas") y poemas como Rusia o La fábrica-ciudad muestran todo lo contrario: una firme defensa y reafirmación en las ideas comunistas y revolucionarias, tanto en el terreno social y político como en el artístico. A su regreso, se ha editado "Viento del pueblo", por ediciones del Socorro Rojo Internacional, en Valencia, con fotos que se atribuyen a la fotógrafa mexicana comunista Tina
Modotti. Es un libro capital de la cultura española, ejemplo de enraizamiento de la alta esencia del arte con el sentir del pueblo, muestra de expresión sincera y nada circunstancial, contra lo que quieren hacernos creer lgunos a quienes duele que la alta calidad poética vista proletaria. Su dedicatoria a Vicente Aleixandre es toda una declaración de principios: “Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplando a través de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres más hermosas”. En diciembre es destinado al frente de Aragón, en Teruel. El 19 de diciembre nace su primer hijo, Manuel Ramón. 1938, comienza con la derrota de Teruel y la batalla del Ebro. En abril los facciosos llegan a Vinaroz y la República queda partida en dos. Miguel participa como Comisario de Cultura en Radio Valencia y en la Alianza de Intelectuales Antifascistas. En octubre se desplaza a Cox, donde se encuentran Josefina y su hijo, muy enfermo. Miguel corre a buscar medicinas a Orihuela, pero cuando vuelve al día siguiente
el niño ha muerto, con menos de un año. Poco después vuelve a sus tareas, pero la depresión de Josefina incrementa su propio dolor y un agotamiento excesivo hace que sea enviado a recuperarse a Benicasim, localidad de veraneo de la burguesía que las Brigadas Internacionales han transformado en un complejo hospitalario. Allí conoce a Buero Vallejo, que trabaja para la Jefatura de Sanidad en tareas administrativas y culturales. Descansa unos veinte días y vuelve a la actividad. En estas fechas anda componiendo su siguiente libro, "El hombre acecha", que no llegó a salir de imprenta, a punto de ser editado, por ser destruidos casi todos los ejemplares por los fascistas al entrar éstos en Valencia al final de la guerra, pero del que se salvaron algunas copias que han permitido que sea conocida esta obra que mantiene la exaltación combativa, aunque imprime ya un desgarrado dolor por los efectos de la guerra y un desaliento que se salva con la esperanza y la solidaridad. Escribe también poemas del que será el último libro: el
Cancionero y romancero de ausencias. El 4 de enero de 1939 nace su segundo hijo, Manuel Miguel.

Dolor y prisiones

Al final de la guerra, contra los consejos de Aleixandre y Cossío, Miguel sigue en Madrid hasta el 9 de marzo. Hay una posibilidad de que reciba ayuda en la Embajada de Chile, pero el episodio es confuso y el caso es que no la obtiene. Sale hacia Cox. Con un salvoconducto, acude entonces a Sevilla en busca de una posible ayuda, que no halla. Después intenta el apoyo del poeta y editor Pérez Clotet en Cádiz, pero tampoco lo encuentra. Decide entonces salir de España por Portugal,
pero el país vecino vive bajo la dictadura criminal de Salazar y no es buena solución. Es detenido
y entregado a la Guardia Civil de Rosal de la Frontera, en Huelva. Nuevas palizas, hasta orinar sangre, y traslado a cárceles de Huelva y Sevilla, para ser llevado a continuación, el 15 de mayo, a la cárcel de Torrijos en Madrid. Aquí Miguel intensifica sus cartas buscando la ayuda necesaria para salir libre: a Josefina, a Cossío, a Neruda… El abogado falangista y amigo suyo Juan Bellod, de la dirección de Falange de Valencia, hace un informe favorable. La confusión de esos días, el alto número de detenidos y quizá algunas gestiones de estos amigos, hacen que sea puesto en
libertad el 15 de septiembre. Al parecer, hay un nuevo intento de acogerse a la Embajada de Chile, sin resultados. Pero el poeta es, a decir de sus conocidos, confiado, y toda su entrega y fuerza militante es también todo corazón y confianza en la gente. Piensa además en Josefina, su hijo y el resto de su familia y se desplaza inmediatamente a su Orihuela, esa tierra que quiere y que será trampa y cárcel, nido de odios y sentimientos vengativos y rencorosos: los miserables de siempre nunca le perdonarían su adhesión al pueblo y a la lucha popular. Le ha entregado a
Josefina el cuaderno manuscrito del Cancionero y romancero de ausencias. Posteriormente escribirá más poemas que formarán parte de este libro. Es otra obra cumbre de la lírica,
pero ahora se trata de un poemario íntimo, más personal, en el que recupera y renueva el ritmo y la métrica populares. Apenas días después de llegar a Orihuela es reconocido por
unos individuos que rápidamente actúan para denunciar y detener al poeta, acusándolo de comunista peligroso e incluso de tener que ver con la muerte de José Antonio Primo de
Rivera. Doce días después de salir de la cárcel de Torrijos, y ahora ya identificado, Miguel es encerrado en los sótanos del Seminario de San Miguel de Orihuela, lúgubre prisión de su
propia tierra donde sufre una espantosa hambre y terribles condiciones que no había conocido antes. Dos meses después es trasladado a la cárcel de Conde de Toreno, en Madrid.
Continúa lo que, con gran dosis de humor negro, los propios presos llaman “turismo carcelario”. Es en esta prisión donde recibe noticias de que Josefina apenas come sopa de cebolla
y compone sus famosas y estremecedoras Nanas de la cebolla.
En enero de 1940 un tribunal faccioso le condena a muerte, pena que, tras la petición de una serie de escritores e intelectuales influyentes, a finales de junio será conmutada por la
de treinta años (Franco no quería otro "poeta mártir", al parecer). Buero Vallejo, que coincide aquí preso con el poeta, le hace el magnífico y famoso dibujo. El 22 de septiembre sufre
un nuevo traslado, esta vez a Palencia, donde el frío hará mella en su ya maltratado cuerpo y cogerá una neumonía. Con todo, Miguel realiza allí tareas de organización del Partido Comunista.
Dos meses después, el 28 de noviembre, será trasladado al duro penal de Ocaña, donde enfermará de bronquitis. En la cárcel estudia y ayuda a los demás presos, además de realizar labor política y cultural. Allí mismo, ese mes, recibe un homenaje de los compañeros. También recibe visitas de conocidos para que se "convierta", pero no cede. Y el 29 de junio de 1941 vive su último traslado: al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde sufrirá el tifus y una tuberculosis fatal que acabará con su vida. Pudo haber sido curado, si hubiese sido enviado al sanatorio de Porta-Coeli, para tuberculosos, que había cerca de allí, en Valencia. No quisieron, si antes no renunciaba a sus ideas, a su lucha. Le querían totalmente derrotado, humillado. Pero Miguel
Hernández no iba a malvender su maltrecha salud a cambio de su propia honradez, de la dignidad misma de su pueblo. Le enfermaron y le murieron. Como a Lorca fusilado, como a Machado exiliado y enfermo. Y así, víctima de la barbarie fascista, de la garra más dura y reaccionaria del capital, el 28 de marzo de 1942 fallecía el poeta comunista, ruiseñor del pueblo herido, inmensa voz esperanzada y combativa de los trabajadores y de todos los explotados.

Una abierta ventana

Miguel Hernández es una muestra clara de enraizamiento en el pueblo. Y un exponente de vivo entusiasmo, sencillez, naturalidad. Es también a lo largo de su vida un ejemplo permanente de
constancia, decisión, voluntad, esfuerzo y coherencia. Algo que ahora escasea tanto. La poesía del poeta de Orihuela ha estado acallada, silenciada o ha sido manipulada, no sólo durante el franquismo y su negra noche, sino también después, cuando sólo se le ha querido mostrar como un poeta humano y noble, que también lo fue, pero se ha intentado ocultar su profundo compromiso político, su militancia comunista declarada, su dignidad de combatiente y de hombre del pueblo. El dolor y el sufrimiento no logran echar abajo la lucha y la confianza en el futuro. La mayor lección de Miguel Hernández, desde su compromiso fiel con los explotados, es la
firmeza consecuente y no perder nunca la esperanza en la lucha colectiva, en la fuerza de los oprimidos. La voz de Miguel Hernández ha seguido viva fundamentalmente gracias al esfuerzo de quienes supieron ver en su vida y en su obra un ejemplo de fusión con el pueblo y de entrega al mismo. Asociaciones, organizaciones populares, partidos de izquierda (fundamentalmente de ideología comunista) y, sobre todo, miles de militantes, revolucionarios, poetas y escritores comprometidos, cantores y músicos, obreros, maestros, intelectuales y académicos estudiosos del poeta y, en fin, gentes del pueblo en general, son quienes han hecho suyo ese sentir y han mantenido viva su palabra y su ejemplo. La identificación con el poeta es inmediata, porque es pueblo mismo, de él sale y a él vuelve, transmutado en poesía, voz de vida, amor y muerte, como sus heridas, grito de lucha y de esperanza, abierta ventana y rayo de luz: "Soy una abierta ventana que escucha / por donde ver tenebrosa la vida / Pero hay un rayo de sol en la lucha / que siempre deja la sombra vencida".

Bibliografía de Miguel Hernández

Primeras Ediciones (Por orden cronológico)

Poesía
Perito en lunas. Ed. La Verdad, colección Sudeste. Murcia,
1933.
El rayo que no cesa. Héroe. Madrid, 1936.
Viento del pueblo. Socorro Rojo Internacional. Valencia,
1937.
El hombre acecha. Subsecretaría de propaganda. Valencia,
1939.
Cancionero y romancero de ausencias. (Publicada post
mortem). Edit.Lautaro. Buenos Aires, 1958.

Teatro
Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras. (Auto
sacramental). Revista Cruz y raya, nº 16 a 18. Madrid, 1934.
El torero más valiente. Revista El gallo crisis, nº 3-4.
Orihuela, 1934.
El labrador de más aire. Nuestro Pueblo. Valencia, 1937.
Teatro en la guerra. Nuestro Pueblo. Valencia, 1937.

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